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Domingo, 26 de noviembre de 2006

CINE › DEBATE CON ECOLOGISTAS SOBRE EL FILM “LA VERDAD INCOMODA”

“Hay mucho maquillaje verde”

Convocados por Página/12, cuatro activistas de Greenpeace vieron en función privada la película La verdad incómoda y analizan las vías disponibles para concientizar desde el show y cómo puede leerse este documental desde la Argentina.

Llegan a la cita con el entusiasmo que produce hablar del tema en el que activan: militan en Greenpeace y esperan ansiosos el encuentro con La verdad incómoda, el documental con el protagónico absoluto del ex presidente estadounidense Al Gore, en formato de conferencia filmada sobre el aumento del calentamiento global. Gore explica sin puntero pero con el mismo espíritu didáctico del maestro ciruela, y revisa el PowerPoint lleno de cuadros sinópticos, constituido como gurú anticipador de lo que podría ocurrir el día después de mañana y, ante todo, poseedor de soluciones. Toda eminencia del quehacer ecológico será nombrada como mi amigo. Los temas, tras la función privada, son variados: desde el nacimiento de un maquillaje verde que redime a empresarios y políticos hasta los mejores modos de concientizar desde el espectáculo. ¿Sienten decepción o euforia?

Su juicio es ambiguo, vacilante, pero convoca al debate de ideas; ¿acaso es poco? Juan Casavelos (coordinador de campaña de Energía y Clima) y los activistas Gonzalo Strano, Natalia Bogado y Oscar Barrionuevo querrían, tal vez, una mayor profundidad en la mención de problemas locales; justifican la falta de rostros a cambio de números (“porque ya se ve demasiado dolor en el noticiero”, dicen); hablan de política, empresas y peligro inminente pero, sobre todo, de cómo se combinan la persuasión y el interés dramático en una película sin el punch de Super Size Me, de Morgan Spurlock, o Fahrenheit 9/11, de Michael Moore, expresiones de documental vivencial y crítico, sin la contractura de la clase magistral que se ve en la película de Davis Guggenheim y que protagoniza Gore.

Contrasta a simple vista el perfil acartonado de la exposición del político, que respeta el cliché norteamericano reinante en corporaciones, con la creatividad de las performances de Greenpeace, una de las cuales consagró recientemente a la reina de Gualeguaychú Evangelina Carrozzo. ¿Atenta el formato standard contra la advertencia climática? “Saca el tema del ámbito científico –rescata Juan Casavelos–, más allá de los diez que siempre estamos discutiendo sobre lo mismo. Y nosotros también usamos muchísimo el formato de ‘la conferencia’, más de lo que la gente cree, con menor trascendencia que Evangelina Carrozzo en la Convención de Viena. Pero para llegar a Evangelina antes presentamos un plan de producción limpia en el Congreso, en las Cámaras de Papel... Ojalá esas situaciones se hubieran transformado en una película...”.

–¿Acaso la estructura de exposición en PowerPoint no es menos potente para transmitir ideas que la adrenalina de El día después de mañana?

Natalia Bogado: –El día... pudo haber generado un descreimiento, porque cualquier persona que observe semejante cataclismo pensará que están exagerando, que la catástrofe no va a ocurrir. Estas son proyecciones científicas, posibles, que están ocurriendo, y que hacen que las personas se puedan sentir más golpeadas que por una película calificada como ciencia ficción.

Gonzalo Strano: –Lo importante es que te van mostrando qué ocurre por tal y cual cosa. No es un estado de situación posterior al problema...

Juan Casavelos: –El día... trata sobre una de las consecuencias del cambio climático, pero es ciencia ficción.

Oscar Barrionuevo: - Este es un documental basado en estudios y en hechos. Lo otro es ficción, y hay una gran diferencia entre lo que está avalado científicamente y lo que no.

–La ficción también puede servir para concientizar...

G. S.: –La situación de ciencia ficción de El día... está implícita en que suceda en un día; no en los hechos en sí. La verdad incómoda está diciendo que “de seguir así, en los próximos 70 años puede pasar esto”.

O. B.: –El ejemplo de la rana que se ve en la película es claro: si la metés en el agua al natural y la vas calentando despacito se va aclimatando, se acostumbra y se queda. Pero si decís que en un día pasa todo es un cambio increíblemente grande...

