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Domingo, 20 de agosto de 2006

Los pibes y el Salón Blanco

El próximo viernes a las 20, León Gieco dará un concierto en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno junto a chicos artistas con capacidades diferentes. Habrá pintores, pibes con síndrome de Down bailando tango, una chica no vidente cantando temas de Violeta Parra, una fotógrafa del hogar San Roque y un pibe bailando “La memoria” en silla de ruedas. “Para ellos, tocar conmigo en Casa de Gobierno es un estímulo de vida total. Y para mí es una movida espiritual. Cuando estaba desahuciado de la vida, mi mujer me decía ‘tenés que meterte en algo más espiritual’ y lo encontré con ellos. No es una espiritualidad ególatra, sino con movimiento. Colectiva”, dice. “No me gusta llamarlos discapacitados. Nosotros también somos discapacitados para tocar el violín o volar. Tienen otras capacidades. Pancho es el único que lo llama personalmente al Presidente y él le da pelota. Son como un ejército de amor.”

Uno de los chicos es Maxi Lemos, que Gieco conoció en San Luis y lo invitó a cantar “Carito”. “Maxi es cuadripléjico. Cuando lo conocí tenía 15 años y me cantó ‘Carito’ en el aeropuerto de San Luis. Le dije ‘en dos semanas vengo y subís a cantarla conmigo’. Estas cosas les prolongan las ganas de vivir. Pancho (Chévez), que nació sin brazos ni piernas, un día me vino a ver y sabía todas las canciones. Lo invité al camarín y me dijo ‘quiero ser cantante como vos’. Me saqué la armónica y se la regalé. Ahora tiene una banda y grabó dos discos.”

–¿Cómo empezó la gesta?

–No sé. Hay como una atracción especial de los chicos con capacidades diferentes hacia mí. Vienen a verme y me acuerdo que la madre de una chica me dijo “te escucha a vos y se tranquiliza”. Y me preguntó si había estudiado algo sobre el tema. Yo no estudié nada, pero tal vez sean chicos más sensibles y vean en mis canciones algo que les da tranquilidad. Así comenzó todo. Además, cada vez que suben ellos, el aplausómetro sube al rojo. Me pasó con Alejandro Lavio, un pibe que conocí en el Garrahan, cuando conseguimos comprar el aparato para los chicos hidrocefálicos.

–El canje que hizo con Telefónica cuando cedió “En el país de la libertad”...

–Exacto. Los 50 mil dólares sirvieron para que a los chicos no les abran más la cabeza para extraerles líquido. A Ale, por ejemplo, le habían abierto la cabeza 17 veces. El pibe sabía todas mis canciones y ahora tiene cuatro discos grabados. Cuando cantó “La colina de la vida” en la carpa blanca emocionó a un montón de gente. Ellos hacen esto por los otros chicos, y por los padres que tienen vergüenza de mostrarlos.

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