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Viernes, 9 de enero de 2015

CINE

Tracción a sangre

De tal padre tal hijo, la película de Hirokazu Kore-eda, narra con dureza y ternura la historia de dos familias que descubren que sus hijos fueron cambiados al nacer.

 Por Silvina Herrera

La idea de la película es un viejo temor muchas veces imaginado pero pocas veces tratado en el cine: dos familias descubren que sus hijos biológicos fueron cambiados al nacer y que están criando niños que no son suyos, al menos no de sangre. La primera reacción es de desconcierto, después surgen las dudas, hasta que empieza a aparecer el deseo culposo de cambiarlos después de cinco años de vivir con ellos. Las familias, que provienen de mundos diferentes culturales, económicos y sociales, se reúnen para discutir e intentar ponerse de acuerdo sobre qué hacer con sus hijos.

El director japonés Hirokazu Kore-eda crea en De tal padre tal hijo un universo familiar que resalta por su entramado de miserias, de vínculos fríos e infelicidad. También recrea la forma de vida japonesa desde la cotidianidad, evitando la generalidad del costumbrismo y haciendo foco en la intimidad personal de dos familias. Una vive en un departamento de un barrio acomodado del centro de la ciudad y está compuesta por un padre profesional y ambicioso y una madre sumisa pero cariñosa, y la otra vive en una casa humilde de los alrededores, conformada por una pareja sencilla, alegre y sin más pretensiones que pasarla bien en la vida y apoyar a sus hijos para que sean felices. El contraste entre ambas familias es demoledor. La película se detiene en la mirada del padre profesional, Ryota, un hombre competitivo que le exige demasiado a su hijo y considera, al principio, el lazo de sangre más importante que el vínculo. Ahí está la madre para proteger al niño de cinco años, darle amor y cuidados, aunque acepte el deseo de su marido de recuperar a su hijo biológico. Ella representa el afecto y el amparo, pero no puede enfrentar a su pareja y termina cediendo, aun cuando el intercambio no le parece una buena idea. Ryota es capaz de ofrecer dinero para quedarse con los dos niños. El padre de la otra familia es todo comprensión y el vínculo con el hijo biológico desconocido es mucho menos conflictivo. La madre de la familia humilde ocupa un lugar similar a la otra, el de brindar protección y amor sin hacer demasiadas preguntas, revelando que el patriarcado goza de buena salud en Japón.

De tal padre tal hijo es un film que desde una estética simple pero de gran belleza plantea la posibilidad de pensar los vínculos familiares en la actualidad, las relaciones entre padres, madres e hijxs, y el papel de protección que sigue teniendo la madre. Aunque por momentos cae en algunos lugares comunes, la película logra generar una reflexión intensa sobre ese modo de relacionarse con los afectos. Una de las cosas más interesantes es la transformación de Ryota y su pasaje de hombre frío a padre que logra comprender el sentido de la paternidad. Y de la madre que logra imponer finalmente su deseo, que nace del amor y el sentido común. No hay condescendencia en los diálogos, pero tampoco golpes bajos, se expresa en las miradas y los silencios la profundidad de los vínculos. También hay una intención de mostrar cómo la vida moderna a veces hace correr el eje de las cosas que realmente importan.

Kore-eda es uno de esos directores que hace dialogar a sus películas entre sí, porque vuelve a los mismos temas, desde diferentes ángulos. En After Life las personas que mueren tienen que elegir un recuerdo para llevarse a la eternidad, la memoria más importante de sus vidas que los represente en el más allá. En Still Walking se detiene en la vida íntima de una familia, cada uno tiene un lugar, y cada uno sabe que tiene que seguir para cumplirlo y no decepcionar a los demás. Nobody Knows es la más cruda de todas, al mostrar cómo una madre de cuatro hijos de diferentes padres decide abandonarlos en un departamento diminuto. Detrás de sus personajes hay un cuestionamiento moral, pero también les brinda la posibilidad de redimirse, los juzga, pero no los condena. Parece estar diciendo que ser padre y ser madre es un aprendizaje que no termina.

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