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Viernes, 3 de diciembre de 2010

ENTREVISTA A PATRICIA PéREZ

“El tema sida muestra lo mejor y lo peor de la gente”

La maternidad entre las activistas de la Comunidad de Mujeres Viviendo con VIH sida (ICW Global) no es un debate. Es un hecho. Es más: muchas de ellas, que hoy pasaron los 40, comparten el espacio con sus hijas. Hijas que nacieron, muchas de ellas cuando todavía no existían los métodos para evitar la transmisión vertical. Y hoy fundan la rama adolescente de la organización de tanto respirar lo que sus madres, acompañarlas en encuentros, reuniones y desvelos. Patricia Pérez es la referente global de esta comunidad que reúne a 120 países.

Así como en algunos países africanos se evalúa juzgar a las embarazadas que no siguen –porque no pueden– los tratamientos para evitar la transmisión vertical, ¿hoy se debate el acceso universal a la medicación?

–Tenés sectores que plantean: si no tenemos plata, si hay pocos medicamentos, si no alcanza para toda la gente, y por otro lado tenés a los usuarios de droga que no se cuidan, dejan el tratamiento y vuelven, lo dejan y vuelven... ¿Está bien priorizar a esa población como una población vulnerable? Plantearlo así es no tomar la adicción como enfermedad.

Es una pregunta genocida. Pero todo el tiempo hay omisiones que también ponen en juego la vida de las personas viviendo con VIH sida.

–A nadie se le ocurriría decir: “Che, dejo de darle un medicamento para el cáncer a tal persona porque es alcohólica”. Es cierto: en los gobiernos hay cantidad de falencias que las personas con HIV soportan día a día. Hay una cuestión de prejuicio y valoración. En realidad, los únicos que han zafado históricamente de esta posición tan de blanco y negro son los niños. Sobre el resto, hay mucha connotación moral. La pregunta no es: ¿deberíamos seguir? La pregunta es: ¿por qué estás discutiendo esto? Porque no se toma como una inversión en salud sino como un gasto. Volvemos al principio de la epidemia, donde hablamos de la gente que tenía HIV “inocente” y la que había contraído el HIV por promiscuidad, por no sé qué.

Como tantos asuntos relacionados con la sexualidad...

–Con la sexualidad, la discriminación, los preconceptos. Esta cuestión hipócrita de lo que debería hacerse y que nadie hace. El tema sida sigue mostrando lo peor y lo mejor de la gente.

Estuviste en la Conferencia Internacional de Sida Viena 2010. ¿Cuál es tu balance?

–Una cosa estuvo bien: hubo mesas con mujeres donde se tocaban temas de mujeres. Intercambiar experiencias no está mal. Pero, para mi gusto, no se terminan de redondear los temas. Nos quedamos en el diagnóstico, viendo qué. Y el tema es cómo seguir, cómo ir un poco más allá. Y faltó la presencia de distintas poblaciones vulnerables, como la población trans, las personas discapacitadas y las comunidades indígenas.

Una buena noticia es la del gel vaginal microbicida...

–Fue lo más interesante. Hay que seguir trabajándolo y ver lo que pasa, cómo lo masificamos, cómo hacen las mujeres para apropiarse de esto en cuanto a internalizarlo, pero también en cuanto al acceso. Y el desánimo tiene que ver con una opinión personal: en cada conferencia ves todas las cosas que no pudimos hacer. Tenemos muchísimos problemas y no podemos, después de 30 años, seguir diciendo lo que falta, cómo están los países. Necesitamos un salto de calidad en la respuesta. Decir: “OK, ¿cuál es el paso siguiente?”.

ICW tiene una propuesta que planteaste en tu discurso de cierre, en Viena.

–Cuando hablé ante los 6 mil participantes, les dije: “Estamos de acuerdo, no hay plata, los problemas siguen”. Con la Campaña Más Paz, Menos Sida nos estamos planteando el tema de la paz en los pueblos, en los países y qué rol tienen los gobiernos. Decimos “miremos los fondos destinados a los ejércitos, a la cuestión bélica, a la cuestión de defensa, y veamos la cantidad de recursos que se ponen para cuestiones sociales, más claramente de salud y de educación”. Es la propuesta que estamos empezando a balbucear: reasignar los recursos bélicos a la acción frente al sida.

Llevás cuatro años postulada para el Nobel de la Paz. ¿Por qué estaría bueno recibirlo?

–¡No sé si estaría bueno recibir el Nobel! Estaría bueno, claro, porque sería una forma de reconocer que ésta no es únicamente una cuestión médica. Y sería una forma de reconocer, además, que lo que estamos planteando tiene un asidero, es una forma de decirle no a la violencia. Sería un camino interesante para lograr mayor prevención, mayor asistencia. Pero tengo una contradicción, según cómo se mire en tanto estrategia: mientras no lo recibís, podés seguir haciendo cosas.

¿Cómo se lidera una organización a nivel mundial?

–Con teléfono, mail, Skype, como se pueda. Y con demasiado viaje. Estamos tratando de tomar la semilla de lo hecho por ICW en América latina porque es una experiencia que tiene saldos positivos. Estamos trabajando mucho en descentralizar las regiones. En Asia Pacífico marca mucho la violencia y la discriminación. En Europa del Este nos encontramos con las poblaciones de personas adictas. ICW Global está hoy en 120 países del mundo. Es mucho, pero aún no alcanza...

Mudaron la oficina de Londres a Buenos Aires...

–Todo el mundo dice que los problemas se tienen que arreglar en los lugares donde se generan los problemas. Y los lugares donde hay más problemas relacionados con el VIH sida están el Hemisferio Sur. Entonces, si las respuestas están en el Sur, ¿por qué las decisiones siempre se toman en el Norte? Pues ahora estamos haciendo lo que estamos diciendo.

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