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Jueves, 7 de abril de 2016

CINE

La butaca que baila

Debutaron con el estreno de Batman vs. Superman y ahora vuelven al ataque con El libro de la selva, en dos salas de los cines Hoyts Abasto y Cinemark Malvinas. Se llaman D-BOX y son butacas que se mueven al compás de las imágenes, gracias a un motor incorporado, sincronizado con la acción de la película. Si salta un tigre, como aquí, la butaca pegará un respingo. Si se produce una estampida de búfalos, habrá una serie de sacudimientos. Si se recorre un bucólico paisaje la butaca se hamacará suavemente, y en algunas ocasiones también se moverá un poco sin que se sepa muy bien por qué. La buena noticia es que el efecto puede apagarse apretando un botoncito. La mala, que estas butacas son más caras. Si el espectador siente algo parecido a como si le estuvieran pateando la butaca o se hallara en medio de una turbulencia aérea, puede regular la intensidad: hay tres niveles distintos. La técnica, que apunta a convertir las salas de cine en sucursales de Disneylandia, existe en Estados Unidos desde 2009, y los más veteranos recordarán que algo semejante se probó ya hace 40 años, para el estreno de Terremoto. Se lo conoció con el nombre de Sensurround, y duró la infinidad de cuatro años.

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