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Martes, 27 de noviembre de 2007

PLASTICA › UNA VENTANA AL PAISAJE (INTERIOR)

Una ventana al paisaje (interior)

El MAC de Niteroi, Brasil, diseñado por Oscar Niemeyer, alberga en estos días una exposición de una treintena de artistas y escritores argentinos. Cómo surgió la muestra.

 Por Camila do Valle *

La muestra de artistas argentinos que se presenta en el MAC de Niteroi se refiere al paisaje interno de cada uno y a los límites de traducción de este paisaje visible para los ojos ajenos. Trata de las posibilidades e imposibilidades de traducir al otro. Por eso, en el corazón de la muestra habita el deseo de traducción.

La muestra –que comenzó con la idea de que fuese un texto– intenta contar una historia a través del material visible y de la imaginación de cada uno de los participantes.

Selecciono palabras/frases-clave: paisaje interno, traducción, alquimia, belleza y felicidad. Que se tradujeron en otras palabras: oro sentimental. Y en algo aun más preciso, recordando palabras previas: memoria compartida, narrativa, traducción y deseo de materialización en la historia; lo subjetivo comunicado al otro y transformándose en colectivo. En definitiva, se trata de algo público porque es compartido. La historia de los procesos contada a uno mismo y al otro, al mismo tiempo.

Desde que propuse esta muestra sentí la existencia de las fronteras en forma más nítida: existe Brasil y existe Argentina. Sin embargo, también sentí que las fronteras no necesariamente son obstáculos. Y eso depende en gran medida de si la frontera seguirá como lugar de intersección u obstáculo, de distancia o proximidad.

En una visita a Bahía que hicieron hace varios años Cecilia Pavón y Fernanda Laguna volvieron de allí energizadas y decidieron, desde sus 20 y pocos años, abrir el espacio Belleza y Felicidad en 1999: fue el punto de partida de varios actores sociales de la escena cultural porteña. Por ejemplo, el proyecto editorial Eloísa Cartonera partió de allí. Una mezcla de literatura y artes plásticas que también fue llevada, en octubre de 2005, al Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi, donde hoy está en exhibición Oro sentimental. El proyecto Eloísa Cartonera fue también invitado a participar de la última Bienal de Arte de San Pablo, en 2006.

Cecilia es escritora, Fernanda es artista plástica y escritora. Cecilia Pavón es considerada, hoy en día, como una de las mejores voces poéticas de su generación. Desde los años ’90, a Fernanda Laguna se la considera como alguien que marca tendencia en el campo de las artes plásticas de la Argentina. El período de estos acontecimientos coincide con un período económicamente trágico en la Argentina. Ellas captaron el movimiento y no se hacen rogar: producen sus obras a partir de lo que se les ofrece: lo precario y lo cotidiano.

Cuando tuve la idea de esta muestra hablé con mis amigos de lo que escuchaba y veía en Buenos Aires y no veía en Brasil: colectivos de jóvenes artistas produciendo un ambiente potente, que contamina la atmósfera y crea un determinado ritmo en la ciudad. De ahí mi deseo de trasladar esta experiencia y colectivizarla. De llevar para Brasil la atmósfera de Buenos Aires en la mochila.

Aquí participan casi treinta artistas y escritores argentinos contemporáneos involucrados de una sola vez: Agustín Inchausti, Alfredo Londaibere, Cecilia Szalkowicz, César Aira, el uruguayo Dani Umpi, Daniel Giannone, Daniel Joglar, Diego Bianchi, Fernanda Laguna, Gastón Pérsico, Guillermo Ueno, Jorge Gumier Maier, Klara Domini, Leo Chiachio, Lola Goldstein, Mariela Scafati, Nahuel Vecino, Pablo Rosales, Roberto Jacoby, Ruy Krygier, Sergio De Loof, Syd Krochmalny y además los escritores Cecilia Pavón, Damián Ríos, Esteban García, Juan Calcarami y Washington Cucurto. Y las participaciones especiales de Pablo Castoldi y Bumbumbox.

Esta alquimia de lo interno en externo da sentido al título oro sentimental. Pero cada uno tiene su oro interior.

