Martes, 26 de marzo de 2013 | Hoy
PLASTICA
Por Neia Cunegatto *
Alberto Cedrón, artista plástico, fue uno de los pilares de la vanguardia porteña entre los años ’60 y mediados de los ’70. La situación política y social argentina le impusieron el exilio, por lo que su recorrido aquí quedó trunco.
Descendiente de italianos y españoles, ya de niño trabajó junto a sus hermanos en una fábrica de cerámica donde también lo hacía su padre, quien era mecánico e inventor. El “Clan de los hermanos Cedrón”, además de Alberto, estaba constituido por Rosita, poetisa; Billy, actor y pintor; El Tigre, cineasta; El Cholo, arquitecto; y El Tata, músico. Cada uno de ellos dejó un impacto personal en su actividad artística, pero son también incontables los proyectos compartidos entre los hermanos, que cruzaron herramientas y recursos de expresión creativa.
La constante búsqueda de soluciones de Alberto Cedrón en el campo de las artes plásticas hizo que se desempeñara como dibujante, pintor, escultor, ceramista, grabador y muralista. Las contingencias históricas y personales lo llevaron a varios países: Paraguay, Brasil, Estados Unidos, España, Venezuela, Francia, Italia y Portugal fueron algunas de sus moradas. En todos ellos ha dejado una huella contundente en murales, esculturas y pinturas que se hallan en museos y colecciones particulares.
En Portugal, país en el que vivió durante quince años, Alberto Cedrón hizo, para la Fundación Berardo, entre otros encargos, tres grandes murales en cerámica que suman un total de cuatrocientos cincuenta metros cuadrados.
En Buenos Aires se puede ver lo revolucionario que era para su época si se contempla lo que queda del mural –que necesita una restauración urgente– ubicado en la plaza Roberto Arlt, del microcentro porteño. Son muchos los murales que realizó en Buenos Aires, pero lamentablemente fueron destruidos.
Afortunadamente, la cineasta Lucía Cedrón, su sobrina y discípula, realizó un documental, El azul del cielo, donde Alberto brinda una síntesis de su obra, cual canto del cisne, poco antes de fallecer.
Julio Cortázar, su amigo y compañero de ruta en la historieta La Raíz del Ombú, dijo de Alberto Cedrón: “Sus valores, que son grandes, contienen y recrean los valores del amor y la fidelidad a lo argentino, esos valores que un día nos devolverán a lo nuestro para siempre”.
Celebro que hoy estemos comenzando a recobrar parte de esos valores por medio de la muestra que nos brinda el Palais de Glace, aquí, en el país que lo vio nacer y le dio la impronta tan radical y singular a su estilo.
* Colaboradora y compañera de Alberto Cedrón. La muestra sigue hasta el 14/4 en el Palais de Glace, Posadas 1725, con curaduría de Oscar Smoje.
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