Ramírez, Caballero y Echeverría, “revelaciones provinciales” de los premios Atahualpa.
Imagen: Arnaldo Pampillón.

La charanguista María Laura Caballero, el guitarrista Catriel Ramírez y la cantante Laura Echeverría tienen al menos tres cosas en común: la primera, ser jóvenes exponentes de las buenas nuevas propuestas que se están consolidando en el folklore argentino. La segunda, ser especialmente talentosos, cada uno en lo suyo, lo cual lleva inmediatamente a la tercera coincidencia: los tres resultaron ganadores, en diferentes años, de los premios Atahualpa, que otorgaba el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires a las “revelaciones provinciales” (se trata de un certamen que no se siguió haciendo). El premio ya tomó forma de buenos discos con las ediciones de Desde la misma huella (Caballero), Guitarra dímelo tú (Ramírez) y Por la huella de la tarde (Echeverría), y hoy a las 20.30 serán oficialmente presentados en el teatro Gastón Barral de Uocra Cultura (Rawson 42), con entrada gratuita.

Los discos, editados por Epsa, tuvieron la producción artística de Gustavo “Popi” Spatocco en el caso de Ramírez y de Hernán Pagola y Rubén Segovia para los trabajos de Caballero y Echeverría, e invitados como Teresa Parodi, Liliana Herrero, Abel Pintos, Julia Zenko, Franco Luciani, entre otros. Si bien el lanzamiento de los CD se fue retrasando (tanto que Caballero editó por su cuenta en el medio Charango dímelo tú), los tres artistas coinciden en la importancia de este estímulo para sus carreras, en plena construcción.

Oriunda de General Pico y criada en Pehuajó, María Laura Caballero llegó a Buenos Aires para estudiar Etnomusicología en el Manuel de Falla. Allí, con Rolando Goldman como profesor, cambió la guitarra por el charango y, una vez abierta la carrera de Tango y Música Folklórica, fue la primera egresada en la especialidad charango, con otro referente importante en su formación: Juan Falú. “Tradicionalmente, el charango está asociado a la música andina; lo que me entusiasma es poder reflejar con este instrumento el folklore de todo el país, tomando otras obras y otras regiones, probando cómo suenan”, dice la intérprete, que en este disco grabó, por ejemplo, la chacarera “Zonco querido”, de Pepe Núñez y Juan Falú, o “Campo nomás”, un estilo de Polo Giménez.

El jovencísimo Catriel Ramírez (tiene 22 años) hace rato que pasó de las guitarreadas y peñas de su Lavardén natal, donde estudiaba guitarra cuando era chico con la única profesora del pueblo, a una formación en composición y música contemporánea en la Facultad de Bellas Artes de La Plata (verdadera usina de una parte importante de la nueva creación en el género). “Me encanta la música clásica, la música contemporánea, me encanta el folklore, me interesa componer. Quiero hacer las dos cosas a la par, y considero todo parte de mi formación”, sostiene el guitarrista. Si bien el título del disco y una parte de su repertorio está basado en Atahualpa Yupanqui, Ramírez lo ubica como uno más entre los autores que admira, y entre sus múltiples intereses. Por fuera de su sólida formación académica, otros maestros como Atilio Reynoso forman parte de los referentes actuales de este joven guitarrista.

Más que apegarse a un género en particular, Laura Echeverría se siente definida por su vocación: “A mí me gusta cantar, eso es lo que quiero hacer”, sostiene, y cuenta que la música melódica, las baladas, también está entre sus intereses. Echeverría no siguió estudios formales de canto, aunque sí ha emprendido entrenamientos vocales y viene mostrando lo suyo en diferentes escenas. Y también ganando diferentes concursos, desde representar a La Matanza en la instancia del Pre-Cosquín hasta participar del programa Cantando por un sueño. “Voy tocando diferentes puertas, tantas como sea posible. Yo amo cantar y eso es lo que quiero hacer. Hacia allí voy”, sostiene con seguridad.