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Miércoles, 28 de febrero de 2007

MUSICA › GUSTAVO SANTAOLALLA DESPUES DEL OSCAR

“Yo pude dejar mi ego de lado y por eso vivo esto con paz”

Para el músico argentino, su segundo premio consecutivo abre otra etapa: “Ahora va a ser más difícil, porque las opciones van a ser muchas más”.

 Por Karina Micheletto

¿Qué hace Gustavo Santaolalla cuando todavía no pasaron 48 horas desde que ganó su segundo Oscar, transformándose en la tercera persona en la historia de estos premios que gana dos años seguidos en la misma categoría? Se va a su estudio para empezar a grabar el nuevo disco de Juanes. Está abonando su mito, se le apunta, ese que dice que no para de trabajar. “No puedo cortar. Ese también es mi trabajo, y lo que me llevó a estar donde estoy. No veo por qué cambiar”, explica desde Los Angeles, además de repetir lo feliz que está y las ganas que tiene de venir a la Argentina. El viaje se concretará el próximo 8 de marzo, cuando llegue como invitado del Festival de Cine de Mar del Plata.

El doble ganador del Oscar había repetido en cuanta nota dio que no tenía la menor chance de ganar, con las estadísticas a mano. Pero también, cuenta ahora, lo rondaban un par de sueños premonitorios, y es creer o reventar. En uno, una de esas chicas que recorren el ring de box en minishorts levantaba un cartón en el que se leía claramente: “WIN”. Otro sueño terminaba con una escena que Santaolalla ahora adjetiva, con una castellanización imposible, como exilarante: juegos artificiales, lluvia de caramelo, luna llena. “Eso lo soñé justo antes del Bafta (el premio que otorga la Academia Británica de Cine, que también ganó), pero en el sueño quedaba claro que se trataba de algo más grande”, cuenta Santaolalla. Por eso habla de cierto feeling que finalmente se cumplió, contra todos los pronósticos.

Lo que pasó en esos minutos después de que Penélope Cruz pronunciara su nombre es algo que Santaolalla recuerda ahora como una película, con un guión a cumplir: “Tuve que tomar aire y manejar dos cosas: primero, la gripe que tenía. Después, que sabía que tenía muy poco tiempo, porque este año pidieron especialmente que los discursos fueran más cortos. De hecho, casi a la mitad de la gente que ganó le cortaron el speech. Así que me apuré mucho para llegar al escenario, para poder meter todo lo que quería meter”. El discurso, que Santaolalla había llevado bien preparado, debía cubrir varios flancos en esos pocos segundos: “Siempre me gusta mencionar algo que tenga que ver con la película, y poder agradecer a cierta gente que es necesario agradecer, porque uno está ahí también por el trabajo de esa gente”, explica el compositor, productor y músico, como quien repasa una tarea ya conocida.

–¿Cómo fue el después de la ceremonia?

–Fue increíble, además cada vez viene más gente a saludar: Spike Lee, Natalie Portman, Forest Whitaker, Sean Penn... Después fuimos como a tres o cuatro fiestas... O cinco... En la última, como a las cinco de la mañana, ya perdí la cuenta.

–¿Qué siente frente al hecho de ser el único ganador por Babel?

–Me desilusionó un poco. Sabíamos que algunas categorías eran muy difíciles, como la de Mejor Actriz de Reparto, porque al tener dos candidatas del mismo film (Adriana Barraza y Rinko Kikuchi), lo más probable era que los votos se dividieran. También era cantado que iba a ganar Scorsese como director, después de 26 años. Pero lo que realmente me desilusionó, y me parece que no fue justo, fue que la Mejor Película fuera para Los infiltrados. Obviamente, es un film superbien hecho, y por un maestro. Pero no deja de ser una remake de una película asiática, un thriller que, para mí, no tenía el peso necesario para el premio. Ese peso sí lo tenía Babel. Pero bueno, al menos quedó representada con el premio a la banda de sonido.

–¿Lo sintió como una responsabilidad?

–No lo pondría en esos términos. Las responsabilidades se asumen en el preciso momento en que uno se involucra con el trabajo, al comienzo, y no al final.

–Junto a su premio se difundió una pelea entre el director Alejandro González Iñárritu y el guionista Guillermo Arriaga. ¿Qué fue lo que ocurrió?

–Sólo voy a decir que, como en los grupos musicales y en los matrimonios, hay momentos en que la gente tiene que tomar caminos separados. Después, hay una carta que algunos firmamos, Gael García Bernal y yo entre otros, y que cualquiera puede leer en Internet. Hasta ahí es hasta donde me quiero meter.

–Con este segundo Oscar se lo llegó a comparar con Gardel. ¿Tuvo tiempo de pensar qué significa en su carrera?

–Que me comparen con Gardel es como el sueño del pibe, o con el Diego: yo lo tenía superpresente la noche de los premios, porque para mí es como una inspiración. Soy consciente de que ganar dos veces seguidas es histórico, y estoy muy feliz de que me ocurra en este momento de mi vida. Si esto me pasaba quince años atrás, a lo mejor hasta me hacía mal. Hoy por hoy lo puedo ver de otra manera, con unos cuantos logros en mi cintura: un Globo de Oro, once Grammies, los Gardel, los Konex... y ahora los dos Oscar. Yo no trabajé solamente en mi música, también pude dejar mi ego de lado para ayudar a que se conozca el talento de mucha gente. Por eso ahora puedo vivir todo esto con esa paz interior que se logra con los años y el camino recorrido.

–Pero sabrá que hay puertas concretas que a partir de ahora se van a empezar a abrir.

–Es una gran exposición, por supuesto. Hay mucha gente que ahora va a querer conocer lo que hago, o va a sentir curiosidad. Pero, al final del día, va a ser lo mismo: saber elegir por dónde seguir. Sólo que ahora va a ser más difícil, porque las opciones van a ser muchas más.

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“Si esto me pasaba quince años atrás, a lo mejor hasta me hacía mal”, confiesa Santaolalla.
 
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