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Por Pablo San Roman
Desde Lisboa

Con dos goles de Zinedine Zidane en tiempo de descuento –un tiro libre y un penal–, Francia dio vuelta un partido ante Inglaterra que parecía perdido y logró una agónica victoria en su debut en la Eurocopa. El equipo de Jacques Santini fue dominado por su rival a lo largo de todo el encuentro, pero en los últimos minutos sacó a relucir su categoría de campeón y sumó sus primeros tres puntos en el torneo. A quince minutos del final, David Beckham tuvo la oportunidad de asegurar el triunfo para el elenco británico al ejecutar un penal; pero falló y ello posibilitó un importante envión anímico para que la selección gala se quedara con el triunfo.
Era un partido sobrado de atractivos y ambas aficiones se encargaron de ponerlo de manifiesto con un ambiente espectacular en las tribunas del estadio Da Luz de Lisboa. Los dos equipos fueron fieles a sus estilos futbolísticos. Francia intentó jugar a un toque y los ingleses apostaron a la velocidad y el pase largo y rápido al área. Con esta fórmula, los dirigidos de Eriksson tomaron la iniciativa del encuentro y, en una lección de practicidad, consiguieron el primer gol del partido. Tras un centro de pelota parada ejecutado por Beckham, Lampard, con espléndido cabezazo, puso en ventaja a Inglaterra ante un sorprendido Barthez. Fue la locura para la afición inglesa, que contagió con su entusiasmo a sus jugadores. Con ese tanto, los británicos coronaron un buen primer tiempo frente a un adversario deslucido, muy lejos del nivel de juego esperado.
En la reanudación, Francia se fue en busca de la igualdad, pero sin claridad ni contundencia; en cambio, Inglaterra, de contra, generó varias posibilidades de gol y estuvo cerca de aumentar la cuenta. Fue entonces cuando comenzó a lucirse Beckham con sus pases en profundidad y envíos aéreos que complicaban a una desordenada defensa francesa. El volante del Real Madrid se había convertido en la figura de su equipo. Tuvo la chance de coronar su labor con la ejecución de un penal, que Barthez contuvo.
Con más ansiedad que fútbol, Francia se fue en busca de la igualdad y surgió así el genio de Zidane, quien condujo la arremetida del campeón sobre el final. Con un tiro libre formidable empató cuando se llevaba jugado un minuto de descuento, y luego convirtió un penal cometido sobre Henry por el arquero inglés James, en el tercer minuto agregado. Con dos pinceladas maestras, Zidane le dio a Francia tres puntos que no mereció. El final encontró a los campeones festejando y a los ingleses, sumidos en la desolación. En el otro partido del Grupo B, Croacia y Suiza empataron sin goles. La Eurocopa sigue hoy con dos partidos. Por el Grupo C, Italia enfrentará a Dinamarca y Suecia a Bulgaria.