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Viernes, 1 de julio de 2016

COSAS VEDERES

Punta de lanza

Rompiendo mil años de tradición (sexista), el organismo inglés English Heritage permitirá que las mujeres participen de los torneos de justas, históricamente reservados para el embiste entre caballeros varones.

“¡Yeah, knights (léase, caballeros)! ¡Sostengan con destreza sus lanzas hasta atravesar el techo de cristal!”, arenga el sitio feminista Jezebel al referirse a cierta novedad: que desde ahora, en Inglaterra, las mujeres podrán participar de los combates de justas en calidad de “caballeras”. Y no de cualesquiera, dicho sea de paso: de los oficiales, organizados y regenteados por el organismo público English Heritage, a cargo de proteger y promover el patrimonio inglés. Incluidas imponentes fortalezas, rebosantes de detalles históricos, como los castillos Bolsover, Kenilworth, Pendennis y Carisbrooke, donde se celebran algunas de las fiestas medievales más populares de Gran Bretaña. Fiestas que, al son de tonadas de medioevo ejecutadas por músicos en disfraz de época y bajo el eslogan “Entren a nuestra historia”, reviven a juglares de antaño, malabaristas, cerveza no tan añeja (por fortuna), tiro al arco y torneos donde presuntos “nobles” blanden sus espadas y abollan cascos en batallas simuladas. Por supuesto, tampoco faltan los mentados combates de justas que, para los/as desprevenidos/as, trata de lo siguiente…

Amén de acreditar su excelsa destreza en el manejo de las armas, su coraje, su hombría y, en el ínterin, ganar el visto bueno de Dios y de alguna que otra dama, los caballeros involucrados -montados a briosos caballos, cubiertos de pies a cabeza, sosteniendo puntiaguda lanza en ristre, como si se tratase de una lucha real- se embestían, intentando derribar al otro. Al menos, las lanzas eran “de cortesía”, o sea, sin hoja de acero en la punta; lo cual no quita que infligieran dolor y, en ocasiones, propinaran desgraciados golpes de gracia. Ganaba quien rompiese tres lanzas golpeando, en trote, a su opositor. Y solo podían participar caballeros en estos torneos que requerían permiso real. A cambio de demostrar su valía, por cierto, recibían títulos, tierra, dinero. Al monarca Tudor Enrique VIII, cuenta la leyenda, le encantaba lucirse en justas, pero tuvo de declinar para siempre al caer de un caballo y lastimarse la pierna durante uno de los embistes. Pues, entonces, lo dicho: que en su afán por mantener la tradición viva, English Heritage organiza los mentados combates one on one. Alejándose de la tradición, empero, ahora permite que las mujeres justen. Pero, “¿por qué ahora?”, interrogan quienes no dejan de observar que la -sádica- práctica goza ya de casi mil años, rastreándose la primera justa en 1066. Anotando, además, que existe un circuito europeo que, de añitos a la fecha, ya habilita a que las muchachas se calcen la lanza. Por tanto: ¿Por qué ahora, Inglaterra? En la respuesta, el quid de la curiosa ecuación: al parecer, lo que ha hecho que la organización pública reconsiderase la heredada inequidad y permitiese justas mixtas ha sido… Game of Thrones. Ajá, tal como suena. Ni las biografías de Juana de Arco, de la duquesa Gaita de Lombady, de Petronilla de Grandmesnil, condesa de Leicester; o, por caso, de otras aguerridas duchas en distintas formas de combate como la samurái Nakano Takeko, Boudica -reina guerrera de los icenos- o la pirata irlandesa Grace O’Malley fueron suficientes para que English Heritage comprendiese que las mujeres también puede luchar. En cambio, necesitó ver unas cuantas temporadas de la exitosa serie de fantasía -con dragones lanzallamas, Caminantes Blancos y ese invierno eterno- para romper tan vetusta tradición sexista. En su defensa, la talluda y blonda Brienne de Tarth es una de las mejores guerreras de Poniente, uno de los continentes ficcionales de la tira, “la paladina más noble de los Siete Reinos”, según algunas voces, capaz de vencer a los más rabiosos y expertos caballeros… Y qué decir de Arya Stark, esa perseverante niña soldado en busca de venganza; o la mamá de los dragones, Khaleesi, capaz de mandar a freír churros a sus detractores al son de “Ustedes son hombres pequeños; ninguno es apto para dirigir a los dothrakis. Yo sí. Y eso haré”. O Yara Greyjoy, flamante aliada, líder y heredera por derecho de las islas de Hierro, capaz de dar pelea para recuperar lo que le es por derecho -las islas de Hierro-…

“Históricamente, los caballeros que participaban en torneos de justas eran una banda de élite, lo mejor de lo mejor. Las mujeres no se encontraban en ese grupo. Ahora sí. De allí que, para dar a nuestro público la oportunidad de ver a los mejores contendientes, era lógico invitar a mujeres”, ofreció Emily Sewell, cabeza del área de eventos de English Heritage, quien ya ha convocado a dos de las muchachas más probadas en las justas europeas (donde predominan -por mucho- los varones, de más está aclarar): la británica Nicky Willis y la holandesa Alix van Zijl. Reales ambas, ningún personaje. En charla con distintos medios, por cierto, la primera se mostró sumamente emocionada por poder participar del torneo que acaecerá en Kenilworth: “No solo es famoso por sus elaborados torneos medievales; también ha sido residencia de una de las mujeres más fuertes de la historia, la reina Isabel I. Será el lugar perfecto para que las mujeres venzamos a los muchachos”. Qué así sea, caballera; que así sea.

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