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Sábado, 12 de agosto de 2006

MUSICA › OPINION

El pasado y el presente

 Por Eduardo Fabregat

¿Auténtico homenaje o presente anestesiado? La ola de tributos propone un debate de difícil resolución. Uno puede ponerse en plan de viejo tanguero y concluir que si se mira tanto al pasado es por la simple razón de que el rock local vive un momento de meseta, y poco de lo editado en los últimos años produce la misma impresión, reviste el mismo interés o pulsa las mismas cuerdas que esos clásicos que hicieron del rock argentino lo que es. Es cierto que se hace difícil alcanzar ciertas cumbres... tan cierto como que la corriente dominante no ha hecho demasiado para al menos intentar escalarlas. En una escena donde lo que arrastra más público es un rock muy básico e imitativo, donde vale más la actitud “de verdad” que una superación musical y lírica, ¿cómo no volver sobre ciertos nombres? ¿Grabará alguien en 2026 un disco tributo a La 25, Jóvenes Pordioseros, Callejeros o Guasones?

Como puede verse en estas páginas, los tributos van de lo mainstream al sello independiente, o a la distribución por Internet. Algunos con interés comercial, otros por puro amor, los homenajes parecen la síntesis de cuestiones que pasan por la larga y prolífica historia del rock de las pampas, pero también por una Generación Mega ávida de consumir canciones de toda edad, la facilidad con que “entra” una que sabemos todos, el lucimiento de una banda poco conocida con un tema famoso. Para el músico, los covers también plantean preguntas sobre cómo hacerlos, si grabar una versión respetuosa del prócer o una deformidad que puede producir el rechazo del público y hasta el odio del homenajeado. Se mire como se mire y se haga lo que se haga, el disco tributo es una inevitable consecuencia de esta era. O, como dijo un tal David Lebon, hace ya tiempo: “Si en la música que escuchas ya no hay vida/ si la letra ya no tiene inspiración/ si aunque aumentes el volumen ya no hay fuerza/ son los tiempos que están huecos de emoción”.

Dicho todo esto, una pregunta final: ¿cómo es posible que Calamaro querido! no presente ni una canción de Nadie sale vivo de aquí?

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