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Sábado, 14 de abril de 2007

CINE › LAS ULTIMAS PELICULAS EN COMPETENCIA

La vida en los extremos

 Por Mariano Blejman

Hablar del futuro en un cine que ya está hecho no deja de ser un problema. Porque la selección siempre arbitraria de objetos acabados de la novedosa cinematografía mundial propone una cierta arrogancia desde la programación, aquella que implica poner todas las fichas en el futuro cuando parece que éste ha llegado. Y encima más, si se lo pone a competir. Pero es así. O, como dice el mismo Malik Bader en la nota central, director de Street Thies, fabuloso thriller de cinéma verité, mientras todos le preguntan por su próxima película, todavía tiene que pagar las deudas de la “maravilla” que acaba de filmar. Pero sí hay que admitir que la selección ofrecida en estos días, de la cual todavía quedan por verse Betelnut, Geo-Lobotomy, la argentina The Third Pint, Does It Hurt? The First Balkan Dogma (además de la de Bader), apunta a investigar los extremos, tanto en temáticas como en estéticas o en propuestas. El problema es que, como el futuro todavía no está hecho, siempre se puede opinar distinto.

De las que van quedando en este angustiosamente maratónico Bafici, los 114 minutos que dura la china Betelnut, la ópera prima de Yang Heng, no son sólo minutos fijos de una cámara que mantiene cierta solidez visual, y una narración por demás llevadera, sino que también muestra cómo es posible armar una trama donde la violencia no se anticipa ni se avisa, los robos nunca son del todo robos y el silencio siempre puede querer decir algo más. En lo formal, es una historia de planos secuencia bien largos, donde dos amigos que durante el verano aparentan no tener nada que hacer, sin embargo se las rebuscan para hacer que la película sea tensamente entretenida. Ali y Xiao Yu viven en el pequeño pueblo de Hunan, pero las preocupaciones de los adolescentes pueden pasar por estar un rato en el cíber, robarse una moto, moler a palos a algún enemigo coyuntural o perseguir a la chica que uno se cruza en el cíber. Finalmente, claro, Betelnut es una historia de amor. Un largo recorrido por las calles de Hunan, China, donde un joven persigue a otra para intentar enamorarla. Un baldazo de frescura viniendo del cine chino.

Pero si hay una solución a la desocupación que difícilmente pueda llevarse a cabo en otro lado es la que plantea Geo-Lobotomy, película coreana del sur, opus cinco de los gemelos Kim Gok y Kim Suk, que vienen trabajando juntos desde comienzos de este siglo y hasta ahora venían filmando historias de alto contenido político como Dialectic (01), Time Consciousness (02), Capitalist Manifiesto, Origin of proletariat (03) y Party Politics Strikes Back (06), en su corta pero prolífica carrera. Aunque la cosa comienza densa y confusa, el paso de los minutos va dejando en claro que a veces es mejor mantener oscuro todo, que aclarar el contexto. Porque la idea de que los habitantes de pueblo lindante con una mina de oro abandonada sigan viviendo de vender sus dientes hechos con el preciado metal a un intermediario convierte a Geo-Lobotomy (nombre maravilloso, si se piensa un segundo) en una mezcla de película de fantasmas, realismo social, humor cínico y, claro, algo de cultura ortodóncica, que en este caso no viene nada bien; justo cuando en las cercanías se viene a inaugurar un casino. Si éste es el futuro, entonces, seguramente será doloroso.

Betelnut se da mañana, 22.45, en Hoyts 9. Geo-Lobotomy se proyecta mañana a las 23.30, en Hoyts 11.

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