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Jueves, 15 de mayo de 2008

CINE › LA ARGENTINA S.O.S. EX, DE ANDRéS TAMBORNINO

Cuatro almas a la deriva

En su debut en el largometraje, el montajista de Pizza, birra, faso y Una novia errante consigue hacer lucir natural al cuarteto de ex novios que, tras una tormenta, quedan librados a su suerte –y sus sentimientos– en el Río de la Plata.

 Por Juan Pablo Cinelli

Andrés Tambornino tiene una carrera dentro de lo que se ha establecido hace un tiempo como Nuevo Cine Argentino: montajista en el film que tal vez significó el nacimiento de esta generación, la recordada Pizza, birra, faso, de la pareja Stagnaro/ Caetano, cumplió el mismo rol en otras películas, incluyendo la reciente Una novia errante, de Ana Katz. Director de arte en Mundo grúa, de Trapero, y compañero de primeras armas de Rodrigo Moreno y Ulises Rosell, Tambornino llega finalmente a su primer largo con S.O.S. ex. La mención curricular no es gratuita: el film comparte muchos códigos con varias películas del Nuevo Cine, como la necesidad de recurrir a un escenario aséptico de influencias externas –un velero extraviado en el Río de la Plata después de una tormenta–, que permite a los conflictos contenidos de los protagonistas comenzar a fermentar, hasta que se los puede intuir al límite del desborde.

La primera escena deja claras dos cosas: el Puma (Pablo Ribba) tiene problemas con el alcohol y, aunque está en pareja, sigue obsesionado con Marina (Camila Toker), una antigua novia. Una mañana de resaca, su amigo el Chino –que es chino de verdad, o algo así (el actor de ascendencia oriental Chang Sung Kim)– le propone un paseo en velero por el río. Pero también irá Tatiana (Ana Celentano), reciente ex pareja del Chino, y el Puma querrá declinar la invitación, pero su amigo le jura que con ella ya no pasa nada, y por fin acepta. Será el Chino quien insista para que también la invite a Marina. Durante el paseo, la relación recién terminada de Tatiana y el Chino da muestras de haberse enfriado bastante antes; en cambio, Marina debe ponerle límites al Puma: ella le confiará más tarde a Tatiana que el Puma vive caliente como un chico y que por eso lo dejó. Un novio no debe ser un hijo. Ya a la tardecita encararán el regreso, pero un Pampero los sorprende a río abierto y cuando amaine habrán perdido el rumbo.

El director ha sabido aprovechar sus herramientas. Consigue que su elenco luzca casi siempre natural y espontáneo, aun limitado casi a ese único escenario flotante en la inmensidad del río, que parece contagiarles su fragilidad y sus vaivenes. Los protagonistas son empujados a conversaciones secretas; a oídas de rebote, a la insistencia por detalles explícitos que acaban por tejer entre ellos una red de libido y sentimientos contenidos. Y cuando cada deseo parezca destinado a ser carne de sublimación, las barreras ceden por fin y el borbotón de heridas abiertas se hace incontenible. Las máscaras irán cayendo hasta que sólo quedan cuatro personas solas, vulnerables (y vulnerados), necesitándose unos a otros. Los rubros técnicos ayudan a potenciar la sensación de abandono a los elementos: la secuencia de la tormenta es un buen ejemplo de eso, y una gran muestra de pericia conjunta. Si algo se le puede objetar a S.O.S. ex es justamente su título innecesariamente ligero, más apropiado para alguna de las ideas de Rodolfo Ledo.

6-S.O.S. EX

Argentina, 2008.

Dirección, guión y montaje: Andrés Tambornino.

Fotografía: Iván Grodz.

Arte: Mariela Ripodas.

Sonido: Santiago Furmagalli.

Intérpretes: Camila Toker, Chang Sung Kim, Pablo Ribba y Ana Celentano.

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Los rubros técnicos ayudan a potenciar la sensación de abandono a los elementos.
 
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