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Viernes, 27 de diciembre de 2002

SOCIEDAD

Vivir y morir en el country

Por Martha Ferro *

Muchos piensan que los días en un country son todos iguales. No es así. Los guardias que vigilan son reemplazados frecuentemente, motivando diversos comentarios en los countrieros y cierta intranquilidad en los perros de raza que habitan el lugar y que juegan entre los árboles tratando de no dañar las flores. Los countrieros son claustrofóbicos que siempre se sienten amenazados. Los días en un country no son todos iguales. Algunos días, el aburrimiento comienza antes del desayuno o de la cena y trata de ser sofocado jugando al tenis o mirando partidos de fútbol con otros vecinos, o creando fundaciones benéficas.
Lo cierto es que un día de un country también puede deparar un crimen y la puesta en escena de secretos de familia, de secretos del country, de secretos funerarios y de la temporaria derrota del método torturador del ex subcomisario Luis Patti para esclarecer un hecho policial.
María Marta García Belsunce fue asesinada en un country y, trascartón, su marido y la masajista, acompañados por una mucama, limpiaron furiosamente las paredes y los pisos hasta hacer desaparecer las manchas de sangre que regaban la planta baja y las escaleras de la casa.
Los countrieros, al tomar conocimiento del crimen, señalaron como probable asesino a un estafador de poca monta, a quien de paso también acusaron de secuestrar perros en Carmel y solicitar rescate. La estúpida acusación se esfumó sin pena ni gloria.
María Marta fue asesinada y tras el crimen salieron a relucir los secretos funerarios de la empresa que se hizo cargo de su cadáver maquillado. Sucede que Casa Sierra podría haber llevado a los cementerios varios asesinatos rubricados como paros cardiorrespiratorios no traumáticos, por lo que podrían producirse decenas de exhumaciones en las próximas semanas.
La investigación del crimen de MM es llevada a cabo por la Bonaerense. Los policías se toman su tiempo para recabar testimonios, no cachetean, ni muestran la picana a los sospechosos. Este caso puede mostrarle a la Bonaerense (también a la Federal) que empleando métodos civilizados pueden atrapar a un asesino o por lo menos intentarlo.
Lo cierto es que María Marta fue abandonada a su muerte por los ilustres varones de la familia. Su hermano, cuñado y marido insistieron con la teoría del accidente. Pruebas al canto: Carlos Carrascosa –el marido– vociferaba que MM había sufrido un accidente, Horacio García Belsunce (h) –el hermano– arrojó al inodoro una bala, Guillermo Bartoli –el cuñado– quiso realizar la cremación del cadáver pagando una fuerte suma de dinero.
Como en una novela de Agatha Christie, donde los personajes deben encontrarse en un lugar aislado, aconteció el drama criminal. Se sospecha que la mucama que limpió la sangre fresca ya estaría fuera del país luego de haber recibido dinero para guardar silencio. Es que sin duda ella vio y sabe detalles de la vida íntima y económica de María Marta.
Carmel es un country aislado. Allí viven perros y un ex estafador temeroso y otras personas que se muestran nerviosas en los últimos días porque entre ellos vivió el asesino/a. Mientras tanto, el crimen y sus secuelas tienen en vilo a los lectores de noticias policiales. Todos ellos se esfuerzan por comprender y descubrir las pistas borradas y las falsas. Una intensa curiosidad los invade, pues enfrentan la resolución de un crimen-problema. Los lectores quieren descubrir quién mató a María Marta. Y en ese intento ven desfilar en el escenario del crimen a los sospechosos y a todos les adjudican responsabilidades. No se equivocan. No. Cada crimen desnuda a la sociedad donde es cometido. El asesinato de María Marta García Belsunce también desnudó por primera vez las maniobras de la empresas fúnebres cambiando muertes violentas por muertes maquilladas.
Pero también revela (el asesinato) hasta dónde los infiernos apagados pueden arder en los countries cuando varios integrantes de una “buena familia” ordenan limpiar manchas de sangre con lavandina concentrada y silenciar a una mucama. Con dinero, claro.

* Periodista, especialista en policiales.

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