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Viernes, 22 de abril de 2016

RESISTENCIAS

El poder que se aprende

La Marcha de las Putas Buenos Aires inauguró una consejería para víctimas de abuso sexual y violencia de género que brinda asistencia psicológica y jurídica gratuita con perspectiva de género. Todos los domingos, en la Asamblea de Villa Urquiza, activistas y profesionales prestan voces y oídos respetuosos para aprender que los cuerpos no son campos de batalla y que los propios deseos son urgencias del alma que no deberían ser desoídas.

 Por Roxana Sandá

La Consejería para sobrevivientes de abuso sexual y violencia de género, de La Marcha de las Putas Buenos Aires, se alumbró en una inauguración reciente, apenas un mes que abraza muchas otras movilizaciones populares por más derechos y en contra de toda discriminación. Se trata de una iniciativa proyectada hace años, sí, pero que se va fortaleciendo cada domingo al calor de las urgencias que imprime esta coyuntura, en que las violencias parecen reformularse y fortalecerse para atacar direccionadas y con saña. “La Marcha de las Putas siempre quiso que esto sea realidad”, aclara una de sus coordinadoras, la psicóloga Antonella D´Alessio. “Esto” a lo que se refiere es el espacio abierto, gratuito y contenedor que funciona en la Asamblea de Villa Urquiza para brindar asistencia y asesoramiento psicológico y legal a víctimas y sobrevivientes de diferentes violencias de género, en particular de violencias sexuales. “La atención está enfocada a adultxs. No quisimos dejar afuera ningún tipo de violencias y procurar, en cambio, un lugar lleno de empatía”, explica D´Alessio. “Son muchas las personas que ya se acercaron, revictimizadas, culpabilizadas por algo que nunca fue su responsabilidad, como en los casos de quienes sufrieron abuso sexual en su infancia. Entendemos que los violentos, en su mayoría hombres, manipulan situaciones para salirse con la suya, sino es imposible que estos actos se sostengan con el tiempo.”

Esta vez, coinciden sus organizadoras, lo importante será desarmar la cultura de las violencias que toma cuerpos y vidas, para construir y rescatar los soplos de poder que todavía anidan y parecen dormidos. Se trata de resolver lo que sucedió o aún está sucediendo, pero también de plantarse ante sí y ante el mundo desde una porción de tierra firme donde la sexualidad, las decisiones y los deseos sean sinónimos realizables de poder. Que bajo el mismo techo funcione un taller de defensa es expresión manifiesta de todo aquello que se quiere capturar para vivir libres de acosos, traumas y enfermedades. “Es parte de un compromiso activista político, que cada unx debería poner en práctica todos los días desde su eje, por pequeño que sea.”

Entre los puentes que recorre desde La Marcha de las Putas y su labor como psicóloga en el área de género y diversidad del Municipio de Lanús, a D´Alessio le sorprende que en todos los relatos aparezcan las palabras puta, atorranta, zorra. “O por lo menos la idea amenazante de que esa mujer, cuando va a trabajar o a estudiar se encuentra con otro macho. Porque a la hora de dominar a su pareja, el individuo utiliza ese término: te vas a encontrar con otro macho, vas a buscar machos, ¿por qué saludas al vecino cuando me voy a trabajar? ¿Vas a su casa porque es tu macho? Las sospechas flotan sobre las cabezas de mujeres que hacen un esfuerzo sobrehumano para demostrar que ellas no son así, que sólo quieren estar con esa persona, muchas veces el padre de sus hijxs, y no sirve de nada lo que hagan porque en realidad entran en un juego de manipulación que no termina nunca.”

Cada domingo, en la consejería rotan una treintena de psicólogas -en su mayoría- y psicólogos, abogadas y abogados que asisten y acompañan de modo respetuoso para demostrar que la cotidianeidad de quienes sufren abusos o violencias puede trazar nuevos senderos y para que no cedan más espacios. Intentan demostrarles que no se es puta, yegua o trola, que el vivir hacia adentro y en un sistema perverso de aislamiento no las hace buenas mujeres o buenas niñas, o buenas parejas. “Y que al habitar el espacio privado, sentimentalizado, terminan viviendo una vida para los demás”. Más allá de las singularidades de cada historia que se revela, el problema resulta siempre el mismo, remarca D’Alessio: analizar y destrabar las violencias patriarcales sobre las personas y los efectos que sobre ellas provocan. “Pero sin obligar a que hablen ni que denuncien; jamás preguntamos ´qué hiciste para provocar esa reacción´”. Es un convite a apropiarse del espacio, a que las palabras sean confidenciales y los oídos continentes, con los fines precisos de sanar y empoderar.

Además, porque esa impronta de calle que las vio marchar por primera vez en agosto de 2011 continúa siendo el motor para tejer otras redes, hoy y mañana vuelven a tomar el espacio público en eventos sólo en apariencia diferentes: ambos están cruzados por el latido entrañable que significa adueñarse del propio cuerpo, de las decisiones y contra todo criterio de criminalización y control social. Hoy a las 17, La Marcha de las Putas se sumará a la Colectiva Lohana Berkins en la movilización de la Campaña Nacional Contra las Detenciones Arbitrarias, desde Congreso hasta Plaza de Mayo. Mañana a las 18, junto con Socorristas en Red y Las Casildas realizarán la charla-debate “Mi cuerpo, mi decisión. Las violencias que atraviesa el cuerpo femenino ante el embarazo, decida continuar o interrumpirlo” en Casa Brandon (Luis María Drago 236).

“La violencia no es una enfermedad, se aprende. El NiUnaMenos ayudó a que se tome conciencia real de que el fenómeno es global y la opresión y el sometimiento de las mujeres son históricos. No somos un útero, y aun así terminamos siendo objetos para los demás”, concluye D´Alessio. En la movilización nacional de esta tarde, putas y colectivas gritarán contra todo ensañamiento, para repudiar las criminalizaciones y visibilizar protocolos no escritos que vulneran en nombre de un orden que denigra. “Queremos que se problematicen la criminalización de la protesta, las violencias patriarcales, machistas y de género. Marchamos juntxs para que se hable sin hipocresías sobre todo lo que nos estigmatiza, nos discrimina, nos excluye, nos violenta y nos mata.”

Línea para comunicarse con la Consejería: 153-878-2324. Domingos de 17 a 20 en Asamblea de Villa Urquiza, avenida Triunvirato 4778. CABA. [email protected]

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