Viernes, 17 de junio de 2011 | Hoy
MUSICA › LAURA ROS, FEDERICO GIL SOLA Y EL DVD EN VIVO QUE PRESENTAN HOY
Así define la pareja su encuentro musical, en el que confluyen sin conflictos el rock y el folklore, con resultados bien representados en un ciclo con invitados realizado el año pasado. De allí salió el DVD que mostrarán en la cooperativa Garrick.
Por Cristian Vitale
Laura Ros y Federico Gil Solá son pareja, pero no tienen hijos. “Ni juntos ni separados”, aclara él, y zanja el tema de entrada. No tener hijos, claro, no implica no haber concebido algo juntos, no haber engendrado con un poco de cada quien, algo que los identifique como par. Que haga confluir sus individualidades en un punto común. Y fueron músicas: el esperma macho, rockero por esencia, horneado por una adolescencia rabiosa en Estados Unidos, fogueado como baterista de un álgido período en el trayecto de Divididos (1990-1995), resignificado mediante dos discos de excelente factura (Leaving las vergas y La suerte la palabra) y sobrevolado por un hábito constante de melómano compulsivo, conforman la mitad rockera, masculina. La femenina, parte intrínseca de la dualidad, viene del folklore por mandato genético (abuelo y papá Tarragó), va, sin despegarse, hacia otras formas, cuyo registro tangible son los dos discos a la fecha (Del Aire y Buri) y se encuentra con su otro en un gesto de amor. “Nos encontramos en un cruce, en realidad yo estaba viniendo del folklore y yendo hacia otro lado, y él al revés. Fue una intersección natural”, ratifica Ros, y ubica en su eje la manifestación concreta del romance: Federico Gil Solá + Laura Ros, el DVD hecho en pareja que mostrarán esta noche en la cooperativa Garrick (Avellaneda 1359).
–La alquimia entre folklore y rock es lo que determina centralmente el cruce, entonces...
Federico Gil Solá: –Sí, pero siempre tuvimos como guía que no sea algo forzado. Digo, nunca nos sentamos a forzar una cueca-rock, por decirlo así, sino que se dio naturalmente. Me ha pasado de querer hacer un tema a la Iggy Pop, y me sale una chacarera y viceversa, todo el tiempo nos pasa eso.
El DVD es un reflejo condensado del ciclo que los soldó a fuego durante todos los jueves del año pasado en Libario, bar de Palermo. Que, por el solo motor del goce musical, convocó a Peteco Carabajal, el Chango Farías Gómez, Raúl Carnota, Ica Novo, María Volonté, Tito Losavio y Mavi Díaz, entre una larga lista. Y que determinó un recorte de temas (seis de ella, siete de él, más “Génesis”, de Vox Dei; “Sueño infinito”, de Demi Carabajal, y “Baguala para las dos”, de Irupé Tarragó Ros y Cachito Austesuain), aunados por el mojón intermedio que los vincula. “A lo mejor sirve para guiar. Ambos tenemos en común un pensamiento: los Stones están en Inglaterra y hacen la música que ellos inventaron. En cambio, acá tenemos algo que nos diferencia del resto del mundo, que es precisamente la música de acá, y nunca nos corremos de eso”, enmarca la compositora, guitarrista y percusionista de los pelos rubios. “Yo lo puedo comprobar porque cuando vivía en Estados Unidos con mis amigos mirábamos para acá, muy interesados en aspectos que tuvieran que ver con la música argentina. A ver, si vas a escuchar una banda africana no te interesa tanto saber cómo copian a los Stones, sino conocer el aire del lugar, ¿no?”, coincide Solá. “Y con ella va muy bien, porque cuando estamos en casa y se pone a tocar la guitarra, le puede salir un tema de Chico Buarque, un tango, una zamba o de Faith No More, y todo suena a ella, natural. Creo que lo central es no censurarse.”
–¿Quién es el flaco Pini?... la canción “Buscapini” parece remitir a él y además le dedicaron el disco.
F. G. S.: – Un amigo-asistente de la época de Divididos que de repente se murió de cáncer. Un personaje legendario del rock que todo el mundo conocía en Hurlin-gham y que, creo yo, puso en mis manos a este ángel (Laura), porque nos conocimos un mes después de su muerte, en un recital que hicimos para recordarlo.
–El trabajo parece estar motivado por una especie de determinismo emotivo: el flaco Pini, lo que implica ser pareja, vivir juntos y hacer casi lo mismo...
Laura Ros: –Y las increíbles ganas de querer estar por parte de todos los que pasaron por el ciclo, también.
F. G. S.: –Ahí es cuando te das cuenta de la historia, porque cuando hay glamour, digamos, y billete, es más fácil juntarse, pero acá todo se hizo a pulmón. Nunca hubo un mango para nadie, ni para nosotros. Ahí es cuando te das cuenta de la verdad ¿no?, todo el mundo puso todo.
–¿Por qué no empezaron por un disco en estudio?
L. R.: –Hablo por mí: cantar en vivo me produce un placer enorme, inconmensurable, pero cuando grabo tengo que hacer un esfuerzo tremendo para conectar.
F. G. S.: –Igual, te vamos a meter en el estudio porque ahí se puede jugar un montón (risas). A mí, que el disco esté muerto, que la gente no lo compre y todo eso, no me importa. Lo voy a seguir haciendo porque, como buen melómano, me gusta tener la cosa física en la mano. Si después no lo compran, bueno, que se jodan, pero el disco te arma el laburo, te termina un proceso.
–¿Se ubica en el bando de los que se oponen al mundo virtual como vehículo de las músicas?
F. G. S.: –No, pero no es lo mismo. No te da la cosa de terminación y además me gustan los discos, pienso más en términos de discos que de canciones sueltas. Yo sé que vamos a grabar un disco en estudio y no importa cómo se llame. Me gusta la idea de que sea un disco de Laura y sólo resta ver si la puedo convencer de hacerlo como a mí me gustaría escucharla.
–¿También productor?
F. G. S.: – No sé si tanto, pero al menos una oreja de afuera que guíe.
–¿Y un disco solista?
F. G. S.: – No tengo interés por ahora. Ni interés ni tiempo porque, además de tener un montón de alumnos, me gusta tocar mucho en vivo y de hecho estoy tocando la batería en Buenos Aires Negro. Estoy con la cabeza en eso, que me encanta, y no se puede abarcar tanto.
L. R.: –Yo estoy tocando el bajo en un trío que armó Barbi Torres, en el que Javier Casalla toca el violín, y tampoco me sobra tiempo. Tengo un amigo español que me dice por Internet: “¿Pues cuándo duermes tú?”... cuando muera, le respondo. No hay tiempo de más.
–¿La música es un monotema en la vida cotidiana del hogar?
F. G. S.: –Para nada. Siempre tengo que esperar a que se vaya ella para poder escuchar música, porque necesita silencio.
L. S.: –Tal cual... además hay un tema recurrente para ambos: la política.
F. G. S.: –Yo no entiendo a los que dicen que la política no va en la música... eso es hacer política desde un lugar medio choto. Todo es política, y todo es música, también, de algún modo.
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