La cuestión, tras esta función privada, es poner en cuestión la tan en boga fórmula del maquillaje verde, extensible a la petrolera que recicla botellas pero no retira sus plantas de las márgenes de aguas poluidas y hasta al programa masivo Bailando por un sueño III, que reviste de compromiso las guerras de vedettes con la dupla de la argentina y el uruguayo unidos a pesar del malhumor. En medio del bullicio, la mención a las papeleras, ¿lava culpas? ¿Qué usos hace el show de la ecología? La tendencia, desde la película Erin Brokovich (con Julia Roberts reclutando vecinos contra fábricas contaminantes) a la actual La verdad... es personalizar en héroes redentores, cabezas iluminadas que –como enfatiza Gore– se habrían dado cuenta antes que el resto. ¿Es el nacimiento del nuevo hombre concientizado, estadista panregional, separado de la coyuntura por estar pensando a largo plazo? ¿O es la excusa ideal para devolver al juego competitivo a los que salieron hace un tiempo?

Aquí la plataforma política se disfraza detrás de términos abstractos y omite lo esencial: la complicidad con los aparatos de poder, que Gore denuncia, durante la presidencia de Bill Clinton. La verdad... podría ser leída como la crónica de un arrepentido (que formó parte del problema mientras todo se agravaba). “En realidad Gore ha sido el más ecologista de los funcionarios de las administraciones de Estados Unidos”, exculpa Casavelos. “Participó en la negociación de la incorporación al Protocolo de Kioto, en la discusión por el agujero de ozono y el cambio climático. Pero estar en la vicepresidencia no es tan fácil como estar afuera para difundir todo esto. Aunque es cierto que Clinton se fue sin ratificar ese Protocolo.”

–Desde los usos que le da la política hasta su inclusión en el programa de Tinelli, ¿la ecología aporta un maquillaje verde?

J. C.: –Es algo que se da con frecuencia no sólo en el ámbito político sino en el ámbito empresarial, donde el green makeup sirve a las empresas que contaminan y que toman acciones supuestamente ecologistas de mucho menor impacto. Las petroleras, grandes responsables de contaminación, tienen programas de reciclado de botellas para obtener ese maquillaje verde.

G. S.: –Hay que considerar que Gore menciona el accidente de su hijo como la vía que le permitió hacer una toma de conciencia.

N. B.: –Además él estuvo relacionado con Matt Groening haciendo una movida ecológica desde Los Simpson; no es tan reciente. En la posmodernidad a la gente todo le entra por los ojos, y La verdad incómoda está tan bien armada visualmente y es tan didáctica en su explicación que sirve.

–¿Creen que hubiera sido importante separar los contenidos ecológicos de la plataforma partidaria?

J. C.: –El tenía que hacer mención a su aceptación de la decisión de la Corte Suprema que le da la victoria a Bush para poner el foco en los responsables políticos de lo que está sucediendo...

– Pero, por momentos, La verdad... parece el armado calculado de una plataforma para ser votado...

J. C.: –Si es así, no está mal...

G. S.: –Hay mucha gente que hace sólo eso. Por lo menos Gore lo hace y también habla de cambio climático.

N. B.: –Es como los famosos que ganan fama haciendo obras de caridad. Robbie Williams lo dijo: “No soy caritativo ni buena persona; dono plata porque al menos hago eso y de paso gano fama”. Es muy sincero en la exposición y aporta datos reveladores.

J. C.: –De todos modos es bastante personalista... En algún momento él dice que hay mucha gente laburando en eso, pero que él pudo ver el problema desde muy joven. Habría que haber aclarado que muchas organizaciones también lo hicieron...

–Gore se construye cinematográficamente como líder mundial de la salvación planetaria...

N. B.: –El cáncer de la hermana, el accidente del hijo aportan a lo buen líder, moralmente comprometido, que él sería como político...

J. C.: –Dice que es amigo de buena parte de los científicos que aportan la información dura de todo esto. Y hay una enorme cantidad de gente trabajando en esto, lo más granado del mundo científico no es mencionado...

O. B.: –Aun si lo tomamos como algo negativo, el resultado final lo vale. Podés separar lo uno de lo otro y rescatar lo positivo...

–En el final se lee Cómprese un auto no contaminante, ¿eso convierte a La verdad incómoda vista desde la Argentina en un grotesco?

O. B.: –Sólo en el final de la película hay una mención a la conveniencia de comprar un auto no contaminante. No es un aspecto central.

G. S.: –La decisión del cambio climático tiene que partir de una decisión política.

N. B.: –Estados Unidos es completamente autorreferencial. Todo lo miran en torno de ellos, lo bueno y lo malo. Así es como en El día después de mañana o en Día de la Independencia fueron los encargados de salvar al mundo... Y en este caso también se deja entrever que toda la responsabilidad la tiene Estados Unidos.

J. C.: –No sé si eso está mal; de hecho es así. Pero faltaría aclarar que Sudamérica es uno de los lugares del mundo en que más se van a sentir las repercusiones del cambio climático.

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“Faltaría aclarar que Sudamérica es uno de los lugares en que más se van a sentir las repercusiones del cambio climático.”
Imagen: Bernardino Avila
 
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