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Martes, 2 de febrero de 2016

TELEVISION › ESTHER GORIS HABLA DE SU COMPOSICIóN EN LA LEONA

“Diana no come vidrio, pero está loca... loca de amor”

El personaje más zarpado, misterioso y ambiguo de la ficción argentina actual está a cargo de la recordada protagonista de Eva Perón. “No la juzgo. Yo no amaría como lo hace Diana, pero hay muchas personas que sí lo hacen”, señala Goris.

 Por Emanuel Respighi

Sentada en el sillón de su disperso departamento, una soleada tarde de enero, Esther Goris dice estar “encantada” con Diana Liberman, el personaje más zarpado, misterioso y ambiguo de la ficción argentina actual. En La Leona (lunes a jueves a las 22, por Telefe), la creación de esa mujer que es capaz de amar enfermizamente a su esposo, sugerir una relación incestuosa con uno de sus hijos y defender los derechos de los obreros de la fábrica textil de la cual es dueña, es uno de los papeles más transgresores de los últimos años, propio de esos roles que los televidentes suelen recordar aun años después de haberse emitido la ficción. “Diana es uno de los personajes que más quise”, le cuenta a Página/12. “Es muy linda para interpretar porque tiene muchísimos matices. No me gustan los personajes planos. Para una actriz, Diana es muy querible y también muy temible, porque si la pifiás, el abismo te espera con ansias de deglutirte”, subraya.

La definición más certera sobre Diana, cuenta, se la dio el primer día de grabación Miguel Angel Solá, el actor con el que le sacan lustre a la pantalla chica cada vez que comparten escena. “Diana es esa mujer que le sigue rezando a un Dios aunque sabe que no la escucha”, fue la definición que el actor que interpreta a Klaus Miller, su marido en la ficción, le dijo no bien comenzaron a construir esa pareja que condensa los mayores misterios de la telenovela producida por El árbol y Telefe. “Diana no es una villana, al menos en los términos tradicionales”, cuenta la actriz. “En un primer momento, probablemente se haya pensado en que junto a Klaus conformáramos un matrimonio de villanos, pero luego quedó Klaus como el único gran villano en la novela. Diana, aun cuando pertenece a la misma clase social, porque viene de una familia adinerada, comprende muy bien la situación de los obreros. Y más allá de que es un personaje un poco intenso, y que muchos podrán decir que no está en sus cabales, es muy lúcida a la hora de tratar con los obreros”, analiza.

-¿Pero el personaje tiene conciencia de clase o sólo piensa así para oponerse a los planes de vaciamiento y quiebra fraudulenta que tiene su marido para la fábrica?

Es lo que ella aprendió de su familia. Se formó bajo la idea de que para que una empresa funcione deben estar contentos sus empleados. Ella tiene ese concepto empresarial. Un concepto empresarial que no posee ni su marido ni el personaje de Echarri, que sólo quieren vaciar y quebrar la empresa. Diana es un personaje lleno de matices. No es en absoluto un personaje plano. Diana no come vidrio, pero está loca. Ella misma se da cuenta de su intensidad. Diana es un ser intenso, que hace lo que puede.

–¿Diana es consciente de su personalidad, o es incapaz de darse cuenta?

–Es consciente de que no las lleva todas consigo. Eso es lo que hace que el personaje sea entrañable. Diana provoca piedad, no rechazo.

–¿La composición del personaje la pensó desde la piedad?

–Le tengo mucha piedad a Diana. Si bien como actriz una trata de no juzgar a los personajes que hace, situarse en la manera en que los personajes piensan, para que la actuación sea sólida y creíble, en este caso me fue muy sencillo pensar como lo hace Diana porque me compadecí de ella.

–¿Tiene el encanto de ser una “loca de amor”?

–Diana es una loca de amor. Diana ama a Klaus desesperada y locamente. Lo ama con locura, en el sentido más literal del término.

–¿Es un amor perverso, enfermizo?

