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Viernes, 2 de julio de 2004

FETICHES

muchacha punk

Reivindicación de esa inhóspita etapa de la preadolescencia, compañía ideal de niñas solitarias, Emily, la rara, es un personaje de comic que ya ha impreso su negro flequillo en cuanta superficie ha sido posible, desde mochilas a skates, paraguas o relojes. Esta adorable y oscura antiheroína aún no ha llegado a la Argentina, pero es seguro que nos hace falta.

 Por Mariana Enriquez

Emily, la rara, tiene trece años, el pelo negro lacio –con flequillo–, usa medias largas y un corto vestido negro. Le gusta estar sola, y sólo tolera la compañía de sus cuatro gatos negros Mystery –el más viejo–, Nee Chee –un nihilista: rara vez mira a los ojos–, Sabbath –vive bajo sus propias reglas– y Miles –el más rápido de la ciudad–. No busca pertenecer: busca perderse. Cuando Emily ve todo rojo, los demás ven negro y azul. Rompe corazones, no cree en el futuro, es líder de una subcultura sin seguidores, dibuja telas de araña, nunca cambia. Proyecta la sombra de un gato. Siempre dice: “Mi problema sos vos”. La llaman la “anti Hello Kitty” o “Merlina Adams punk”. Heroína de las adolescentes góticas, mascota favorita de Courtney Love, Emily tiene un negocio dedicado sólo a ella en Tokio, y más sitios de Internet que cualquier otra niña de comic. Pero no es exactamente un comic. Su rostro malhumorado aparece en ropa, posters, pins, stickers, paraguas, relojes, tablas de skate, monederos, llaveros y sigue la lista de merchandising. Y ya tiene dos libros, Emily The Strange y Emily’s Secret Book of Strange, ilustrados en blanco, negro y rojo: son lo más lindo que se puede hacer con tres colores y un poco de stamping. En estos libros deliciosos, Emily duda de los espejos, ahorca (en chiste) a sus gatos, pierde el tiempo (“No es perezosa: sólo disfruta hacer nada”), sueña con pájaros negros. Emily es la reivindicación de la preadolescencia excéntrica y la compañera de niñas solitarias, además de un fenómeno del diseño gráfico casi sin precedentes –exceptuando a su archi enemiga Kitty, claro está–. En Internet, miles de chicas escriben poemas y dibujan su propia Emily hasta el infinito: el centro de operaciones es www.emilystrange.com; allí hay juegos, horóscopo siniestro, la música que Emily escucha y hasta una entrevista de la línea rara a Iggy Pop, en la que le pregunta: “Alguna vez cantaste que querías ser un perro. ¿Nunca quisiste ser un gato?”.
Emily la rara nació en 1992, creada por Matt Reed y Rob Reger, dos punks californianos que empezaron a diseñar ropa para skaters en un garaje de Oakland. “Cada proyecto de Emily en el que trabajo –dice Reger–, tiene como marca el recuerdo de los días de salir con amigos por ahí, sin rumbo fijo, ir a shows punks, estudiar arte, quedarse dibujando hasta la madrugada, andar en skate ‘ilegalmente’ en los ‘80.” Pero esos tiempos de bohemia ya son muy lejanos: hoy Reed y Reger son la cabeza de Cosmic Debris, la línea de ropa que se extendió a medio centenar de emprendimientos similares, con grandes locales en San Francisco, Japón y su tierra natal, Oakland. Cosmic Debris tiene muchos otros personajes, pero ninguno es tan popular como Emily. La niña problemática que prefiere quedarse sola en su habitación oscura, rodeada de discos, velas y mamarrachos. Todavía no se la consigue en la Argentina, pero hay que estar preparados para cuando la criatura de diseño más extrañamente encantadora del mundo empiece a reproducirse en las mochilas de las niñas raras, reemplazando al Jack de Tim Burton.

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