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Viernes, 8 de octubre de 2004

INUTILíSIMO

Afirmar el seno

De las virtudes primordiales que debe cultivar el pecho femenino, sin duda la firmeza y la turgencia figuran en primerísimo lugar. Por desgracia, “el trabajo excesivo y la fatiga producen relajación de los tejidos mamarios, lo mismo que ciertas dolencias como los desarreglos intestinales y las diabetes”, según las palabras de Gloria Darling, autora de Para ser amada, para ser hermosa, abarcador manual ya consultado por esta sección.
He aquí, pues los alimentos que se recomiendan para que el busto no decaiga: leche, huevos, carne jugosa, pescado, sesos, carnes blancas, aceite de bacalao, avena, mazamorra, choclos, lentejas, porotos, malta. Con este sabroso régimen, la turgencia se verá muy favorecida, sobre todo si se combina con “un recurso soberano para levantar y endurecer los tejidos: el agua fría, en ducha o pulverizaciones, adicionada con una cucharada grande de sal por litro. También son útiles para reanimar el seno caído las compresas empapadas en: agua de rosas (medio litro), alumbre (5 gramos) y extracto de ratania (50 gramos)”.
En verdad, las recetas de Gloria Darling para reconquistar la firmeza perdida son de una variedad y practicidad sorprendentes, de modo tal que si una no rindiera los resultados deseados, se puede probar con otra, pues ninguna ofrece contraindicaciones. Por ejemplo, “para evitar la flaccidez se aplicarán tres veces por día lociones de vino de salvia y agua destilada de yemas de pino marítimo, o se cubrirá el pecho durante la noche con el producto de 250 gramos de hojas de rosas de jardín hervidas una hora a baño María en 60 gramos de agua y luego machacadas, entibiadas y aplicadas en forma de cataplasma”. Otro medio endurecedor que brinda grandes garantías es “dejar dos o tres días sobre el seno un trapo empapado en partes iguales de blanco de ballena y cera fundida, más una gotas de alcohol para homogeneizar la pasta”.
Si a esta altura vuestros pechos no lucen orgullosamente enhiestos y duros como diamantes, podéis intentar con “naranjas maduras peladas y hervidas durante 6 horas en aceite de linaza. El puré resultante debe aplicarse sobre el seno durante las horas del sueño”. Por la mañana, faltaba más, enjuagar con agua caliente y jabón, y dar un último toque con agua helada, aun en lo más crudo del crudo invierno. Repetir el tratamiento hasta que el sostén sea prácticamente innecesario... hasta que su marido legítimo amenace con pedir el divorcio.

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