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Sábado, 27 de abril de 2013

MUSICA › EL ARRANQUE GRABA ESTA NOCHE EN CAFE VINILO SU PRIMER DVD EN VIVO

Una síntesis de los lenguajes tangueros

Tras diecisiete años en los que cosechó premios y giró por todo el mundo, la agrupación sigue teniendo como premisa, según sus integrantes, “aprender, sonar mejor, comunicar más. Y el motor sigue siendo la misma curiosidad que teníamos cuando empezamos”.

 Por Diego Fischerman

El Arranque, partiendo de la línea decareana, reivindica “la mezcla” de estilos.

Si todo nombre es un comienzo, pocos podrían serlo tanto como El Arranque. Algo que empieza pero que, además, lo hace con fuerza, con impulso. Arrancar, en todo caso, no es lo mismo que, simplemente, ponerse en movimiento. Y mucho menos cuando esas palabras provienen, además, del título de un tema de Julio De Caro. Principio y declaración de principios que, en el caso del grupo que lleva ese nombre y que fue fundado hace ya diecisiete años, remite además a una estética y una raigambre. “Nuestro estilo viene de la línea decareana”, dice, por si hiciera falta, Ignacio Varchausky, contrabajista y uno de los fundadores del grupo. Y agrega: “Pero nuestro modelo probablemente sea la orquesta de Gobbi, porque era una orquesta que funcionaba como una síntesis de los estilos existentes. Allí estaba todo y se usaba según lo que conviniera a cada pieza”.

Integrado por Camilo Ferrero en primer bandoneón y arreglos, Marco Antonio Fernández como segundo bandoneón, Guillermo Rubino en primer violín y Gustavo Mulé en segundo, Martín Vázquez en guitarra eléctrica y arreglos, Varchausky en contrabajo, Ariel Rodríguez en piano y arreglos y, como cantante, Juan Pablo Villarreal, El Arranque estuvo presentándose durante los sábados de este mes en Café Vinilo (Gorriti 3780) y concluyen el ciclo hoy con dos presentaciones, a las 21 y a las 23, en que grabarán su primer DVD en vivo. “Lo que mejor nos queda es la mezcla”, dice Varchausky a Página/12, refiriéndose al repertorio que transitan en estas actuaciones. “Incluyendo nuestro disco con temas nuevos, y viendo para atrás, esta posibilidad de alternar, de ir de temas muy clásicos a composiciones propias o a la inclusión de canciones que no provienen del tango, como ‘Críticas’, de Fernando Cabrera, que incorporamos hace poco, es lo que nos hace sentir mejor. En realidad, para este DVD que vamos a grabar decidimos hacer temas nuevos y, por lo menos, un tema de cada uno de nuestros siete discos. Aunque no le pusimos ese nombre, se trata, en algún sentido, de una retrospectiva.” Y Rubino resume: “Sin ponerse muy discursivo, eso es el grupo”.

En la historia de El Arranque, además de premios y hasta una candidatura al Grammy, está el haber actuado en el Lincoln Center junto a Wynton Marsalis y, más cerca, el haber tocado con Kevin Johansen o con Leo Masliah. Y el haberse presentado en escenarios que incluyen el Teatro Chaillot de París, el Auditorium Parco della Musica de Roma, el Kennedy Center de Washington y más de 50 salas en todo Japón. “Hubo un objetivo inicial y lo seguimos teniendo”, afirma el contrabajista. “Queríamos aprender a tocar tango. Y ahora se trata de seguir trabajando para hacerlo cada vez más propio, en el sentido de ir encontrando, dentro del vasto lenguaje del género, dentro de sus amplísimas posibilidades estéticas, cuáles son los elementos que nos quedan bien y de los cuales nos podemos apropiar como para ser nosotros. Mi mayor felicidad es cuando podemos tocar algo que nos divierte y nos estimula, sin necesidad ni obligación ninguna de ser ni modernos, ni tradicionales, ni nada. Simplemente sintiendo placer de hacer la música que amamos.”

El primer violinista reivindica eso que identifica con “una verdad interior”, con “algo que hace un eco en quien escucha”, y que coloca por encima de los estilos o de cualquier cosa, en realidad, que pueda decidirse de antemano. “Incluso por la formación instrumental, que salvo por el agregado de la guitarra eléctrica es la del sexteto de De Caro, esa es nuestra tradición. Pero si nosotros, partiendo de allí, no sintiéramos que llegamos a algo nuestro, a algo bien propio y que queremos comunicar, nos sentiríamos vacíos.” El grupo, eventualmente, se caracteriza también por un cierto inconformismo. Ninguno de sus discos repite con exactitud el esquema del anterior. No permiten que nada se convierta en fórmula y esto es, a veces, a costa de la propia comodidad. “Podríamos seguir haciendo siempre lo mismo y dedicarnos a hacer una gira a Japón por año”, asegura Varchausky. “Podríamos, pero no nos interesa. Nos sentiríamos mal haciéndolo. Preferimos llegar a un ensayo y que alguno de nosotros diga: ‘¿Y si hacemos tal cosa?’. Nos mueve la misma zanahoria que al principio. Aprender. Sonar mejor. Comunicar más. Y el motor sigue siendo la misma curiosidad que teníamos cuando empezamos.”

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