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Martes, 22 de diciembre de 2009

PLASTICA › RETROSPECTIVA DE JUAN PABLO RENZI (1940-1992) EN LA FUNDACIóN OSDE

Una razón ampliada y compleja

Juan Pablo Renzi fue un modelo de artista cuya obra, a pesar de su muerte prematura, experimentó extraordinarias mutaciones y cambios a lo largo de su carrera. La actual retrospectiva es una perfecta ocasión para acercarse a una obra imperdible.

 Por Fabián Lebenglik

En el Espacio de Arte de la Fundación OSDE se está exhibiendo una extraordinaria retrospectiva de Juan Pablo Renzi (Casilda, Santa Fe, 1940- Buenos Aires, 1992), curada por la directora de este Espacio, María Teresa Constantin (MTC), con la asistencia de Xil Buffone.

La última antología retrospectiva sobre el artista, en Buenos Aires, había sido el homenaje que se organizó en la Fundación San Telmo, al año siguiente de su muerte, que incluía obra desde 1976 hasta 1992. Cinco años después se organizó otra retrospectiva, en el Centro Cultural Parque de España, de Rosario. De modo que luego de más de diez años (dieciséis para el público porteño), es muy oportuno y necesario poner nuevamente en circulación un cuerpo de obra tan bello y lúcido como el que produjo Renzi desde la década del sesenta hasta su muerte, temprana, a los 51 años.

Y en el caso particular de este artista, con una obra prematuramente concluida, no es lo mismo ver un grupo de trabajos de cierta etapa que confrontar cada uno de los capítulos de su obra. Porque Renzi es un modelo de artista y de intelectual, que continuamente ponía en crisis sus propias ideas para avanzar críticamente hacia nuevos desafíos. Su obra es muy cambiante y traza fuertes contrastes, sobre todo formalmente, a lo largo de cada período.

Y cada uno de esos períodos funcionan en un complejo sistema de relaciones, estrechas y al mismo tiempo interdependientes, que conectan la obra con la política, la sociedad, la cultura y especialmente con las artes visuales. Sincronías complejas, como las razones que están detrás de este cuerpo de obra. Por eso el subtítulo de la exposición es, precisamente, “La razón compleja”.

Según MTC, esta frase que subtitula la muestra “fue pensada a partir de declaraciones realizadas por Juan Pablo Renzi en las que señalaba: ‘Creo en una razón mucho más compleja que de alguna manera comprende todos los mecanismos del pensamiento, que no descarta zonas instintivas, afectivas e inconscientes’”.

La exposición abarca desde las obras de los primeros años sesenta hasta las que realizó poco antes de morir. Y tiene el plus de que aquí se reconstruye obra conceptual de Renzi, para cuya realización se siguieron las instrucciones y planos del artista, hasta sus explicaciones sobre cómo debían ser montadas.

Juan Pablo Renzi se formó en la Escuela Municipal de Bellas Artes de Pergamino, donde estudió dibujo y pintura con Gustavo Cochet. Desde 1960 hasta 1966 estudió con Juan Grela, en Rosario. Trabajó como diseñador gráfico y dio clases de pintura en la Escuela de la Cárcova.

A comienzos de los sesenta pinta un conjunto de cuadros expresionistas de gran tamaño (algunos de los cuales forman parte de esta retrospectiva), en los que da cuenta, a su modo, de las derivaciones expansivas de los expresionismos europeo y norteamericano.

En la segunda mitad de los sesenta comienza un período de obra conceptual. Como escribe Xil Buffone en el catálogo: “Concretamente los bastidores se desplazan desde las paredes hacia el piso y el techo de la sala”. [...] “la pintura cumple con el ciclo natural de desmaterialización del agua: será sólida, líquida y gaseosa...”

Con esta comparación, el texto remite a la serie que Renzi tituló “Representaciones sólidas del agua y otros fluidos”.

A través de su obra –instalaciones, estructuras, retículas, formas diversas, que contienen, miden, señalan o teorizan sobre, por ejemplo, el aire y el agua–, Renzi cuestiona la percepción, cuantifica el entorno, pone en valor la cotidianidad y juega con la lógica.

Lleva adelante en Rosario la primera obra de acción, con el Asalto a la conferencia de Romero Brest y participa de “Tucumán Arde”.

