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Viernes, 21 de marzo de 2003

El infierno en Ciudad Juárez

POR S.CH.

En 1997 empecé a leer en los periódicos de Estados Unidos y México noticias sobre los asesinatos de Ciudad Juárez. Todo salía muy pequeñito ycada vez aparecían más y más muertes, como si hablaran de vacas.” Ese fue el primer contacto de Lourdes Portillo con lo que hoy se conoce como “el feminicidio de Ciudad Juárez”: el asesinato de más de 350 mujeres en los últimos 10 años sin que haya culpables, en el que se acusa de estar implicados desde las autoridades locales hasta las máximas autoridades del país. “Yo llegué a Juárez llevada por la impotencia que sentía ante la injusticia y la impunidad. Pero quería hacer una película constructiva. Con casos como los de las mujeres de Juárez podía haber salido un trabajo que incitara a la lujuria, y lo que yo quería era que el espectador se involucrara.” Lourdes Portillo es una de las grandes documentalistas latinoamericanas. Lleva años en el género, “y no como un salto a Hollywood –aclara sin que medie pregunta– sino que ésta es mi casa, no quiero hacer otra cosa”. Uno de los primeros, Las Madres de Plaza de Mayo, realizado junto a la argentina Susana Muñoz en 1985, le valió una candidatura al Oscar el mismo año que La historia oficial ganó esa competencia como mejor película extranjera. Desde los años ‘60 vive en Estados Unidos, en San Francisco. Allí estudió y ahora trabaja, siempre en forma independiente, siempre a pulmón, la única garantía que tiene para que sus producciones sean autónomas. Señorita extraviada, su investigación de un año y medio sobre los asesinatos de Ciudad Juárez, estrenada en el 2001, contó con el financiamiento de fundaciones de cineastas independientes de Estados Unidos y de la televisión pública norteamericana, donde Lourdes trabaja para ganarse el pan. La difusión en la televisión norteamericana tuvo una importancia enorme para el caso, ya que lo que sucede en Ciudad Juárez está vinculado directamente con Estados Unidos. Esa ciudad mexicana, situada en la frontera entre ambos países, es el lugar desde el que opera el cartel de drogas más grande de Estados Unidos, y es considerada por los norteamericanos “la ciudad del pecado”, a la que cruzan habitualmente a “divertirse”. La prostitución, el narcotráfico, la corrupción institucional, las mafias, son figuras sobresalientes que se recortan sobre el fondo de una ciudad insignificante si no fuera por las empresas maquiladoras –el 80 por ciento de ellas de EE.UU.–, donde las mujeres consiguen trabajo por 3 o 5 dólares por día.
“Cuando se hizo la proyección en Estados Unidos, recibí unos mil mails y no todos eran de hispanos, muchos eran de norteamericanos. Y hoy la situación está todavía más feroz. En las últimas semanas raptaron a varias niñas, pero nadie sabe a qué se debe este recrudecimiento. Quizá a que las elecciones están próximas y cada partido quiere sacar provecho de la situación diciendo que resolverá el caso. Pero después de 10 años sin culpables y varias investigaciones infructuosas del FBI en México, lo único que puede decirse es que tanto el gobierno mexicano como el estadounidense son cómplices de lo que está pasando.” Lourdes acaba de estar en Ciudad Juárez en febrero junto con Eve Ensler, la autora de Monólogos de la vagina. Se entrevistaron con el subprocurador y 3 días después de su visita aparecieron otros tres cadáveres. Esa es la respuesta de quien sea que esté detrás de estos crímenes a las denuncias y preguntas indiscretas.

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