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Viernes, 23 de septiembre de 2016

COSAS VEREDES

Colmillos afilados

La icónica vampiresa Carmilla Karnstein vuelve a revivir gracias a la tercera y última temporada de la homónima webserie canadiense, que acaba de estrenarse vía YouTube, para irrefrenable jolgorio de un fandomqueer que le canta sentidas y justificadas loas.

 Por Guadalupe Treibel

Veinticinco años antes de que Bram Stoker ofreciera al mundo la celebérrima Drácula -novela que codificó al género para siempre, inspirada, harto sabido, en el bigotudo Vlad IV, sanguinario príncipe de Valaquia, conocido también como Tepes o Dracul-, una nouvelle desandaba los pasos finales de una ilustre succionadora de palidez singular; pelo negro, sugestivamente largo; dedos finos como agujas; ojos grandes y oscuros; boca rojo-hemoglobina; dientes afiladísimos, y la insinuante habilidad de perturbar el sueño de cierta presa femenina en repetidas apariciones nocturnas…Sí, sí: Carmilla, avanzada maravilla gótica, de culto, que el escritor irlandés J.T. Sheridan Le Fanu lanzó al mundo en 1872. Donde era Laura, la víctima cautivada, con su cuellito en riesgo y la voluntad craquelada, quien narraba en primera persona sus acalorados encuentros con la taciturna vampiresa Karnstein, irrefrenable en su deseo por devorar.

De evidente subtexto homoerótico (en un contexto como el victoriano, dicho sea de paso, en el que la homosexualidad era considerada un crimen), la pionera obra de Le Fanu no solo ha desvelado a teóricas de género, que han hecho especial hincapié en el apetito tabú de la vampira, en su carácter doblemente subversivo -en tanto erótica criatura de la noche y lesbiana de avanzada-… También le ha quitado el sueño a cantidad de realizadores -desde Carl Dreyer (Vampyr, 1932) y Roger Vadim (Et mourir de plasir, 1960), hasta Juan López Moctezuma (Alucarda, 1978) o Mauricio Chernovetzky y Mark Devendorf (Styria, 2014)-, que presentaron su versión, con más y menos licencias, de la chupasangre robasuspiros. Ninguna tan masivamente festejada como la realizada por una webserie canadiense que, de tres años a la fecha, se ha vuelto tamaña sensación en YouTube, amasando a razón de 50 millones de visionados, clics más, clics menos. Correspondientemente intitulada Carmilla, la petite y multipremiada producción -celebrada por sitios como After Ellen o The Mary Sue- es una ligera adaptación de la nouvelle, que toma a sus personajes -principales, secundarios- y los deposita en la actualidad, en la Universidad de Silas, en Styria, donde fenómenos sobrenaturales explotan por doquier. Y donde la novata Laura Hollis -una geek adorable, Lois Lane wanna be- acaba irremediablemente enganchada con su roomate vampírica, Carmilla Karnstein, 300 años y contando, lánguida chica mala, puro corsé y cuero, más preocupada por leer Kierkegaard que por asistir a la irrefrenable humana en sus misiones diarias. Al menos, en un comienzo… Finalmente, muchas bolsas de hemoglobina han pasado desde el inicio de la webserie, que -¡albricias!- acaba de inaugurar tercera,anhelada, vitoreada, última, snif, temporada, donde la mentada dupla deberá lidiar con un peligro mayor (una antiquísima diosa, ni más ni menos), tras partirle el pescuezo a corporaciones malévolas y peces gigantes en las pasadas entregas.

Entregas que son capítulos breves, que habitualmente no superan los 8 minutos, conforme el formato propuesto; y que, como sucediese en las seasons previas, se mantienen fiel a su estilo de cámara fija, una única locación, pocos -pero ocurrentes- recursos técnicos, troupe mayoritariamente femenina adelante y atrás de cámara, temporada entera filmada en apenas 3 días de rodaje…Fiel, además, a dispensar estupendos guiones repletos de humor, acción, tensión y cantidad de referencias a nobles heroínas de la cultura pop: desde Hermione Granger, de la saga Potter, lasCazafantasmas, Xena la princesa guerrera, hasta Buffy la cazavampiros; o, por caso, Veronica Mars…De hecho, si quedaba alguna duda de su cualidad nerd, los recientes capítulos tienen como flamante personaje al papá de Laura, interpretado por el actor Enrico Colantoni, ¡antaño papá de Veronica Mars! Empero, referencia no quita originalidad: porque, amén de crear mundo personalísimo,la serie se anima incluso a engordar mitología, con una antiheroína que -aunque prefiere la noche- no se calcina por un rayito de sol, o que además de ingerir sangre, también la expulsa…

Porque en esta versión de Carmilla, las vampiresas también menstrúan; lo cual hace que no sea extremadamente llamativo saber que sea una marca de toallitas y tampones femeninos (Kotex) la que financie la empresita, gracias al ingenio de algunas de las mentes rectoras del show -StephOuaknine, Jordan Hall-. Quienes, entre otras loas, han sido especialmente aplaudidas por el fandomqueer, al verse este pertinente y positivamente reflejado, representado en el variopinto universo de personajes presentes en su creación (a las protagonistas les acompañan amigxs no-binarios, asexuales, bisexuales…). Volviendo al subtexto, texto, Carmilla ha conquistado miles y miles de jóvenes corazoncitos LGBT, que se expresan muy, muy activamente en plataformas online: dibujando centenares de ilustraciones de las actrices, enviando epístolas de devoción, tomándose fotos donde lucen el merchandising de la tira, presentándose en las meetings convocadas en Fan Expo Canadá u organizadas en Nueva York, escribiendo miles y miles y miles de fan fictions.

Narraciones de fans (o creampuffs, como se hacen llamar) que, en su vasta mayoría, se detienen en la química de la dupla estelar: Elise Bauman (Laura) y Natasha Negovanlis (Carmilla), tan dinamita en pantalla que, aprovechando los chispazos, incluso fueron convocadas por la directora Sarah Rotella y la guionista Adrianna Di Lonardo -creadoras del canal YouTube The Gay Woman Channel- para que protagonizasen su primer film, Almost Adults, juntas.Pero eso, como suele decirse, es sapo de otro pozo. Con menos seres supernaturales y casi sin hemoglobina, evidentemente. Por cierto, interrogada acerca de cómo se compara Carmilla con otros populares dramas vampíricos como Twilight, Bauman solo atina a reír: “Es mucho mejor”. Es cierto. En especial, la temporada 3: más mágica, más épica, más queer. Posiblemente, más sangrienta.

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