A contramano de la tendencia general, en esta época en la que las costas uruguayas son visitadas por multitudes de argentinos, hay un uruguayo que insistentemente cada año cruza el Río de la Plata para venir a Buenos Aires a ofrecer lo suyo. Y lo suyo es mucho: Leo Maslíah es autor de 53 discos; más de 30 libros entre novelas, cuentos y poesía; cinco obras de teatro y una ópera, además de composiciones de música de cámara. “Tengo frecuentes rachas de inspiración, ya sea que resulten buenos o malos sus frutos”, cuenta, e inmediatamente aclara que sus musas le son “completamente desconocidas”. “Supongo que deben tener que ver con procesos psicológicos que escapan a mi conciencia”, confiesa el montevideano en la entrevista por correo electrónico de Página/12. El músico presentará su disco Luna sola y su libro El bobo del pueblo hoy y mañana, a las 21, en Café Vinilo (Gorriti 3780).

El método elegido por Maslíah para realizar la entrevista tiene su explicación: “Hay muchas ventajas del lado de que una entrevista para un medio escrito se haga por escrito. No hay que dejarse llevar por la costumbre y menos si es mala”, sostiene el autor de Cansiones barias, Opera, castidad & yogurt diet, Arboles o Textualmente 1, 2 y 3, y libros como Historia transversal de Floreal Menéndez, El lado oscuro de la pelvis y Libretos, entre tantos otros. Y adelanta algunas características de lo que podrá verse (y, más, escucharse) en sus recitales, donde está la promesa de hacer versiones “poco usuales” de hitos musicales populares y clásicos, además de repasar sus producciones anteriores y, claro, Luna sola. “En algunos casos, se trata de interpretar músicas agregándoles letras que les son ajenas... En otros, hago cambios de letras o rearmonizaciones”, detalla escuetamente.

–¿Cómo define a Luna sola y a El bobo del pueblo?

–Me intriga qué puede querer decir “definir” en tu pregunta, ya que las acepciones del verbo que conozco no me parecen aplicables a este contexto. Pero puedo decir que Luna sola es un compendio de mi trabajo cancionístico de los últimos años, que reúne algunas grabaciones en vivo y otras en estudio, y El bobo del pueblo agrupa sobre todo textos cortos (la mayoría son cuentos, pero no todos). Varias cosas del disco fueron grabadas en estudio. Pero no se trata de aportar ni de quitar, sino de reunir lo que tengo ganas de difundir y juntar las cosas que creo que se llevan bien.

El lenguaje es uno de los ejes sobre los que el uruguayo desarrolla su trabajo, sobre todo en los malos entendidos que se producen entre la literalidad y la figuración, que muchas veces funciona como base (tanto adrede como azarosamente) para el humor. “No se trata de algo intencional –advierte Maslíah respecto de este asunto–, pero al hablar o al escribir no puedo evitar detenerme (o a veces perderme) en los escollos que se presentan, y a veces esos escollos acaban tomando el lugar de ‘tema’ que en la idea inicial podía estar ocupado por otra cosa”, escribe.

–¿Y cuáles son sus referentes artísticos? Los que escuchaba y leía de chico y lo movieron a dedicarse a esto.

–Soy reacio al uso de la palabra “referente” con ese sentido. Creo que es algo que surgió en el mundo de la publicidad, donde se parte de la base de que a alguien que trabaja en una agencia no se le puede ocurrir algo original y por eso los creativos de las agencias se acostumbraron a “fundamentar” sus ideas con una referencia a algo artístico que ya tenga reconocimiento público. No estoy diciendo que uses la palabra queriendo decir esto, pero quiero ponerte en antecedentes. Con respecto a la explicación de lo que entendés por “referentes”, pienso que es algo que puede existir o no, pero no es saludable presuponer que exista. Pienso que ese tipo de presuposición fue inventada por el Hollywood de las últimas décadas. Alguien puede dedicarse a cierto tipo de labor porque otro al que admira se dedicaba a ella o por otro tipo de razones completamente distintas.

–En su público porteño hay una idea de un “estilo Maslíah” asociado a cierta parquedad, a un artista minimalista. ¿Ese “estilo” es una búsqueda artística o tiene que ver con cierta timidez?

–No es una búsqueda pero sí una renuncia a la necesidad de “buscar” otra cosa, salvo en casos específicos en que eso es necesario para la vehiculización de cierta obra. Pero, sea yo tímido o no, pienso que eso no tiene nada que ver con el “estilo” de cómo conducirse en un escenario.