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Jueves, 8 de septiembre de 2011

CINE › COMIENZA EL 36º TORONTO INTERNATIONAL FILM FESTIVAL

Canadá tiene rock and roll

From the Sky Down, el documental de Davis Guggenheim sobre esa cumbre en la carrera de U2 que fue Achtung Baby, abre hoy un encuentro cinematográfico que les pelea el protagonismo a los grandes encuentros clásicos de Europa.

 Por Luciano Monteagudo

Desde Toronto

Berlín, Cannes y Venecia siguen siendo las divas, las venerables estrellas europeas del circuito de festivales. Pero de este lado del Atlántico, el único que no sólo les da batalla, sino que muchas veces los relega –aunque no tenga competencia oficial–, es el Toronto International Film Festival. A los 36 años, el TIFF está en plena forma: en la edición pasada inauguró una nueva, imponente sede propia (que alimenta con retrospectivas y estrenos de calidad todo el año) y cada septiembre se convierte en un imán para la industria y la prensa cinematográfica del mundo. Es más, buena parte de los acreditados de la Mostra de Venecia, que culmina este domingo, salieron antes del Lido para llegar a tiempo a la apertura de Toronto. Que es hoy, en el inmenso Roy Thompson Hall, con el estreno mundial de From the Sky Down, el documental de Davis Guggenheim (ganador del Oscar por La verdad incómoda) que reconstruye el proceso creativo que llevó a los integrantes de U2 a editar en 1991 su famoso Achtung Baby, grabado en Berlín bajo el influjo de la caída del Muro. La película –que forma parte de una inmensa movida promocional para relanzar el disco en su vigésimo aniversario– promete backstages inéditos del grupo en Berlín y en Dublín, donde se completó la grabación, más entrevistas actuales con Bono y compañía, que por supuesto prometen acaparar esta noche, en vivo, todos los flashes de la ciudad.

Para probar que será una edición particularmente rockera (y particularmente argentina, con nada menos que 17 títulos), el TIFF recibe a Pearl Jam para acompañar la exhibición de Twenty, repaso de la trayectoria de la banda liderada por Eddie Vedder. La película de Cameron Crowe (realizador rocker por excelencia: fue columnista estrella de la Rolling Stone y director de Vida de solteros y Casi famosos) se podrá ver a partir del 20 en Buenos Aires en la cadena Showcase, pero hay otros títulos en Toronto que van a tardar un poco más. Por ejemplo, Neil Young Life, documental de Jonathan Demme (El silencio de los inocentes) sobre la actuación del cantautor en el Massey Hall de Toronto y su viaje por la región de Ontario en mayo, durante la gira de presentación del disco Le Noise. Y se verá también The Love We Make, registro del mítico realizador Albert Maysles (Gimme Shelter) sobre la preparación del concierto que Paul McCartney ofreció en Nueva York en octubre de 2001 como homenaje a las víctimas de las Torres Gemelas.

Pero a no confundirse. Pese a tanta música, Toronto sigue siendo un festival de cine y, en sus 17 secciones, tiene para todos los gustos. Las Galas y las Special Presentations son ideales para lucir ricos y famosos en la alfombra roja. Y la lista de invitados no se queda corta: Catherine Deneuve, Isabelle Huppert, Charlotte Rampling, George Clooney, Brad Pitt, Clive Owen, Madonna, Freida Pinto, Glenn Close, Philip Seymour Hoffman, Rachel Weisz, Ryan Gosling, Salma Hayek, Viggo Mortensen, Woody Harrelson...

Estas secciones también sirven como trampolín en la carrera hacia el Oscar, en la que ya están anotadas varias que se estrenan en el TIFF: A Dangerous Method, del local David Cronenberg, sobre Freud (Viggo Mortensen), Jung (Michael Fassbender) y la tercera en cuestión, Sabina S. (Keira Knightley); The Descendants, de Alexander Payne, con George Clooney; The Ides of March, dirigida y protagonizada por Clooney; Peace, Love & Misunderstanding, de Bruce Beresford, con Jane Fonda, y W. E., un drama de época en la línea de El discurso del rey, sobre la mujer plebeya del duque de Windsor. ¿La directora? Créase o no, Madonna.

El empalagoso olor a pochoclo es omnipresente en Toronto, donde en casi todas sus salas (salvo el venerable Elgin, un teatro que es tesoro nacional) es consumido en cantidades industriales. Para contrarrestar sus efectos, el TIFF tiene otras secciones: Masters reúne los nuevos films del ruso Alexander Sokurov (Faust), la belga Chantal Ackerman (La Folie Almayer), el japonés Kore-Eda Hirokazu (Kiseki) y casi todos los grandes títulos que en mayo estuvieron en Cannes: Le Havre, de Aki Kaurismäki; Le Gamin au vélo, de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne; Once Upon A Time in Anatolia, de Nuri Bilge Ceylan; Hors Satan, de Bruno Dumont, y Restless, de Gus Van Sant.

En busca del mejor cine de autor también se puede armar una sección “Perlas del Lido”, integrada por algunos de los títulos y cineastas más llamativos de la Mostra de Venecia, todavía en curso. En distintas secciones se pueden encontrar en el TIFF Terraferma, de Emanuele Crialese; Un été brûlant, de Phili-ppe Garrel; Dark Horse, de Todd Solondz; Himizu, de Sion Sono; Shame, de Steve McQueen, y Cut, de Amir Naderi, entre otros. El cine documental tiene su propio apartado, Real to Reel, donde aparecen, liderando el lote, Into the Abyss, de Werner Herzog; Crazy Horse, de Frederick Wiseman; Duch, Master of the Forges of Hell, de Rithy Panh; Comic-Con: Episode IV-A Fan’s Hope, de Morgan Spurlock, y Sarah Palin-You Betcha!, de Nick Broomfield. Y perdida en medio de las más de 300 películas de Toronto figura además Twixt, la nueva película de Francis Ford Coppola, protagonizada por dos que parecen volver del más remoto más allá, Val Kilmer y Bruce Dern.

En Toronto los días deberían tener 48 horas.

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El documental retrata el modo en que la caída del Muro influyó en el disco que grababan los irlandeses.
 
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