Entre 1968 y 1975 abandona las artes visuales, aunque participa con obras de protesta política en ciertas exposiciones internacionales.

Se muda a Buenos Aires y su obra juega con las convenciones del realismo. Se trata de una investigación –muy bien representada en la exposición– acerca de la relación entre las convenciones del realismo y la realidad, en la que el artista se “recluye” durante casi toda la dictadura. Estas series llegan al límite con el conjunto de sus “Inventarios” y con la pintura Interior del loco, donde hace estallar un breve repertorio de imágenes de objetos cotidianos que le servían de pretexto pictórico a lo largo de la serie realista. Este capítulo queda clausurado en 1981.

En 1982 la “razón compleja” de Renzi libera el gesto pictórico en sus telas, expande la figuración y pinta obras especialmente intensas y apasionadas, manteniendo un sutil control compositivo sobre el supuesto caos de colores y formas. Así, el artista define la percepción como el efecto de la interacción entre forma y color.

En este período que continúa hasta 1990, Renzi siempre tiene presente la historia del arte, una genealogía posible de la pintura, a través de citas múltiples, en todos los niveles de la obra.

Según escribe la curadora, “La cita atraviesa toda la obra de Renzi y es un recurso utilizado ante diferentes problemas: recurre a Schiavoni como reafirmación crítica frente a las enseñanzas de Grela; cuestiona el arte conceptual recuperando los géneros de la tradición, o apela a la cita cuando le interesa ejercitarse en determinados aspectos puramente plásticos”. Lacámera, Grela, Schiavoni, Musto, Berni, Fontana; Kandinsky, Malevich, Klee, Marc son algunos de los maestros citados. Tradición y vanguardia, en una dialéctica que le sirve para desarrollar su propia obra, o refugiarse, tomar aire, criticar, avanzar, según sea el caso.

Cuando se desata el vértigo neoconservador de fines de los años ochenta con el menemato, Juan Pablo Renzi veía la necesidad de buscar afinidades artísticas y estéticas con colegas y discípulos, para hacer una vez más lo que venía haciendo desde los años sesenta: tomar posición desde el arte respecto de las discusiones del momento. Participa entonces de una serie de exposiciones grupales y colectivas, como fue, entre otras, “La conquista”, con un conjunto enorme de artistas consagrados y nuevos. A través de su trabajo, reflexiona sobre la puesta en crisis de los paradigmas científicos, políticos y estéticos, buscando siempre la incidencia del arte en las demás esferas del conocimiento, a través de un arte crítico.

Una autobiografía sumaria

En el tramo final de la autobiografía transcripta en el catálogo, el propio Renzi describe sumariamente la última etapa de su carrera:

“En 1982 obtuve el Premio de Honor Prilidiano Pueyrredón y el Premio Mención al Artista del Año, otorgado por la Asociación de Críticos de Arte. De aquí en adelante, seguí desarrollando esta línea iniciada en 1981, aumentando la independencia con respecto al referente figurativo, intensificando el gesto, el color, la mancha y la libertad con la materia. De este momento son los paisajes de ‘La guerra de los pájaros’, mis homenajes a Der Blaue Raiter y especialmente las obras de mi envío a la XXVIII Bienal de San Pablo en 1985. En estos trabajos volví a tomar, como tema central, objetos de la vida cotidiana (tazas, copas, tenedores, brochas de afeitar, etcétera), realizados muy sumariamente, a los brochazos, acentuando el carácter expresionista y dramático de la luz y el color.”

“En mis pinturas y objetos de 1986 a la actualidad, este expresionismo se ha atenuado, está mucho más contenido, dejando el protagonismo a los contrapuntos formales, de color, texturas y de estilos. Espacios donde confrontan iconografías sencillas con símbolos convencionales y con formas puramente imaginativas e inventadas. En estas últimas obras, que expuse en Galería Ruth Benzacar, en Buenos Aires, en 1988 y en la Bienal de Cuenca, Ecuador, en 1989, creo haber conjugado mis pulsiones temperamentales con mis gustos por la forma y el concepto, en una imagen variada y mutante, que me reconcilia con las búsquedas clásicas del arte moderno.”

(Retrospectiva de Juan Pablo Renzi, hasta el 13 de febrero, en el Espacio de Arte de la Fundación OSDE, Suipacha 658, primer piso.)

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