En esta nueva etapa, alejada de los flashes y las cámaras, Estévez pasa buena parte de su día escribiendo. “No saben la felicidad de despertarme, hacer un mate y sentarme en la compu, con la porción de cerebro de que disponga, y completamente despeinada”, confiesa, transmitiendo la plenitud que dice estar atravesando. Por el momento, la ex actriz (!) acaba de firmar un contrato con editorial Sudamericana por dos libros que aún está puliendo. “La literatura es otro de los estímulos poderosos para mi espíritu. He escrito por años. Me gustan especialmente el cuento, el ensayo y la hija abandonada: la poesía. Han sido años movidos en lo personal, necesito disciplina y organización. Espero conseguirlos en 2009”, admite, dejando entrever la tarea que la mantendrá ocupada (o alegre, que en su caso van de la mano) durante este año. Sin embargo, tras su debut como directora de Grabado, la obra que en 2008 se mantuvo en cartel en el Centro Cultural Konex, Estévez reconoce que la dirección teatral es un camino a seguir explorando. Eso sí: siempre y cuando pueda expresarse sin ninguna otra presión más que la búsqueda artística. “La dirección –señala– es algo que no descarto. La experiencia en un espacio como el Konex, me hizo dar cuenta de que me interesan más la experimentación y la búsqueda independientes, que meterme en un circuito comercial. La puesta de Grabado fue entendidísima y festejada por toda la gente de menos de 30 años, y por algunos pocos adultos inteligentes.” Pese a la difícil tarea de llevar al escenario una obra de otro (Stephen Belber), la esposa de Fabián Vena –que protagonizó la pieza junto a Guillermo Pfening– se siente satisfecha por lo hecho. “Me llamaron de la Universidad de Palermo para dar un seminario sobre la dirección de la obra y, mientras reunía el material, la planta, el concepto de puesta, de luces, el uso de la música como protagonista ilustrativa y no de adorno, el vestuario y la escenografía no naturalistas; comprobaba la coherencia de mi búsqueda. Me gustaría seguir investigando por ese rumbo, ayudando a algunos alumnos a subirse a un escenario. Calladita y fiel a mí.”