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Sábado, 7 de octubre de 2006

CINE › LAS REFLEXIONES DE UN HOMBRE ENTRE DOS MUNDOS

“No sé si nací para dirigir”

- “No sé dónde tengo que estar ahora. No sé cuál es mi espacio. El cine es en este momento una aventura napoleónica, pero mucho peor es tener que explicar todavía qué cosas se pierden con su desaparición. En la DAC elaboramos un documento para explicar que el cine es un elemento de la cultura y que un país que no apuesta a lo que sueña, apuesta a la muerte. No existe un divorcio entre el Estado y la cultura a partir de un acuerdo sino a partir de un portazo. Es un momento de gran desprecio por la producción cultural, de gran desprecio a una industria que desaparece y que ya ni siquiera cuenta con ese mísero 10 por ciento del valor de las entradas que volvían al Incaa para ser devuelto al cine. Y ni siquiera eso es materia de discusión porque se ha puesto en duda todo aquello que provenga de la reflexión, del debate, de la confrontación de ideologías. Pensar es sospechoso. La palabra es sospechosa.”

- “No sé si hice bien en elegir la carrera cinematográfica. No sé si nací para dirigir. Narrar voy a narrar siempre, porque es casi una actitud desesperada.”

- “Lo que ha ocurrido es que cambió la estructura narrativa del lenguaje cinematográfico y los tiempos se han acelerado. Son cada vez más vertiginosos, y responden a la creciente ansiedad del espectador acostumbrado a la velocidad de la TV. Personalmente, creo que esto nos va destruyendo progresivamente la cabeza: si no preservamos los tiempos, la lectura y la reflexión, estamos sometidos a las velocidades que nos imponen los que responden a la versión oficial.”

- “Cada vez que quise darme un baño de humildad intenté hacer un papelito en una película: tuve que salir corriendo. Los actores hacen cosas que yo no podría hacer jamás. Admiro cómo pueden sobrellevar en la vida privada los personajes que componen. A mí no me daría el cuero para estar todo el día respondiendo preguntas y atendiendo miradas. Yo siento que los personajes se me escapan más que los actores. Los personajes hacen lo que quieren, y yo trato de que los actores no hagan lo que quieran. Trato de que el proyecto los contenga.”

- “La Argentina es una sociedad cerrada, en la que generalmente sobrevivimos. Pero me parece que es un lenguaje universal, y por otro lado los reconocimientos en vida no sé hasta dónde ayudan. Tal vez mejor que pase el tiempo y hacer una mirada hacia atrás. Sobre todo porque en la Argentina no hay directores de muchas películas excepto la vieja generación, que ha filmado todos los años. En la Argentina cuesta mucho filmar, somos directores que tenemos sólo cinco películas, por eso es difícil analizar una trayectoria, una obra.”

- “A pesar de los sabotajes y el desprecio a la cultura, el cine argentino sobrevivirá siempre. Porque detrás de cada película están, monumentales y sagradas, las incontables horas de trabajo y la vocación. Y con tan noble alquimia el milagro se producirá siempre en el momento de rodar una toma. Porque esa mezcla de esfuerzo, pasión y oficio es, en sí misma, una prueba de nuestro paso por la vida y un respetuoso tributo a los que han hecho antes que nosotros.”

- “En la literatura admiro a Faulkner, Onetti, Hemingway, toda la línea negra norteamericana, Hammett, Chandler, alguna cosa de García Márquez. Pero no sé dónde aparece mi estilo, si es que lo tengo. Tanto en La fuga como en La señal traté de limpiar toda adjetivación excesiva, porque quería hacer crónicas limpias, despojadas. Las influencias vienen, como los rasgos que uno tiene de los padres”.

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