–Cada quien la podrá juzgar a su manera. No todos los seres humanos aman de la misma manera. A la hora de componerla, no la juzgué. Si a Diana la juzgaba, no la hacía. Lo que puedo decir, ahora, es que yo no amaría como lo hace Diana. Pero hay muchas personas que sí lo hacen. Hay tantas maneras de amar como relaciones se construyen. Ella es la primera en inmolarse por la relación con su marido. Los que están dispuestos a inmolarse en una relación amorosa están dispuestos a hacer cualquier cosa. No sé cómo reaccionaria Diana si Klaus se metiera con sus hijos. Es brava. Pero Diana tiene varias características por las cuales se vuelve un personaje querible. Diana es la que defiende a los trabajadores. Y lo va a hacer no porque sean los más débiles, sino porque los trabajadores son los que se encargan de que su empresa funcione bien. Tiene un sentido práctico. Más allá de su intensidad, tiene inteligencia práctica. Ella sabe que los obreros deben estar bien, contentos. En un mundo ideal, donde no se pensara con lógica de capitalismo salvaje, los empresarios deberían pensar en términos de abundancia para todos.

–Es un concepto que no se suele aplicar en el mundo empresarial.

–No abunda, es verdad, pero existe. Hace unos años, estaba sentada con productores de espectáculos argentinos y un banquero suizo. Recuerdo que en medio de una charla para llevar a cabo una coproducción internacional, se mencionaban grandes y reconocidos actores. en ese momento, uno de los empresarios argentinos dijo que no importaban los actores, que lo importante era el dinero. El banquero suizo lo miró, extrañado, y dijo: “¡Al contrario! Dinero hay mucho en el mundo; lo que escasea es el talento”. Y tenía razón. La sociedad funcionaría mejor si todos ganaran en lo que hacen. En principio, si la gente hiciera lo que le gusta. Y una manera de que le guste lo que hace es que gane lo que merece. En un mundo ya no más justo, sino más inteligente, las cosas funcionarían mejor.

–Aunque pueda resultar encantadora en medio de caranchos y de un accionista que quiere generar una quiebra fraudulenta, lo cierto es que Diana tiene su lado oscuro, que se refleja en la relación con su hijo Brian (Peter Lanzani). ¿Es una relación incestuosa?

–Diana es una madre bastante incestuosa. Sin justificarla, pero siendo consciente de que está condicionada por tener un marido muy ausente, es una madre que tiene un amor demasiado intenso para con su hijo. Más de una mujer cae en esta trampa. Más de una mujer pone en su hijo un amor que debería estar más destinado a su marido. Se podría pensar que frente a la frialdad y distancia que le pone su marido, Diana deposita en uno de sus hijos mucho más del amor que una madre debería depositar. Me pregunto si las cosas serían diferentes de tener a su marido con ella. No tengo respuesta. Aunque tengo claro que no todas las mujeres que no cuentan con el amor de sus maridos reaccionan de esa manera, por suerte. Pero también es cierto que hay más madres más incestuosas que las que creemos. Sin llegar al plano sexual, pero sí en la dimensión posesiva.

–¿Diana expresa una maternidad mal entendida?

–Es una amor intenso y bastante perverso el que construye con su hijo. Sospecho que Diana es una mujer que no puede soportar el hecho de haber tenido un hijo adentro de su vientre y que ahora ese hijo esté afuera y tenga que sufrir los sinsabores del mundo. Para Diana, Brian es como si le hubieran amputado una parte de su cuerpo. Hay algo de la maternidad que tiene que ver con el dolor de sentir que no se le pueden evitar los sinsabores a los hijos, que tienen vidas propias, que son seres diferentes a uno... A las madres les duele ser conscientes de que los hijos ya no les pertenecen y que están condenados a atravesar pesares. Tal vez lo que le sucede a Diana es que siente a su hijo como muchos amputados sienten el miembro que les falta. El miembro no está con ellos, no forma parte de su cuerpo, pero siguen sintiendo su presencia. Diana debe pensar que nunca debió haber dejado salir a Brian de su cuerpo. Cree que si pudiera volver a tenerlo dentro suyo nada le sucedería. Muchos seres cuando aman, tal vez enfermizamente, caen en el espejismo de pensar que son ellos quienes más felices harían a la persona amada.

