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Lunes, 30 de junio de 2008

LITERATURA

El miedo a los abrazos

Raúl Castro anunció que en agosto las empresas estatales comenzarán a aplicar un nuevo sistema de “pago por resultados”, que establece que cuanto más produzca un trabajador, mayor será su sueldo. ¿Qué opina sobre los cambios que se están implementando en Cuba?

–Lo que encuentro curioso es que Raúl está haciendo cosas que eran totalmente contrarias al espíritu y a las ideas de Fidel. A lo mejor Raúl es un disidente, disimulado, porque si uno es disidente dentro de la familia, más disimula. Raúl es un hombre que quiere hacer una economía moderna, ha hecho alguna referencia a China. Para Raúl lo ideal sería controlar el poder político, como hacen los chinos, y modificar y modernizar la economía para que empiece a producir algo porque es un desastre. Nadie tiene interés de trabajar en Cuba, no sólo porque todos ganan igual, trabajen o no –y si te pagan igual, no trabajas–, sino porque te pagaban en un dinero que no vale nada, en pesos cubanos. Creo que las medidas que está tomando Raúl son irreversibles. A lo mejor Raúl piensa que está muy viejo y mejor no quedar como un idiota frente a la historia y tratar de modificar todos estos disparates que ha hecho su hermanito mayor. Me parece un fenómeno interesante. Internamente en Cuba están pasando cosas interesantes que no conocemos. Yo no quiero ir a Cuba mientras esté Fidel. Pero me encantaría ir, tengo gran curiosidad de ver qué está pasando.

–¿Le darían la visa para ingresar a Cuba o sigue siendo una “persona non grata”?

–No sé, ¡cómo quieres tú que sepa, no soy adivino! Cada vez que me encuentro con un diplomático cubano me dice: “Oiga, embajador (porque fui embajador en Cuba), por qué no vuelve usted a Cuba”. El escritor Miguel Barnet, que estuvo con Prieto, el ministro de Cultura, me contó que Prieto le dijo: “Dile a Edwards que es tiempo de que vuelva”. No tengo miedo de que me peguen palos allá; tengo miedo de que me abracen y me fotografíen. Cuando vivía Guillermo Cabrera Infante pensaba: si llego a ir a Cuba, Guillermo no me saluda más, no me habla. Cuando se muera Fidel, seguramente iré.

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