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Sábado, 7 de junio de 2014

CINE › MONIKA TREUT Y EL FESTIVAL LGBTIQ ASTERISCO, QUE CULMINA MAÑANA

Pantallas para generar una apertura

La cineasta alemana, integrante del jurado de la competencia de largometrajes, cuenta su propia experiencia y el rol que vienen a cumplir los festivales como el que termina mañana. Hoy podrá verse una retrospectiva de sus películas.

 Por Oscar Ranzani

La cineasta alemana Monika Treut es miembro del jurado de la competencia de largometrajes del Festival Internacional de Cine Lgbtiq Asterisco, que concluye mañana. Comparte la responsabilidad de premiar a la película ganadora junto al director argentino Martín Rejtman y la productora y periodista brasileña Suzy Capó. Nacida en 1954 en Düsseldorf, Treut fundó Hyena Filmproduktion junto a Elfi Mikesch. Desde los ’80 se dedica a escribir, producir y dirigir films que no sólo abordan el tema de la diversidad sexual. Y desde 2001 es considerada una importante activista en el ámbito político y social. Paralelamente a elegirla como jurado, el Festival Asterisco está presentando una retrospectiva de su obra, de la que podrán verse entre hoy y mañana domingo tres de sus largometrajes. Treut ha recorrido el mundo con sus películas, que fueron programadas en distintas muestras. Por eso, cuando habla sobre el abordaje del cine sobre diversidad sexual de acuerdo con cada geografía, no se olvida de sus orígenes como cineasta: “Cuando empecé a filmar, hace treinta años, Estados Unidos era la vanguardia y Europa venía detrás. Ahora encuentro que cambió, porque Estados Unidos no es la principal vanguardia: hay menos experimentación y está enfocado al entretenimiento y lo comercial. Yo veo más la vanguardia en los países de Europa del Este con nuevas producciones, donde el paisaje cambió bastante”, explica en diálogo con Página/12.

Hoy a las 18 en el Cine Gaumont podrá verse Las malas conductas, que cuenta la situación de cuatro mujeres que han sido desclasadas por la sociedad, pero también por el feminismo mainstream. A las 22.30 se exhibirá Virgin Machine en la Enerc (Moreno 1199): Dorothee viaja de Alemania a San Francisco en búsqueda de su madre perdida y de una cura contra la enfermedad del desamor. Instalada en el barrio de Tenderloin, se dedica a pasear y a espiar los bizarros rituales sexuales de sus vecinos. Y cuando conoce a Ramona, a la encantadora y bohemia Dominique y a una boletera de un strip-show de chicas llamada Susie Sexpert, se embarca en una serie de aventuras de autodescubrimiento y diversión. Finalmente, mañana a las 21 –también en la Enerc– será el turno de Gendernauts: ubicada en el contexto del fin del milenio en California, Gendernauts es un viaje de la mano de la “Diosa del Cyberespacio” Sandy Stone, directora del ACTLab de la Universidad de Texas, a través de distintos casos. Se trata de una película de cyborgs, de gente que modifica sus cuerpos y mentes usando nuevas tecnologías, con especial foco en mujeres biológicas que usan testosterona.

–¿Cree que, a través del cine, se puede informar sobre temas de identidad sexual que no salen generalmente en los medios de comunicación?

–Los temas de Lgbtiq hace quince años vienen cambiando. Las películas de diversidad sexual están muy cerca de las comunidades. Veinte años atrás era imposible mostrar a una mujer fuera de su sexo biológico. Y los medios de comunicación tomaron el tema recién 20 o 25 años después.

–¿El cine puede ser una forma de autodescubrimiento en materia sexual?

–En mi caso, los primeros dos o tres films que realicé, sí. Pero no sólo se habla de sexualidad en mis películas. También hablo de los fenómenos interculturales. Viví la mitad de mi vida en Europa y la otra en Estados Unidos. Las experiencias culturales a partir de mi vivencia tanto en Europa como en Estados Unidos cambiaron mis películas. En esas experiencias de vida encontré muchas diferencias en la manera de hablar de la sexualidad.

–¿Como cuáles?

–Por ejemplo, en Estados Unidos la importancia de la familia es diferente respecto de Alemania. En el país americano hay mucha más diversidad por los inmigrantes, mientras que en mi país las familias son más homogéneas.

–¿El cine también puede colaborar a contrarrestar la estigmatización que hay en algunos países?

–No una película, pero los festivales sí contribuyen a contrarrestar la estigmatización. Los festivales ponen estos temas en la sociedad. Permiten el intercambio de los temas de la comunidad con la sociedad en general y, entonces, abren y liberan el tema. De esta manera ayudan a desestigmatizar.

–¿Permiten lograr también una mayor inclusión?

–Es muy importante tener festivales como éste. La gente puede ver una cultura que ha crecido en treinta años y que es parte de una cultura más amplia e internacional. No sólo es importante para la comunidad LGBT sino para todo el mundo, para que todas las personas puedan ver películas y conocer este tema.

–Su ópera prima Seduction. The Cruel Woman, sobre el Marqués de Sade, despertó polémica en los ’80. ¿Cambió en su país el machismo que reinaba en la comunidad cinematográfica? ¿Le costó ser aceptada en el medio?

–Sí, al principio era como una extranjera. La comunidad de cine en Alemania era heterosexual y homofóbica en esos años. Hay excepciones, pero en general era así. Esa fue la razón por la que dejé Alemania y me fui a Nueva York.

–¿Y cómo es en la actualidad? ¿La mujer es más aceptada en el medio cinematográfico alemán?

–Sí, cambió mucho. Estamos hablando de treinta años atrás. Ahora es mucho más abierta.

–¿Qué opinión tiene sobre el respeto a la diversidad sexual en la Argentina, con leyes pioneras de Matrimonio Igualitario y de Identidad de Género?

–Hay más progreso en la Argentina que en Francia y en Alemania. Es maravilloso que tengan estas leyes.

–¿Cómo es la situación en su país respecto de esto?

–Hay una ley antidiscriminatoria. Por ejemplo, si dos personas gays quieren alquilar un departamento, el dueño no puede decir que no. Tienen derecho a casarse, aunque no es la misma situación que para los heterosexuales. Es difícil adoptar niños para las parejas homosexuales. Hay problemas legales en torno de las herencias, tampoco hay una igualdad respecto de la seguridad social.

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“Hay más progreso en la Argentina que en Francia y Alemania. Es maravilloso que tengan estas leyes.”
Imagen: Pablo Piovano
 
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