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Miércoles, 5 de julio de 2006

TELEVISION

Los siete puntos del estatuto

1 La responsabilidad como adultos de diseñar políticas públicas de cambio.

A través de lo que se propone a los niños y niñas, se ve claramente la perspectiva de futuro que un país tiene. Crear un servicio independiente, pluralista, que vehiculice las voces de todos los actores sociales con una mirada federal, que refleje lo común y lo diverso, abierto a nuevos lenguajes audiovisuales, estéticos y comunicativos, define un modo de pensar la infancia desde su dignidad de ser.

2 Recuperar la voz de los niños y niñas.

Concebir a los destinatarios como sujetos de derecho es el único modo de abordar la niñez desde la televisión pública. Realizar la nueva televisión desde los derechos y garantías que enuncia el artículo 75 de nuestra Constitución Nacional, en la que incorpora la Convención Internacional sobre los Derechos de los Niños y Niñas, es la vía regia para que el canal público sea su vehículo de expresión genuina, libre de presiones y manipulaciones.

3 Construir ciudadanía infantil.

Consiste en fomentar, reforzar, enseñar valores y generar las condiciones para promover la participación de los niños y niñas, alentando sus opiniones desde el concepto de respeto a la diversidad cultural, reforzando así el proceso de integración social democrática. Implica la construcción de una mirada crítica de la televisión, por parte de los teleactores infantiles.

4 Crear nuevos paradigmas de relacionamiento.

Mostrar otros modelos de vínculo y comunicación entre niños y adultos basados en “ganar-ganar” por sobre “ganar-perder”, privilegiar la escucha y el valor de la palabra de todos en la resolución de los conflictos, apelar al humor basado en el absurdo, el disparate y la fantasía, serán contenidos privilegiados en la nueva programación.

5 Alimentar y enriquecer el juego como expresión, necesidad y derecho.

Entablar una relación dialéctica es imprescindible para generar en los/as niños/as una actitud transformadora hacia el medio televisivo. Son necesarios contenidos y tratamientos lúdicos que apelen a respuestas expresivas tanto durante como después de las emisiones. A través del juego, los niños se incluyen en la trama social, experimentan, construyen su pensamiento, la simbolización y el lenguaje. Un niño que juega vive plenamente sus emociones, ensaya proyectos, gana en autonomía, busca soluciones creativas y transforma su entorno.

6 Ser una auténtica ventana al mundo.

La televisión es un espacio privilegiado de aprendizaje, que se sitúa en el campo de la educación no formal. Influye de manera directa modelando conductas, pensamientos, sentimientos y acciones. Es en muchos hogares la única ventana al mundo. El 50 por ciento de los niños vive bajo la línea de pobreza; hecho que los condiciona, pero no determina de modo alguno menores posibilidades de aprender, comprender o apreciar productos y bienes culturales de buena calidad. Nuestra misión es transformar la televisión pública en una verdadera oferta de oportunidad de conocimiento, información, apertura a otros escenarios y culturas; y al cruce de lenguajes artísticos a través de una amplia gama de géneros y contenidos.

7 La co-responsabilidad de los gobiernos.

Los países deben contar con espacios públicos para el desarrollo integral de la infancia. El gobierno, la sociedad y la familia son co-responsables en el bienestar de los niños y niñas. Una televisión que concrete la premisa “Los niños primero” permite incidir y acompañar en la formación desde los primeros años tanto a niños como padres. También comprender que si asumimos a los niños como parámetro y garantía de todos los ciudadanos,una televisión adecuada para los niños será sin duda una buena televisión para todos.

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