–No puede ser sano esa manera de amar.

–Claro que no. ¡Líbreme Dios de los personajes saludables! No tienen conflicto alguno. Prefiero personajes con ribetes. Diana ama intensamente a su marido y de una manera incestuosa a sus hijos, a la vez que defiende la dignidad, el trabajo y el salario de los trabajadores.

–Justamente, en La Leona el trabajo es un protagonista fuerte.

–En La Leona el trabajo es el protagonista. Todos las historias son condicionadas por lo que ocurre en la fábrica. La fábrica es lo que une a todos, el lugar de pertenencia. De hecho, era en las grabaciones el lugar al que yo siempre quería ir, porque se vivía un clima hermoso entre los técnicos y el elenco. ¡Y yo siempre grababa en piso! Gozaba de aire acondicionado, camarines y las mejores comodidad de los estudios de Telefe, pero siempre ansiaba grabar en la fábrica. Le decía a Pablo (Echarri): “¡Cómo me gustaría estar en la fábrica!”. Le suplicaba y él me respondía: “Mirá que en la fábrica hace un frío terrible, hay un solo baño...”. Pero yo quería ir porque al estar hablando todos los días de valores solidarios, como pasa en La Leona, algo de ese espíritu ficcional se lleva a la vida real.

–Hay un componente interesante que instala La Leona respecto de la heroína, que escapa al arquetipo de mujer enamorada. Hay una atípica dimensión sexual que impregna a María Leone, el personaje que interpreta Nancy Dupláa.

–La Leona construye una nueva manera en contar la feminidad. En general, en las telenovelas las protagonistas son célibes. Ni hablar de las de hace un par de décadas, pero aun las de ahora, las protagonistas son personas que aman profundamente, pero cuyo deseo sexual no está tan manifiesto. El personaje de Nancy, en el primer capítulo, hace el amor con su marido y terminó besándose con casi un desconocido contra una pared. Es un sujeto deseante, es una mujer con deseo. María no se enamora platónicamente y sufre como una doncella en la torre, esperando que el príncipe venga a rescatarla. No. En todo caso, es una princesa que va a ir a luchar por su propia salvación sin esperar que nadie venga a rescatarla. Y desea fuertemente a un hombre. Pintar a una protagonista luchadora, solidaria, fuerte y además deseante sexualmente, es pionero. No recuerdo una protagonista mujer deseante en la telenovela argentina. La Leona cuenta la historia de una mujer que desea. Por ahora, La Leona cuenta una historia de deseo, no de amor.

–Hay más “calentura” que amor “a primera vista”.

–Por lo general, está naturalizado que en las telenovelas la protagonista femenina no coge nunca. Y cuando le llega el momento, los libros le reservan únicamente la tarea de “hacer el amor” con su príncipe azul.

–Un arquetipo de mujer del siglo pasado.

–La telenovela tiene sus orígenes en la novela por entrega, en el folletín. El folletín arranca de la literatura de cordel, como se llamaba en el medioevo, haciendo referencias al hilo con el que se encuadernaban todas las entregas. Esa literatura de cordel ha ido evolucionando. La paradoja es que, a lo largo de los años, todo avanzó, menos el rol de la mujer. Es un absurdo, algo increíble. Esperemos que muchas telenovelas pinten a la mujer de una manera más cercana a la realidad. No es bueno que las telenvoelas pinten a la mujer como princesitas asexuadas, que sólo pueden amar. ¡Como si el amor no conllevara el deseo! ¡O como si el deseo no estuviera presente en el amor, e incluso fuera de él! Si uno deseara solamente a las personas de las que se enamora, la vida sería menos interesante. Me enorgullece participar en una tira que defiende estos valores a la hora de abordar la feminidad.

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“Me enorgullece participar en una tira que defiende ciertos valores a la hora de abordar la feminidad”, afirma Esther Goris.
Imagen: Carolina Camps
 
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