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Martes, 14 de agosto de 2012

CINE › KO NAKAHIRA EN LA LUGONES

Japonés rebelde

“Descubriendo a Ko Nakahira” se titula el ciclo que desde hoy y hasta el miércoles 29 de agosto se desarrollará en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avda. Corrientes 1530), con el auspicio y la colaboración del Centro Cultural e Informativo de la Embajada del Japón.

La retrospectiva está compuesta por quince largometrajes absolutamente inéditos en nuestro país, en copias nuevas en 35mm enviadas especialmente desde Tokio por The Japan Foundation.

Realizador tan ecléctico como talentoso, Ko Nakahira (1926-1978) tuvo un aprendizaje tradicional en los estudios nipones Shochiku y Nikkatsu, donde asistió en diversos roles a cineastas de la talla de Keisuke Kinoshita, Akira Kurosawa y Kaneto Shindo. Su ópera prima, Frutos locos (foto), estrenada en el año 1956, revolucionó al cine japonés, adelantando en algunos años varias de las obsesiones temáticas de la futura Nueva Ola japonesa. Luego del éxito de ese film, uno de los primeros en una serie de largometrajes centrados en relatos iniciáticos con adolescentes como protagonistas absolutos, Nakahira supo dejar su impronta personal en una filmografía que incluye una extensa lista de melodramas, films de acción, policiales, comedias populares y dramas sociales.

Con la excepción de Frutos locos, film que ha recibido críticas laudatorias en diversos festivales y muestras internacionales, la obra de este realizador inquieto y provocador es virtualmente desconocida no sólo en Argentina sino en todo el Hemisferio Occidental. “Descubriendo a Ko Nakahira” ofrece por primera vez en la historia una muestra retrospectiva de su obra fuera de Japón.

El ciclo arranca hoy precisamente con Frutos locos (1956), el retrato de la revolución sexual de la juventud en el Japón de posguerra, un film tan exitoso como controvertido. Yujiro Ishihara, uno de los jóvenes actores del film y hermano del autor de la novela original, se transformaría años más tarde en una súper estrella del cine nipón y volvería a trabajar bajo las órdenes de Nakahira en más de una oportunidad. Haciendo mención a una escena de enorme franqueza sexual para la época, el crítico de cine y futuro cineasta Nagisa Oshima observó que “en el sonido de esa pollera desgarrándose, los espectadores sensibles podían oír el llamado de una gaviota anunciando una nueva era en el cine japonés”.

Mañana se verá Tormenta de verano, tercer largometraje de Nakahira –uno de los cuatro que realizaría en el año 1956–, que disecciona las pasiones amorosas de la juventud japonesa de posguerra, donde el deseo, el odio y la rebelión se transforman en fuerzas de gran poder destructivo. El jueves va Tentación (1957), un retrato multigeneracional, y les siguen El desliz de la virtud (1957), basado en una de las novelas más populares de Yukio Mishima, publicada algunos meses antes del estreno del film; Las cuatro estaciones del amor (1958) y Alas escarlata (1958), con Yujiro Ishihara, llamado en su momento “el Elvis Presley japonés”. Programación completa, horarios y más información en www.complejoteatral.gob.ar

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