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Martes, 14 de marzo de 2006

PLASTICA › GEGO: “ENTRE LA TRANSPARENCIA Y LO INVISIBLE”, EN EL MALBA

Dibujos que van del papel al espacio

Hoy se inaugura una muestra de la artista venezolana de origen alemán Gego (Gertrud Goldschmidt), con dibujos en papel y dibujos sin papel. Una entrevista con la curadora.

 Por Fabián Lebenglik

La muestra de Gego que hoy a las 19 se inaugura en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Figueroa Alcorta 3415) está organizada por The Museum of Fine Arts de Houston, EE.UU., con la colaboración de la Fundación Gego de Caracas, Venezuela. Se trata de la primera muestra monográfica de esta artista realizada en la Argentina, donde se exhibe casi un centenar de obras que van desde la década del cincuenta hasta los últimos trabajos de los años ’80 y ’90.

Gego (Gertrud Goldschmidt) nació en Hamburgo, Alemania, en 1912, y murió en Caracas, Venezuela, en 1994. Estudió Ingeniería y Arquitectura y, debido al avance del nazismo, se exilió en Venezuela a fines de la década del ’30, donde trabajó como arquitecta y diseñadora industrial. A comienzos de los años ’50 comenzó a experimentar con acuarelas, dibujos y grabados. Hacia mediados de la década produce obra en contrapunto con el cinetismo de Jesús Rafael Soto. En 1959 y 1960 vive en Estados Unidos, donde afianza sus técnicas y realiza estructuras de acero soldado. A fines de los ’60 termina los murales para el Instituto Nacional de Cooperación Educativa e instala en el Museo de Bellas Artes de Caracas la primera versión de Reticulárea, una estructura-telaraña ambiental construida con varillas muy delgadas de acero. A mediados de los años ’70 produce sus primeros dibujos sin papel, estructuras con alambres suspendidas en el espacio. La obra de Gego logró mayor reconocimiento fuera de Venezuela en la década del 90 y especialmente a partir de la muerte de la artista, formando parte de grandes bienales y muestras monográficas en museos internacionales.

La exposición del Malba, curada por Mari Carmen Ramírez, incluye tintas, aguatintas, litografías, libros, monotipos, acuarelas y sus célebres dibujos sin papel. Esta muestra es una variante de la organizada en Houston en septiembre del 2005 y luego de su presentación en Buenos Aires, partirá hacia la Biblioteca Luis Angel Arango de Bogotá y posteriormente al Drawing Center de Nueva York.

Página/12 entrevistó durante el montaje de la exhibición a Mari Carmen Ramírez, una de las más respetadas curadoras de arte latinoamericano. El año pasado fue seleccionada por la revista Time como una de las veinticinco personalidades hispanas más influyentes de los Estados Unidos. Dirige el International Center for the Arts of the Americas del Museo de Bellas Artes de Houston, donde trabaja como curadora.

–¿Cuál es el enfoque de la exposición?

–Conviene aclarar que la muestra del Malba no se trata de una antológica, ni de una retrospectiva, ni de una exploración sistemática de su obra, como sí se hizo en el Museo de Bellas Artes de Caracas en el año 2000 o en el Museo de Bellas Artes de Houston en el 2002. Tampoco abordamos un recorrido cronológico: lo que aquí buscamos es un diálogo entre los dibujos en papel y los dibujos sin papel. Es una exposición focalizada en el tema de la transparencia en la obra de Gego.

–¿Cuándo decidió Gego dedicarse a las artes visuales?

–Ella decide convertirse en artista a los cuarenta años. Su decisión es relativamente tardía: la toma a mediados de la década del cincuenta. Debemos tener en cuenta que en Alemania había realizado sus estudios de ingeniería y arquitectura, en la Escuela Técnica de Stuttgart. Es decir: no se formó en una escuela de arte ni fue a la Bauhaus. Se exilia en Venezuela en 1939 por el avance del nacionalsocialismo y muchos años después toma la decisión de dedicarse al arte, en parte por la insistencia del diseñador gráfico, artista y docente Gerd Leufert, que luego será su marido y que sí conocía la Bauhaus.

