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Domingo, 29 de enero de 2006

MUSICA › LAS PELOTAS CERRO LA TERCERA JORNADA DEL COSQUIN ROCK

Oscuridad luminosa en San Roque

Canciones profundas, liturgia melanco y un show maravilloso para 25 mil personas. Secundaron La Vela Puerca, El Tri e Intoxicados. El reggae también tuvo su noche.

Por Cristian Vitale
Desde Comuna San Roque


“Si no hay más dolor, ya no hay más qué hacer”. Tal vez como pocas, esta frase englobe, con síntesis de poeta, el espíritu dulcemente triste de Las Pelotas. Había pasado casi una hora y media del mejor recital –junto con el de Skay– en lo que va del Cosquín Rock y ellos, que alguna vez devinieron de la estrellada existencia de Sumo, estaban tocando para las estrellas. Porque esos sonidos mágicos, que extreman estados internos, se convirtieron en alimento para el alma de una generación desesperada. Imposible abstraerse de Muchos Mitos y su divina intensidad; mucho menos de ese momento de felicidad en medio de la angustia existencial que deriva de Día Feliz; o de esa simple y bella manera de cantarle al desencanto del amor Bombachitas Rosas–. O del estallido de placer al que se llega con Esperando el milagro. Fueron más de 25 mil las personas, que no quisieron desperdiciar el tiempo en otra cosa que no fuera sumergirse en esa oscuridad luminosa.

El contexto natural, enredado en montañas, agua y malezas, también fue propicio para otros pequeños orgasmos del alma. Shine, shine, shine; Hoy me desperté, Blancanieves en clave power, y la densidad imprevisible de Como se curan las heridas, que motivó la reacción exacta de una rubia hermosa, que andaba por ahí. “Estos pibes me hacen llorar con lágrimas de sangre.” De no haber sido por el manantial de sensaciones vividas durante dos horas y media con el grupo de Sokol y Daffunchio, se podría estar hablando de otros competidores de Skay, Por caso, La Vela Puerca. No es novedad a esta altura, marcar el ascendente que lograron los uruguayos en el rocker argentino medio. Vientos melodiosos, temas arriba –pero con gusto– y el carisma del enano Teysera trasmitiendo su mundo propio al mundo de afuera. Haciendo cargo de su bronca –De atar, Caldo precoz, mediante– a todos los demás. Y dejando el piso calentito para “las pelo”, con Virna Lisi de Sumo.

O de El Tri. Antes que un Pity destemplado le pusiera su cuota de canciones voladas y lindas al festival –Fuego, La Guitarra y dueto antipolicial con la banda de reggae combativo, Resistencia Suburbana–, la banda mexicana empezó a sonar y, de repente, aparecieron Steppenwolf, Credence, Canned Heat y todos los astros juntos del rock rutero. Tan impecable suena que es imposible no preguntarse por qué llegaron tarde a la Argentina –los trajo La Renga hace 7 años y ellos tienen 30–. Así y todo, el grupo de Alex Lora mostró su encuentro con las huestes rockeras criollas. Rock y blues, contundente. Del bueno. Y una recepción a la altura de la propuesta –el vip estaba vacío, lo cual implica un buen parámetro–.

Lora, un showman infatigable y arengador, ofreció el set a Córdoba –“la hermosa república del cuarteto y el Fernet”–, blanqueó la situación de fumo “hola, chamacos, banda de marihuanos”. Llegó con delay a Cromañón y le dedicó Cuando tú no estás –tema versionado por La Covacha– a sus víctimas. Este pionero mexicano del rock callejero, también rindió culto a La Renga “auténticos rocanroleros de la Argentina”, ejecutado la canción que Tete, Chizzo y Tanque –muy presentes en el imaginario de Cosquín– ayudaron a entrar en la Argentina: Triste canción de amor.

Fue noche de covers también. Carajo, que precedió a los chicanos y tomó el escenario después de Las Manos de Filippi, no sólo volvió a su contundencia habitual –luego de la etapa acústica de Electroroto–, sino también tributó a Nirvana con Smells like teen spirit y a The Clash con Should I stay or should I go. Juan Terrenal, buena banda cordobesa, hizo lo propio cerrando el tercer escenario con los ochentosos Boys don’t cry de The Cure y So Lonely, de The Police. El reggae, en su noche especial, corporizó la magia de Bob Marley y Steel Pulse a través de Riddim y Nonpalidece, en un escenario que clausuraron Los Cafres.

La tercera contraluna coscoína, en suma, retornó a su paz habitual. No hubo provocaciones rockers, ni respuestas violentas. Sí goce, almas en llamas, mucho rock y una sensación de angustia movilizante materializada en Las Pelotas. Si no hay más dolor, ¿ya no hay más qué hacer?

Epílogo motoquero

Pappo siempre está. Esta noche, la última de la sexta edición del Cosquín Rock, está destinada a mantenerlo vivo en el imaginario rocker. Encuentro motoquero mediante, Vitico, su hijo Luciano, Alambre González, Juanse, el inoxidable Alejandro Medina y elenco recrearán los clásicos más entrañables del Carpo en el escenario principal. Antes Botafogo, Mississippi, Viticus, Cielo Razzo y Gardelitos. Después, Ratones Paranoicos, Attaque 77 y Jóvenes Pordioseros le agregarán colores –a su manera– a la paleta el que el Carpo dejó inconclusa. En el escenario temático, será hora de heavy con Brujería, Almafuerte, Horcas, Logos, O’Connor y Tren Loco, entre otros.

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Las Pelotas tocó en medio de un clima tranquilo, en el que no hubo provocaciones ni respuestas violentas.
Imagen: Jorge Larrosa
 
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