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Sábado, 17 de octubre de 2015

MUSICA › LA TEMATICA Y LOS INVITADOS DE MUA

Amores y desamores

“Los invitados del disco son todos amigos”, dispara Mex Urtizberea, cuando se le pregunta los motivos por los que llamó a tocar a Andrés Ciro Martínez, Adriana Varela, Gustavo Cordera, Javier Malosetti y hasta a la actriz Celeste Cid. “No bien me salió el tema ‘Te quiero esta noche conmigo’ pensé en Andrés Ciro, porque es un tema bien de su onda. Quedó bárbaro. A Cordera lo invité a cantar ‘No tenés que volver’, que es un tema que habíamos cantado ya en otra versión, diferente a ésta, que es más jazzera gracias al aporte de Malosetti. Fue todo muy natural. Con la Varela también, nos queremos mucho, al punto que estaba bastante enferma y salió especialmente de su casa para grabar el tema. Y con Celeste (Cid) pegamos onda en Viudas e hijos... y la sumé a los coros de ‘Mua’, que es una suerte de tributo a Charles Aznavour y Jane Birkin, y a la música francesa de los 70.”

–En Mua es posible notar al personaje mediático Mex. ¿Para usted era importante que la gente lo reconociera en el disco?

–Se dio así. No estoy pensando en la gente, en el sentido de que necesito que la gente me confirme algo o legitime mi búsqueda. Me gusta componer, me encanta hacer canciones y me interesa tocar. Tengo ganas de salir a tocar. De hecho, estoy escribiendo cosas con Pedro Saborido para sumarle pequeñas situaciones de humor a los shows.

–Con excepción de un tema, Mua tiene una sonoridad festiva. ¿Ese es el espíritu con el que se suele volcar a la música?

–La música es un reflejo de lo que uno es. Hay un solo tema que tiene un registro diferente, que es el que le dediqué a mi prima, y que me salió componerlo ni bien me informó que tenía una enfermedad terminal. Recuerdo que estaba lloviendo y en quince minutos lo compuse.

–Es un tema que corta abruptamente con los colores alegres de Mua.

–Sí, por eso lo pusimos en la mitad del disco, para que baje el ritmo y marque un quiebre. A mí me interesaba hacer un disco simpático, pero sin dejar de sumarle matices al hilo sonoro que lo envuelve.

–Le canta mucho al amor, como el “gran” tema humano.

–Juego mucho con el amor y el desamor. Detrás del payaso, soy un tipo romántico. El amor, el que te quieran, el que te contengan, es lo que busca todo ser humano. No sólo el artista, que por su vanidad precisa el amor de a montones. El amor es lo que nos mueve.

–En un disco cruzado por el amor y el humor, sin embargo, el cierre es con “Dormevú”, que hace foco en el negocio farmacéutico.

–Es un tema que crítica al mundo de la medicina, a los laboratorios y al sistema, a esta sociedad que cree que los problemas se solucionan con una pastilla. En realidad, el sistema nos quiere adormecer.

–Tanto “Dormevú” como “Mañana vemos” hacen referencia a programas por los que pasó. ¿Es casualidad o se trata de la imposibilidad de escindirse su aspecto televisivo?

–Es que la tele fue mi excusa para poder componer y mantener en público el músico que llevó adentro. De hecho, el tema “Sola” tiene la base musical de Magazine for fai. Cuando en Migraciones me preguntan por mi ocupación, suelo escribir “Músico actor”, porque así figura en mis facturas. No me preocupa eso. Tampoco siento que soy nada y que debo definirme. Les suelo escapar a las definiciones. Hago lo que me gusta en cada momento. Puede ser una película, un show de música o un programa de televisión.

–Pero se siente más músico que actor.

–La música me es más natural. Me puedo sentar con cualquiera y comunicarme musicalmente. La música es un lenguaje universal. Puedo sentarme a improvisar con Fito Páez, con Raúl Barboza o con el Chango Spasiuk con armonía, y surgen cosas maravillosas. La música es lo más grande que hay en el mundo. La música te lleva a lugares emocionales inimaginados.

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