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Viernes, 19 de noviembre de 2004

INUTILíSIMO

El lenguaje de las flores

Se podrá tener dudas acerca de los diversos tipos de obsequios que se deben ofrecer según la ocasión y el/la destinatario/a de tales atenciones, pero donde casi nunca existen tales cuestionamientos es en el terreno de las flores, siempre apropiadas y bien recibidas como regalo, señal de agradecimiento o simple gesto de delicadeza. Según prescribe Leticia Vigil en Buenas maneras (Javier Vergara Editor, Buenos Aires, 1991), “cualquier pretexto es bueno para manifestar amistad, cariño, solidaridad, respeto o simpatía por intermedio de un ramo, un bouquet o una sola flor, como una rosa roja o una orquídea”.
Por ejemplo, cuando nace un bebé, corresponde –además de otros regalos más específicos– mandar flores: “Ramos especiales, arreglos delicados armados por un buen florista”. También se pueden enviar estos perfumados productos de la naturaleza a “la amiga que cumple años, inaugura una muestra de pintura, presenta un libro, a la mamá en el Día de la Madre, a la actriz en el día del estreno”, y los caballeros “a la mujer que aman, sin ningún motivo” (más que el mero homenaje). El ramo más grande y compuesto debe ser “para la señora de un diplomático con motivo de una fecha patria, un matrimonio que celebra sus setenta años de casados (sic), una novia que se compromete o que se casa”. Los señores bien educados -sentencia Vigil– “mandan flores a la anfitriona cuando se los ha invitado a una comida importante”. Y desde luego están los caballeros que citábamos antes, aficionados a regalar bouquets a las mujeres que cortejan, “los cuales suelen tener un stock de tarjetas en la florería, algunas con mensajes manuscritos”, por lo que deben ser muy cuidadosos a fin de evitar confusiones comprometedoras.
Según otra experta en buenos modos sociales, Jacobita Echaniz (El Libro de Etiqueta de Rosalinda, Ediciones Bell, 1951), a los enfermos convalecientes (no a los terminales, claro) y a los recién operados, “una atención fina es hacerles llegar flores, que no deben tener un perfume muy fuerte”. Si se produce el desenlace fatal, se envían al velorio coronas o arreglos adecuados a la penosa oportunidad.
Leticia Vigil entiende que “las flores son un lenguaje para las mujeres”, y que en general a los hombres –cuando se trata de viudos, divorciados o simplemente solteros– se les puede mandar una planta, si se confirma que les gusta el verde. Desde luego, todas las flores –desde la solitaria orquídea al ramón espectacular– se deben agradecer personalmente o por escrito, a través de una esquela. A las chicas más modernas se les acepta que lo hagan por e-mail.

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