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Viernes, 19 de noviembre de 2004

MONDO FISHON

Y dale con lo literal

Porque ante todo somos chicas corteses, concedemos que de tanto en tanto puede que nos dé por el vicio de lo literal y nos cueste sacar el pie de laberintos de palabras, pero a veces, ah, a veces las literalidades ajenas nos abruman. Y es que puede una quejarse de que el mundo que las publicidades y las mentes brillantes del marketing nos deparan a las mujercitas modernas está poblado de épicas que nos enfrentan a la roña rebelde nos otorgan aliados insustituibles como jabones que cuidan la ropa de nuestra familia y nos facilitan alimentos que la mantienen bucólicamente feliz (y tantísimas otras maravillas de la vida), pero de tanto en tanto empiezan a asomar las hilachas del origen y, qué decir, el discurso bélico aplicado a la vida cotidiana cobra otro sentido. No es que vayamos a espantarnos por tan poca cosa, en especial cuando más de la mitad de las novedades tecnológicas y no tanto que ahora nos parecen tan naturales (y en algunos casos algunas hasta anticuadas) tienen un nacimiento similar, pero la verdad es que taaantas de esas cosas aplicadas exclusivamente a los cuerpos de las chicas dan qué pensar. Por ejemplo, de un tiempo a esta parte es casi un saber común que no hay manera más chic de sudar la gota gorda (para estar precisamente no-gorda) que mandándose un par de horitas de esa gimnasia tan top (y exclusivamente cara) que es el Pilates, pero seguramente es menos conocido que se trata, en realidad, de una técnica de recuperación física que se desarrolló para rehabilitar a soldados malheridos de la Segunda Guerra Mundial. Un reciente material promocional de una marca de jabón (que, dicho sea de paso, está llevando adelante una campaña publicitaria basada en cuestionar los estereotipos de belleza) cuenta que: “la historia de (la marca en cuestión, que se identifica con una palomita) nace durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se desarrolla la fórmula que da origen al jabón para limpiar y asistir a los heridos del ejército americano” (por eso el icono del ave: como símbolo de la paz). ¿Que si será para aterrarse? Hmmm, tal vez no tanto; quizás lo peor esté en el futuro inmediato, habida cuenta de que se nos viene el verano y las infinitas posibilidades que eso abre para nuestros cuerpos. Os dejamos, como pequeño adelanto, una joyita que agradecemos al Dr. Máximo Ravenna, el nuevo gurú del control del peso e inventor de una “psicodieta” (gorda es la que no se quiere, vieron) que hará furor: “en lugar de ‘obeso’, tienen que ponerse el título de ‘haragán’ o ‘caprichoso’. Para adelgazar no es necesario dejar de comer, sino dejar el exceso que hace engordar (...) Es un prejuicio creer que con una dieta de 600, 700 u 800 calorías uno pasa hambre. Hay que entender que al darles menos comida también se les saca el hambre”. Ajá.

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