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Sábado, 27 de septiembre de 2014

CINE › REFUGIADO, DE DIEGO LERMAN, SE LUCIO EN SAN SEBASTIAN

Un gigantesco fuera de campo

La nueva película del director argentino, con un estupendo protagónico de Julieta Díaz, aborda el tema de la mujer golpeada sin mostrar ni una vez al golpeador en escena. Hoy se conocerán los premios de la Competencia Oficial y Horizontes Latinos.

 Por Horacio Bernades

Desde San Sebastián

Con la tardía presentación de Refugiado, de Diego Lerman, se completa la invasión argentina a San Sebastián. Integrada por diez películas, la flota criolla contó con un film en Competencia Internacional (Aire libre, de Anahí Berneri, que no fue recibida con entusiasmo desbordante por el público local), una en Perlas de Otros Festivales (Relatos salvajes, que continuó aquí su arrasadora marcha, incluyendo ya a periodistas españoles que lucen remeras de merchandising de la película) y el resto en Horizontes Latinos, sección que sobre un total de catorce concursantes fue copada (la mitad más uno) por el cine patrio. ¿Premios? Parece estar difícil para la película de Berneri, Relatos salvajes podría ganar el del público y en Horizontes Latinos, Refugiado no carece precisamente de posibilidades. Hoy se verá. A la noche es el anuncio de la premiación, en la gala que se celebra en la gigantesca sala del Kursaal.

Presentada con buena repercusión en la Quincena de los Realizadores de Cannes y con estreno anunciado en Buenos Aires para dentro de un mes, Refugiado representa una llamativa recuperación para Diego Lerman, tras las calculadas e impersonales Mientras tanto (2006) y La mirada invisible (2010). Filmada con fondos del más diverso origen (desde Polonia hasta Colombia, pasando por la inevitable Francia) y declarada de Interés Cultural por la Legislatura porteña, la película de Lerman aborda el tema de la mujer golpeada sin mostrar ni una vez al golpeador en escena. El film entero es un gigantesco fuera de campo, con una inmejorable Julieta Díaz y su hijo Matías (el debutante Sebastián Molinaro, candidato a ganar todos los premios-revelación habidos y por haber) huyendo sin parar, para que el monstruo no los alcance.

Trabajada mayormente en planos cortos, pero sin abusar de ellos, Refugiado transmite una sensación de urgencia, una intensidad física y emocional, que no aparecían en los dos films previos del realizador. En la presentación aquí en San Sebastián, Lerman aportó un dato significativo: prefirió no escribir el final hasta poco antes de filmarlo, para que la película no quedara “cerrada” antes de tiempo. Esa bienvenida apertura se siente en la propia puesta en escena.

Un desastre inexplicable y una de las películas más sólidas cerraron la Competencia Oficial. El desastre se presenta fuera de concurso. Aun así, que se la haya incluido en la sección de cabecera del festival sólo puede atribuirse a que su director es el catalán Isaki Lacuesta, cuyas últimas películas fueron todas parte de ella. Es como si a algún empleado de programación se le hubiera quedado el dedo apretado en el botón de “programar”, debajo del nombre del realizador. Que no es precisamente ningún mediocre, como bien lo demuestran las anteriores La leyenda del tiempo (premiada en el Bafici 2006) o Los pasos dobles, que pudo verse en la edición 2012 del festival porteño. El tema es que Lacuesta es un magnífico autor de no ficción, pero la cosa se le complica cuando se mete en la ficción. Eso ya se advertía en Los conjurados (2009), aquélla sobre las luchas intestinas en un grupo guerrillero argentino imaginario, en medio de la selva y a mediados de los ’60.

Pero Murieron por encima de sus posibilidades es lisa y llanamente el acabose. Por lo visto, el Dr. Isaki Hyde decidió tirar todo tapujo por la ventana y pedirle a Jekyll Lacuesta que se encargue, seguramente a cambio de una paga estimable, de una comedia de esas que suelen llamarse “populares”. Esto es: una mal escrita, mal filmada, mal actuada, totalmente carente de gracia, de ritmo, de timing, de alguna clase de inteligencia. Algo tan comprensible como una entrega de la saga Bañeros filmada por Tsai Ming-liang. Con Federico Luppi, Norma Aleandro, Susú Pecoraro, Diego Peretti y Sebastián Lamothe en el elenco, eso sí. O sus equivalentes: José Sacristán, Angela Molina, Imanol Arias, Emma Suárez, Eduard Fernández, Ariadna Gil, Sergi López y siguen las firmas. El mayor éxito de taquilla en toda la historia del cine español es Ocho apellidos vascos, que acaba de bajar de cartel, tras varios meses en la cima. Según dicen, se trata de una comedia de las llamadas “populares”. ¿Apunta Murieron por encima... a seguir sus pasos? ¿Lo logrará? Pronto se sabrá. ¿Habrá que esperar mucho por el regreso del Dr. Isaki Hyde? Sólo Robert Louis Stevenson podría decirlo.

La buena de Competencia Internacional es la francesa Vie sauvage, de Cédric Kahn. Basada en un caso real, parece una película fuera de época, en tanto sus protagonistas lo parecen. Se trata de un matrimonio hippón, con tres hijos. Es verdad que el punto de vista es bastante misógino: Nora, que cuando se conocieron quería una vida más salvaje, abandona a Paco (el actor y director Mathieu Kassovitz), intentando llevarse a los hijos, porque quiere dejar el camino (viven en una casa rodante) y aburguesarse. Si se acepta esa toma de partido se estará frente a un film que narra de modo crudo y directo, sin florituras, la resistencia del padre ante el sistema judicial entero, que por principio está de acuerdo en que los hijos queden al cuidado de la madre (curiosamente, el mismo tema del documental argentino Borrando a papá, que viene haciendo tanto ruido incluso antes de su estreno). Los chicos quieren irse con papá y se van nomás, a pastorear cabras y vivir en comunidad. Hasta que llega la adolescencia y el mayor de ellos decide que no está tan de acuerdo con esa clase de vida. Es verdad que pensándola un poco, la toma de partido de Vie sauvage es por lo menos incómoda, pero la película es lo suficientemente convincente como para que ese a priori cobre toda su dimensión sólo a posteriori.

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Julieta Díaz y Sebastián Molinaro, madre e hijo escondidos del monstruo, para que no los alcance.
 
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