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Lunes, 28 de febrero de 2011

FúTBOL › ESTUDIANTES LLEGA MAL AL CLáSICO DE LA PLATA

Se le quemó el librito

Está lejos de aquel equipo campeón y cayó ante Banfield, que acertó con el gol de Achucarro y lo defendió al extremo. Perdió el rumbo futbolístico y el sábado le toca un Gimnasia apurado.

 Por Daniel Guiñazú

A Estudiantes le arrancaron todas las páginas del libro con el que Alejandro Sabella armó al equipo que salió campeón. Y Eduardo Berizzo todavía no le trajo uno nuevo para cambiarlo. Su derrota de ayer ante un Banfield prudente, ordenado y no mucho más que eso, le puso en claro que todo está oscuro y que, por este camino, nada bueno lo espera en la Copa y el campeonato. El equipo ha desencontrado aquel funcionamiento que lo llevó a ganar el torneo Apertura. Y sus mejores individualidades (Verón, Braña, Gastón Fernández) y su nuevo DT desde el banco no aportan nada para recuperarlo. Mal con la pelota, mal sin ella y sin una sola idea que valga la pena, a Estudiantes apenas le queda el respeto que supo ganarse no hace mucho y la esperanza de que en algún momento, tarde o temprano, habrá de despertarse.

Hay un atenuante: ayer, en el estupendo estadio Ciudad de La Plata, Berizzo arrancó con la rotación: Mercado (con cuatro tarjetas amarillas), Desábato (cansado), Enzo Pérez (lesionado), Nelson Benítez y Pablo Barrientos (al banco) les dejaron sus puestos a Matías Sánchez, Iberbia, Maxi Núñez, Pereyra y Peñalba, y eso resintió una labor colectiva que, con los titulares, ya venía decreciendo.

Pero también hay un agravante: enfrente, Banfield fue poquita cosa. Se armó para el empate, se encontró ganando sin buscarlo con un cabezazo del paraguayo Achucarro a la hora exacta de juego y de allí hasta el último pitazo de Pablo Lunati defendió la diferencia con uñas y dientes. Tan afilados que Sebastián Méndez, su técnico, sacó al volante mejor dotado (el uruguayo Diego de Souza) y a sus delanteros, Achucarro y Cristian García, y puso a tres mediocampistas de marca (Rosada, Marcelo Quinteros y Delfino) sin ponerse colorado.

De todos modos, semejante repliegue no le complicó la existencia: Estudiantes apenas generó tres situaciones de peligro en toda la tarde (en la más clara, el arquero Bologna, en la misma jugada del primer tiempo, se lo tapó a Núñez y a Verón). Y ninguna de ellas sucedió en la media hora final, cuando hubo que salir a buscar la igualdad sin encontrar jamás el fútbol y la claridad imprescindibles para concretar la tarea.

Berizzo movió el tablero y cambió a Peñalba, Pereyra y Matías Sánchez por Leandro González, Barrientos y Hernán Rodrigo López. Fue como si nada. Estudiantes chocó obstinadamente contra la pared verde y blanca que levantó Banfield al borde de su área grande sin poder derrumbarla. Con fútbol, temperamento, prepotencia. O con una jugada de pelota quieta que antes era su fuerte y ayer terminó desaprovechando una detrás de la otra.

Además, el sábado ante Gimnasia, Estudiantes juega su clásico. Y a ese partido llega mal. Ha perdido el rumbo y no parece cerca de poder reencontrarlo. El domingo, frente a Lanús, Banfield también tiene el suyo. Y de cara a esa topada sureña quedó tonificado. Volvió a la victoria luego de nueve fechas (siete del Apertura y dos del Clausura). Eso sí: no le sobró audacia para justificarla.


Estadio: Ciudad de La Plata.

Arbitro: Pablo Lunati.

Gol: 60m, Achucarro (B)

Cambios: 57m, Barrientos (3) por Peñalba (E); 71m, L. González por Pereyra (E); 72m, Rosada por De Souza (B); 83m, H. López por M. Sánchez (E) y Quinteros por C. García (B); 86m, Delfino por Achucarro (B).

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La expresión de Verón lo dice todo. Se perdió el rumbo.
Imagen: Fotobaires
 
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