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Miércoles, 16 de diciembre de 2015

MUSICA › QUIQUE SINESI PRESENTA SIETE SUEñOS Y FAMILIA EN CIRCE

Inspiración “made in Japan”

El guitarrista publicó dos discos, que aquí se editaron en un mismo CD, motivado por una gira por Japón: les dedicó instrumentales a siete ciudades, y sus sentimientos allí generaron las catorce piezas inspiradas en familiares y músicos a los que admira.

 Por Cristian Vitale

Siete sueños, el título, no le ahorra significantes al disco que nombra. Le hace honor, dicho de otra forma, porque efectivamente se trata de un trabajo de ensueño. Una labor musical íntima, calma, casi un sedante sonoro pleno de texturas y melodías para viajar viajando, o clavado en un lugar. Da igual. “Surgió después de la gira que hicimos por Japón con el Negro Aguirre, en el 2012. Cuando volví a la Argentina sentí que esa gira me había pegado mucho, sobre todo por la cultura de aquel país, por el trato de su gente. De hecho, para escribir las canciones me inspiré en cosas que pasaron durante la gira, gente que conocí en cada ciudad... Fue algo muy fuerte”, enmarca su autor, Quique Sinesi, que mostrará parte de ese material –casi– made in Japan hoy a las 21 en Circe (Córdoba 4335). Siete sueños alude, en efecto, a las siete ciudades que el inspirado y versátil guitarrista recorrió en su gira por ese lar del Lejano Oriente: Himeji (cuya pieza musical bautizó “El camino de la princesa”), Nagoya (“Refugio antiguo y misterioso”); Yamagata (“El aura de la montaña”); Tokio (“Oriente urbano”), Okayama (“Templo de la belleza”), Fukuoka (“Colina de la abundancia”) y Kioto, urbe a la que llamó, en su traspaso a música, “Dimensión ciudad”.

“Fui recordando momentos de esa experiencia única y profunda; cada ciudad, cada paisaje, cada amigo, sensaciones y momentos. Así fue como surgió la necesidad de transformar en música todos esos sentimientos”, desarrolla Sinesi, que le adjuntó a Siete sueños, la edición de otro disco llamado Familia, poblado por catorce piezas –también instrumentales– e inspirado en seres queridos como su madre Aurora, y en músicos como Jim Hall, Paco de Lucia o Hermeto Pascoal. “Familia tiene que ver con el mismo sentimiento, con el hecho de que en Japón sentí algo similar a una familia, y coincidió con un montón de cosas que pasaron, con algunos seres que ya no están”, explica el guitarrista sobre el trabajo que, en su edición argentina, comparte envoltorio con Siete sueños. “En Japón salió como disco doble, pero la edición de acá es en un solo disco”, informa el compositor, a punto de iniciar una nueva gira por horizontes europeos.

–Y se nota que los dos discos están muy cruzados por factores emocionales, tal vez mucho más que trabajos anteriores suyos, más emparentados con lo estético o lo técnico.

–Acuerdo totalmente, porque está compuesto a partir de experiencias vividas en momentos muy lindos y otros que no lo fueron. Cada música está inspirada en algo.

Las inspiraciones que hilan una de las partes (Familia) están precisamente inspiradas en tres faros y referencias clave en el biorritmo estético de Sinesi: Paco de Lucía, Jim Hall y Hermeto Pascoal. “Les puse inspiraciones y son músicas que hice en el estudio teniendo presente a todos ellos. Todo esto me llevó un año de componer y también lo grabé en el estudio como lo iba sintiendo, tema por tema, algunos solo y otros con músicos invitados”, cuenta el guitarrista. “La inspiración dedicada a Jim Hall es porque teníamos una conexión y una amistad profundas, y cuando partió me pegó mucho; la de Hermeto porque es una luz y una alegría siempre presente; y la de Paco de Lucía, porque es una referencia inevitable, cuya partida también me pegó muy fuerte”, explica el ex Alfombra Mágica, que también ha compartido lapsus intensos de su vida musical con Dino Saluzzi, Pablo Ziegler, Marcelo Moguilevsky y Juan Falú, entre muchos otros.

–¿“Melodía de olvido”, el tema que cierra Familia, tiene alguna relación con ellos?

–No necesariamente. Lo hice para una violinista española que conocí hace muchos años y siempre que nos cruzábamos aparecía la idea de hacer algo, pero nunca se daba, hasta que hace un año, mientras yo grababa este disco, ella me llamó, le dije que estaba grabando, y le compuse este tema para que lo toque ella. Se llama así por su nombre, que es Olvido Lanza. Fue un tema que se armó directamente en el estudio, una muy linda experiencia.

–De retorno a los siete sueños: ¿qué relación encuentra entre esas ciudades que intenta describir con músicas y las músicas argentinas que, tanto como el jazz, forjaron su personalidad estética?

–Más que nada, hay temas en los que lo más importante es la melodía. No hay un ritmo determinado, salvo en el tema “Oriente urbano”, que está dedicado a Tokio. Ahí sí hice una pequeña relación rítmica, tal vez inspirado en el movimiento de una ciudad avasallante. Me salió una música medio rioplatense para este tema, una mezcla de candombe y murga. Podría decir algo parecido de “Dimensión ciudad”, la pieza que está dedicada a Kioto, y que tiene un aire de chacarera y jazz: es como una fusión. Pero en el resto de los temas, lo más importante es la melodía. No fui pensando en un determinado ritmo y eso, sino que fui anotándome cosas de cada lugar y dejándome llevar por la música que me surgía en el momento. La idea fue que saliera naturalmente, sin cambiar demasiado eso... como si fuera una foto musical.

–Sin modificar la vivencia inicial.

–La esencia, sí. Tal vez dándole alguna vuelta a las formas, pero sin tocarlas demasiado.

–Entre las piezas donde prima la melodía está “El aura de la montaña”, el tema que dedicó a Yamagata. ¿Podrían profundizar en su historia?

–Es un lugar hermoso que está arriba de una montaña y que tiene una sala muy bella, cuyo escenario da a una ventana que te permite ver la naturaleza, e incluso algunos templos que se ven a lo lejos. Con el aliciente, además, de que hay una gente muy especial, muy atenta, muy cultural. Es un lugar místico que trato de reflejar en la música. El tema empieza con unos armónicos y después hay como un aire litoraleño, que no sabría explicar bien por qué o cómo me surgieron... Salió así, calculo que porque siempre salen elementos de lo nuestro. Pero, insisto, la melodía fue lo que más importancia tuvo en este disco. Es como más universal, digamos.

–Aunque ancle en el Japón, hay una intencionalidad última que es universal.

–Sí, porque dejé que saliera todo de adentro naturalmente, sin premeditación.

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“Dejé que saliera todo de adentro naturalmente, sin premeditación”, afirma Quique Sinesi.
 
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