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Viernes, 28 de febrero de 2014

MUSICA

Cambiar de piel

Si algo tienen en común estos exponentes del 2x4, además de un prolífico historial, es su génesis rockera. Esta conversión musical, impensable para ortodoxos o melómanos poco creativos, pasó de ser un desafío o un escape a constituirse en su verdadera identidad. Aquí explican en qué consistió ese cambio de piel musical.

A. V.: –A fines de los ’80 sentí que me había quedado huérfana del rock que hablaba por mí. Se había producido un corte en un género que era muy combativo, despojado y progresista. Me quedé medio en bolas, y un día alquilé la película Sur, de Pino Solanas, y lo vi al Polaco y sentí lo mismo que había sentido cuando escuché a Los Beatles. Se me produjo una sensación fortísima de reírme y llorar al mismo tiempo. Y lo primero que dije fue: “Esto es rock and roll”. A partir de eso me fui a los distintos bolichitos, y ahí me encontré con el Polaco y empezó la historia. Yo no iba a ser cantora. Era fonoaudióloga, trabajaba en un consultorio y me dedicaba a los afásicos. Nada que ver. Y apareció el Polaco y me obligó. Me acerqué a esos hombres, porque tengo muy idealizado al hombre (y ésta es una confesión para Página/12, no lo digo en cualquier lado...). Fui a buscar a esos hombres que me atraían profundamente y que tenían lo que no tenían los hombres cercanos a mí, que era la data del Buenos Aires que no había vivido. Fui, de alguna manera, la mimada del Polaco, de Cadícamo, de Salgán. No lo podía creer, tenía 35 años y me decían “nena”. Quería a esos hombres y a partir de eso empecé a comprender el tango.

M. M.: –Para nosotros, el rock siempre estuvo y sigue estando. La música es una pasión y encontramos en el tango, y en este proyecto que es Tanghetto, la forma más real de expresar lo que sentíamos. El tango, viviendo en Buenos Aires, aunque cuando era chico no me gustaba, siempre estaba, como algo familiar, y luego encontrarme con él fue como un refugio y una inspiración necesaria.

O. M.: –Para mí influyó la gran diferencia del billete (risas). En mucho menos tiempo, el tango me dio muchas más satisfacciones. Al final, mi viejo tenía razón. El me decía: “Vos vas a triunfar con el tango, no con el rock”. Un visionario. De todas maneras, no me arrepiento de los años de juventud, de cargar una guitarra y romperme la garganta cantando.

D. M.: –No tengo tan claro mi pasaje, porque siento que sigo perteneciendo al rock. Mi búsqueda fue más práctica, por mi carrera solista. Empecé a escribir y las mismas canciones me fueron llevando. Del rock no me fui porque sigo trabajando, no como solista, pero sí como productor. Podría decir que tengo más amigos en el rock que en el tango. No veo un antes y un después. El rock argentino es parte del tango, no dicho por mí, sino por Charly García, por el Flaco Spinetta o por Miguel Abuelo. El rock y el tango son parte de la misma cosa.

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