Me produce una enorme pena que las cosas sean “artes visuales” y “literatura”, ocupando distintos soportes y estantes. Es mejor que las poéticas entren en diálogo y estén en juego. Como bien lo sabe Cecilia Szalkowicz en su selección de objetos agrupados. La mirada que selecciona ya es curaduría. Y ¿qué es curaduría? Seleccionar y comunicar paisajes internos: esta tarea tuvo la muestra. No es un proyecto de comunicación sin palabras. Esta muestra es una tentativa de comunicación que no renunció a ninguna tecnología, a ningún recurso. Nos valemos de todo: inclusive de las palabras. Vale oro este diálogo entre artes plásticas y literatura, Brasil y Argentina, espacio institucional, especulaciones de no institucionalizarse, dialogando con las posibilidades de transformar a las instituciones en algo más dinámico.

La arquitectura de Niemeyer, en un momento dado, con su dato utópico y su interacción con el paisaje en el proyecto del MAC de Niteroi me pareció indicar el camino a seguir en la traducción. Hay que ver la obra de Leo Chiachio y Daniel Giannone instalada ahí: un mar de pompones y una utopía de lo bello armonizando con el mundo, exactamente como en el edificio de Niemeyer. El moño de De Loof que abre la muestra significa este regalo hacia el público con el trabajo simbólico de cada uno de los que está involucrado con la muestra. La mirada muy tierna de Guillermo Ueno hacia la intimidad, creada a partir de luces que indican formas como si fueran caminos narrativos a seguir. La palabra y el espacio: un living de lectura con sillas de playa iluminadas no por el sol, sino por la iluminación de Pablo Castoldi y Gary Pimiento. Allí hay libros disponibles para el público, que también puede leer poemas de Damián Ríos y Cecilia Pavón, por ejemplo, en las paredes del Museo. Sendos poetas que nunca fueron traducidos en Brasil, ahora están publicados de esta forma efímera. Las palabras ocupan un lugar central en el espacio del MAC. Como la palabra “imaginación” o “libertad” que utiliza Mariela Scafati en sus empapelados: convirtió un ambiente minimalista en algo excesivo, compuesto de colores, empapelado y platos, comprobando que el exceso también puede ser necesario para un cambio de atmósfera. Lo que también sucede con Diego Bianchi, Laguna y Dani Umpi.

El cuerpo en el espacio: de eso habla la obra de Lola Goldstein. Circunscribió su espacio y lo estudió milimétricamente, construyendo una poética económica de formas para decir mucho con pocos elementos, como si los elementos fuesen palabras. Los significados flotando como una obra de Joglar, precisando ocupar materia palpable, ocuparse de una visualidad. Obra que, a su vez, tomó el espacio del MAC como si fuera hecha para ser la obra permanente de este espacio. El elemento lúdico está también en la obra de Gumier Maier para decir que este elemento aparece en la muestra, en este espíritu colectivo del placer por jugar, por hacer convivir una mezcla de lenguajes. La estructura de Rosales, el plástico de Inchausti, los videos de Ruy Krygier y Jacoby y Syd; las citas de Pérsico, los papeles pegados en la pared con el cuidado detallista de la representación humana hecha por Nahuel Vecino. Todo convive como en un paisaje perfecto, utópico. Una playa fantástica donde también están Pérsico y Klara Domini y Londaibere y César Aira. Y lo más fantástico era que nos parecía, al mirar, que cabían muchos más en este proyecto de muestra. Como un caracol que no para de crecer. De hecho, el público sigue anotando sus impresiones allí, en papeles que dejan sobre los libros, en el living de lectura, dialogando con las obras.

Este espíritu de célula colectiva es lo que me pareció más encantador al elegir a Belleza y Felicidad como obra a traducir y trasladar. Coincido con Kuitca cuando, en un reciente libro organizado por Cristina Civale, menciona a Fernanda Laguna como artista y, para ejemplificar su elección con una obra de ella, elige el espacio Belleza y Felicidad.

Se puede decir que la muestra fue inaugurada imaginariamente en Salvador. Y es importante resaltar que esta exposición, que sigue hasta fin de mes, fue pensada por tres escritoras: Fernanda Laguna, Cecilia Pavón y quien esto firma.

* Escritora. Directora de la Fundación Centro de Estudos Brasileiros en Buenos Aires. Co-curadora de la exposición.

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Obras de Leo Chiachio y Daniel Giannone, en el MAC de Niteroi.
 
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