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Viernes, 29 de abril de 2016

MUSICA › SUNA ROCHA Y SU DISCO HOMENAJE A RAUL CARNOTA

“Era un artesano de la música”

Suna interpreta a Raúl es un hermoso álbum, el 12º de la cantante, con un detalle sustancial: el tributo a quien fuera su pareja y padre de su hija Guadalupe. “Escuchando sus temas me quedó claro que fue único en la manera de componer, de sorprender musicalmente”, dice.

 Por Cristian Vitale

Los ungió Mercedes Sosa, y así no es difícil arrancar. Corrían tiempos expectantes –primeros años posdictadura– y el nexo fue un grito. El “Grito Santiagueño”, que Raúl Carnota había compuesto y que ella –Mercedes– había incluido en su revelador disco de 1983 Como un pájaro libre. “¿Cómo no lo iba a grabar de nuevo?... era imposible que no esté en este disco. Es una zamba diferente a todas, por cómo está compuesta. La letra habla del grito santiagueño, o sea de la vidala santiagueña, que en otros tiempos era lo último que se cantaba para sacar todo lo de adentro: penas, alegrías y nostalgias”, justifica la otra mujer de esta historia: Suna Rocha, sobre aquella pieza que les abrió la gran puerta de la música a ambos. No solo porque la Negra invitó a la pareja a grabarla, sino porque la tucumana dobló una apuesta que terminó en consagración durante los cuatro Luna Park de 1984. “Nos invitó al primero, la gente dio a entender que nos aceptaba con su aplauso y cuando Mercedes vio eso nos convocó al resto de los recitales... fue algo consagratorio. Hace unos días volví a ver esas imágenes, y me emocioné mucho”, evoca Suna, respecto de uno de los temas infaltables del disco en cuestión (Suna interpreta a Raúl) que la cantora acaba de publicar, Acqua Récords mediante.

“Ya había grabado una versión del grito en Rosa de los vientos (1998), acompañada por Juán Falú, pero ahora me di el gusto con el piano de Eduardo Spinassi”, detalla Suna, nacida hace 68 años en Las Arrias, con su decimosegundo disco bajo el brazo y una connotación especial: el homenaje a quien fuera su pareja y padre de su hija Guadalupe. “La verdad es que quise grabar sus temas, Además, un amigo de La Plata me trajo un cd con toda la obra de Raúl, y la verdad es que siempre supe que era muy músico impresionante... escuchando sus temas me quedó claro que fue único en la manera de componer, de sorprender musicalmente hacia donde iba con su sus melodías, sus juegos armónicos, y su manera tan personal de tocar y cantar fraseando”, justifica Suna, acerca de una decisión que desembocó en versionar doce piezas del músico de Almagro, fallecido en septiembre de 2014. “No solo fue único en su manera de componer, sino también en ponerle a su música de raíz otros aditamentos que no necesariamente tenían que ser folklóricos sino también de jazz o de otros géneros. Tenía otras cosmovisiones musicales”, alaba Suna que, afectada por un virus en sus cuerdas vocales, por ahora no tiene pensado presentar el trabajo en público.

–¿En lo humano lo recuerda igual?

–Humanamente era y fue siempre lo que llaman un buen tipo. Muy querido y respetado, por sus colegas y por su público. Yo sabía que estaba muy enfermo, por mi hija claro, y humanamente sentí mucha pena... era joven aún. Y me doy cuenta que en casi todos los temas está la idea de la muerte o simplemente la palabra muerte. Era muy melancólico él.

Entre tales temas –además del citado “Grito Santiagueño”— Suna eligió varios de los que pedían todos en los conciertos del homenajeado. “Eran las tres de la tarde”, “Gatito de las penas” –que ambos ya habían registrado en Suna Rocha/Raúl Carnota su disco compartido– y la litoraleña, compartida con Jorge Boccanera, “Cantora del vino”, por caso, o esa gema surera llamada “Artesano del silencio”, con la que el más folklórico de los porteños solía abrir sus recitales. “Yo también arranqué con este tema, porqué nunca canté o grabé una milonga del sur, y me gustó hacerla. Se podría decir que Carnota era un artesano de la copla, de la música. Lo he visto componer, y trabajaba mucho la armonía, sin grabar nada. Lo hacía solo con su guitarra”, evoca la cantora que “le echa la culpa” de parte del repertorio a Spinassi, pianista y arreglador del disco. “En realidad, elegí los temas que me gustan, pero algunos me los pidió el maestro Spinassi, un músico impresionante, que debería estar enseñando a las nuevas generaciones. Tiene un swing que, cuando estás cantando acompañada por él, te emociona”, dice Suna, que también se dejó acompañar por la guitarra Carlos Larroque.

–Entre las piezas también figura “La Sixto Violín”, cuya composición Raúl compartió con Jorge Marziali y acá se puede hablar de un doble homenaje. ¿Lo pensó así?

–Y sí, es como un homenaje doble. Yo hice giras con Don Sixto Palavecino, con quién tenía una hermosa amistad. Era un hombre muy montaraz, orgulloso de su condición de quichuista. Hablaba ese idioma sagrado que es su idioma madre. Recuerdo que un día me preguntó: “¿Sunita, de dónde es usted?” y yo le dije “de Las Arrias, departamento de Villa TulumbaCórdoba”. Entonces él se refirió a que esa parte de la provincia había pertenecido a Santiago del Estero, y que cuando Córdoba se la devolviera a Santiago, yo pasaría a ser automáticamente santiagueña (risas). Era un ser increíble, Sixto. Y vuelvo a lo que decía al principio de la vidala, porque es algo que nos une a todos nosotros, que nos identifica. La vidala era lo último. O sea, después que se bailaba chacarera, que se cantaba, que se comía, venía la vidala y su liturgia. Por eso en el “Grito Santiagueño” Carnota canta: “Soy cantor, busco el sol, vidaleando hasta el sueño, mi caja está, enamorada del grito santiagueño”.

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Suna versionó doce piezas de Carnota, fallecido en septiembre de 2014.
 
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