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Domingo, 17 de enero de 2016

TELEVISION › VISIONES SOBRE LA POLITICA ARGENTINA

Del análisis al compromiso

 Por Emanuel Respighi

La situación política de la Argentina, ante el cambio de signo político en el gobierno nacional, se impone como tema. Actores que asumen posiciones, cada uno lo hace a su estilo: mientras Solá apela al análisis conceptual sobre lo social, Echarri lo hace a partir de una posición más comprometida desde lo partidario, conocido su explícito apoyo al kirchnerismo.

Pablo Echarri: –Asisto totalmente impotente a la destrucción de ese tejido social que había costado tanto reponer y que, por supuesto, estaba todavía en reconstrucción. Producto de estas ideologías contrapuestas entre el gobierno saliente y el entrante, que utilizan recetas contrarias. No logro salir del estupor que me causa la virulencia y la crueldad de los actos. Todavía no pude salir de la tristeza que me causa ver que hayamos perdido la posibilidad de seguir reconstruyendo, de lamernos las heridas y construirnos desde las bases. Pero veo el futuro con muchísima esperanza. No por el signo político del gobierno actual, sino por la construcción de conciencia política que se llevó a cabo definitivamente en este país y para siempre. Pensando la democracia sabiendo que no va a volver una dictadura sangrienta, lo único que queda es esperanzarse con esta construcción de conciencia política que se sigue expandiendo. Ver la gente movilizándose casi diariamente, en cantidades verdaderamente impactantes, es reconfortante. Veo con ilusión la forma en se utilizan las nuevas herramientas de comunicación para mantenernos informados cuando la pluralidad de voces está en peligro, objetivamente está en peligro. Creo que durante todo este período me va a acompañar una tristeza bastante grande, que no va a traer inacción. Ni en lo personal ni en lo colectivo. Estoy pensando que cuando tengamos nuevamente la posibilidad de volver a elegir, esa conciencia se va a poner en marcha y va a actuar con contundencia. Y lo espero. Lo espero como quien espera a su hijo, como quien espera al amor, como quien espera a un amigo que se fue. La única forma de seguir reconstruyendo a la Argentina es estando en el poder y ganando las elecciones. ¿Qué puedo decir yo de nuevo a la forma de proceder de un gobierno neoliberal, o ultra liberal o como querramos llamarlo? Estaría repitiendo las características que todos conocemos de este tipo de gobiernos. Son formas de ser, de pensar, de sentir, que son genuinas, que existen en amigos míos, en gente con la que me he criado, hasta en mi propio socio y amigo Martín (Seefeld), con quien tengo diferencias profundas de pensamiento y de sentimiento. Utilizo este tiempo para rearmarme e intentar pensar cuáles fueron los errores que cometí y que cometimos, o qué no supe ver y no supimos ver, para no volver a cometerlos nunca más.

Miguel Angel Solá: –Me fui a España en 1999, en los estertores de algo que pensé que nunca más iba a volver. Con un señor prescindente de los argentinos que fue la continuidad económica del gobierno militar, con un ministro de Economía que, entre otras cosas, había estatizado la deuda privada. Era un país desguazado y sin esperanza. Volví el año pasado y me encontré con un país absolutamente fragmentado: con una mitad con una forma de ilusionar la vida clara y concreta, y con otra mitad un poco más difusa. Ahora me encuentro en el comienzo de un revival de los años noventa. Me produce tristeza el hecho de saber que me educaron bajo la idea de que el trabajo y el estudio hacían mejor al ser humano, y encontrarme ahora nuevamente bajo la otra idea de que estudiar y trabajar es de boludos. Es un país en el que las tapas de revistas siguen siendo las mismas que hace 40 años y en el que los rehenes del poder siguen manejándose igual y tienen premio por eso. Mientras los demás tienen lo de siempre: joderse. No se qué experiencia se va a sacar de todo esto. Yo ya tengo una cantidad importante de años, pero viví los momentos más difíciles y duros de Argentina. Y creo que tuve una buena conducta en esos momentos. Me parecía que había un resurgir noble de algo, pero que la mitad de la gente no lo quiere por un tema de bolsillo, no por un tema de futuro. Lo que sí tengo claro es que hay un serio problema en la convivencia en el llano. No está hecho este momento de la historia para convivir. En el patio de la convivencia, a la ciudad la noto fea, desdibujada. Hay que volver a pensar que la libertad es un útil; no un concepto. Tengo que observar lo que fue el sueño de esta ciudad mirando del segundo piso para arriba. Ahí me doy cuenta de dónde soy y a qué pertenezco. Pero si me muevo, me rompo el pie. Tengo que pararme y mirar, porque abajo está todo agujereado. Sólo quiero que recuerden que cuando me fui en 1999 ese señor que manejaba los destinos del país gobernó con 1100 decretos de necesidad y urgencia un país democrático. Ojo.

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