–Su ensayo sobre Gego para el catálogo de la exposición comienza citando a Klee. ¿Cuál es la relación de Gego con Klee?

–Yo lo tomo como uno de los puntos de partida de Gego, cuando Klee decía en su “Confesión creativa” de 1920: “El arte no reproduce lo visible, sino que lo hace visible”. Son varios los puntos de contacto: por ejemplo lo que en Klee son líneas que tienden a la formas antropomórficas, en Gego también está presente aunque de un modo aún más abstracto. Las primeras búsquedas de Gego acerca de la transparencia relacional encuentran un posible referente en el paradigma artístico y teórico de Paul Klee. Klee le asignó un lugar preponderante a la línea como proyección gráfica del pensamiento o como elemento clave para mediar la relación entre el hombre y la naturaleza.

–La influencia de las vanguardias históricas y del constructivismo, ¿también pueden pensarse como punto de partida?

–Esa influencia no es explícita, ni ella toma posturas programáticas. Sí conoció a través de Leufert las experiencias de la Bauhaus, pero ella no teorizaba. Dialogaba con otros artistas, tal como lo hizo, por ejemplo, con la obra de Joseph Albers durante la década del sesenta. En todo caso habría una relación indirecta con cierta herencia del constructivismo, como sucedió con otras artistas más o menos contemporáneas, como Agnes Martin, Eva Hesse o Lygia Clark.

–También se puede pensar la relación con lo femenino.

–Sí. De un modo indirecto podemos hablar de su obra en relación con hacer palpable lo femenino por la vía de los materiales, del tejido, de los hilos...

–¿Cómo fue la recepción de la obra de Gego al comienzo?

–Abordar la obra de Gego resultaba muy complejo en las décadas del 50 al 70. Por otra parte, ella no hablaba bien el español, no buscaba promoverse, era introvertida y dejaba las cuestiones interpretativas a la crítica. De modo que su obra permaneció callada, encerrada, porque ella no daba explicaciones.

–Tal vez la obra en papel se tuviera como “menor”.

–Es posible. Aunque sus dibujos en papel tienen carácter autónomo. En muchos casos, a lo largo de la historia de la escultura, los dibujos tuvieron un carácter preparatorio, de boceto. En Gego no es así. Con el dibujo ella plantea problemas, entre planos y espacios, a través de “capas”, de “camadas”. Hay allí retículas, grillas, colores, transparencias, imbricaciones, espacios infinitos.

–Entre los dibujos y las estructuras de alambre hay una zona intermedia.

–La obra de Gego va del plano artificial, bidimensional, a la tridimensionalidad. El dibujo plano sugiere transparencia y tridimensionalidad. Allí aparece lo que yo llamo la “dimensión intermedia” de la obra de Gego. En ella siempre hay un enfoque que va de la dos a las tres dimensiones, porque trabaja entre la transparencia y lo invisible. Y de allí va a esa zona de intermediación. Esa es tensión la que ella investiga con su obra.

–¿Cuándo comenzó Gego a pensar el tema de la transparencia?

–Desde sus primeros trabajos abordó la cuestión. Del mismo modo que cuando comenzó a realizar obra en volumen nunca aceptó que se hable de “escultura”, sí de “estructura”, por su particular relación con el espacio. En ella no resulta operativo pensar la obra en sincronía, porque es un proceso. Desde los años ’50 hasta los ’90 va y vuelve sobre los mismos temas. Es un desarrollo continuo que comienza en un momento y retoma muchos años después. Y como la transparencia pertenece a la índole física del arte, lo invisible que le sirve de soporte pertenece al campo de la metafísica y del cosmos. Se trata finalmente de una obra abstracta que aboga por el vínculo último entre el sujeto y el universo.

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Dibujo sin papel, 1987, de Gego. Alambre, etcétera.
 
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