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Jueves, 12 de agosto de 2010

CINE › EL úLTIMO MAESTRO DEL AIRE, LO NUEVO DE M. NIGHT SHYAMALAN

Un mundo dominado por los cuatro elementos

 Por Horacio Bernades

Por lo que lleva recaudado en su primer mes de exhibición en Estados Unidos, daría la impresión de que El último maestro del aire no va a perder plata. Sumándole lo recaudado en el resto del mundo, hasta puede terminar ganando algo. Eso debería bastarles a los productores de la nueva película de M. Night Shyamalan para dar la vuelta olímpica: El último maestro del aire es la clase de superproducción elefantiásica que en nueve de cada diez casos da por resultado un ruidoso fracaso. Con un presupuesto estimado en 150 millones de dólares, grandes planos en exóticos exteriores, ejércitos de extras, efectos digitales y un 3D agregado, según dicen, después del rodaje, la película del decaído ex joven maravilla de Sexto sentido es un himno a la desproporción. Desproporción entre tanto gasto y tanta pobreza. Pobreza de ideas, de innovación, de talento. Incluso de una mínima pizca de humor, de diversión, de entretenimiento en suma.

El último maestro del aire es la versión con actores de Avatar, el conocidísimo dibujo animado del canal Nickelodeon. Que fue pensada como saga en tres partes lo anuncia un cartel inicial, lo confirma la estructura general y lo refrenda el final, que deja todo servido para una continuación. ¿Se animará la Fox a producir la segunda y tercera partes, las comprimirá en una sola, cancelará el proyecto disimuladamente? En los próximos meses se sabrá. Por el momento, aquí está El último maestro del aire, prioritariamente apuntada al público infantil-preadolescente y con el Avatar del título original convenientemente seccionado, por culpa del megafenómeno homónimo. Estrenada en Argentina con copias dobladas y algunas subtituladas, el guión –después de atrocidades como La dama del agua, Night Shyamalan sigue considerándose apto para esa tarea– imagina un mundo dominado por los cuatro elementos. Dos chicos del reino del Agua ayudan a Aang, pequeño maestro de Aire, a reconquistar su condición de elegido o Avatar. Para ello deberán atravesar los cuatro reinos y enfrentar a los ejércitos de Fuego, que sojuzgan a los demás.

Hay viajes, fantasía, batallas, orientalismo, coreografías (no muy lucidas) de artes marciales, tai chi, reyes vestidos como romanos, monjes budistas, sabiduría de autoayuda, animales fabulosos (pocos: uno grandote y peludo, que parece salido de Donde viven los monstruos, uno al que podría llamarse “lemur-ciélago”, un dragón sabio que instruye a Aang desde una caverna oscura), efectos asombrosos. Efectos líquidos, sobre todo: aguas que se elevan, giran, vuelan, se condensan como hielo o forman torbellinos. Lo que no hay es sentido de maravilla o de aventura. Parecería no haber ni siquiera deseo de filmar, de parte del propio Shyamalan, de los actores y hasta de los técnicos. Como si todos supieran, sospecharan o intuyeran que We’re Only in It for the Money, como alguna vez proclamó Frank Zappa. La duda es, en tal caso, si the money cerrará esta vez, o ni siquiera eso.

4-EL ULTIMO MAESTRO DEL AIRE

The Last Airbender. EE.UU, 2010

Dirección y guión: M. Night Shyamalan.

Fotografía: Andrew Lesnie.

Intérpretes: Noah Ringer, Dev Patel, Nicolas Pelts, Jackson Rathbone, Shaun Toub y Cliff Curtis

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El último... tiene un presupuesto de 150 millones de dólares.
 
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