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Lunes, 20 de enero de 2003

AUTOMOVILISMO Y MOTORES › BAJO EL DILUVIO, GANO EL TC EN MAR DE AJO

El Arca de Ortelli

El campeón comenzó el campeonato 2003 con desahogo: sacaba un segundo por vuelta con la pista seca, y cuando llegó la tormenta tuvieron que parar la carrera. El piloto de Salto parece no tener rival a la vista.

 Por Pablo Vignone

Acaso la culpa la tuvo el escaso receso, uno de los más cortos de la rica historia del Turismo Carretera. Apenas si hubo siete semanas entre el final de la temporada 2002 y este arranque veraniego, que atrajo a algunos nostálgicos de la época en la que enero sólo significaba, en términos automovilísticos, el Gran Premio de Fórmula 1. Y ese mínimo receso de 49 días no fue suficiente, parece, para convencer a Guillermo Ortelli y a su tropa de que el campeonato ya era viejo y que se abría uno nuevo. No; tan corta fue la pausa que el campeón ni se dio cuenta del cambio y aplastó a la gruesa concurrencia –otros 56 coches además del Chevrolet Nº 1– con la facilidad remanente del 2002.
Cuando se largó el diluvio, pasadita la vuelta 19, el único coche que pasó airoso la primera s del circuito de Mar de Ajó fue el Arca del Campeón; los demás, letrados como Bessone o ambiciosos aspirantes como Ledesma, sacaron la paleta de abajo del asiento y se pusieron a dibujar trompos al agua. En serio: Ortelli ya había sacado casi 20 segundos de ventaja pero, después de esa curva, no podía seguirlo nadie. Por eso tuvieron que parar la bandera roja, como en la última carrera de diciembre, siete semanas atrás. Esta vez era Ortelli, indiscutiblemente, el que estaba adelante. (El que se salvó fue Ledesma, que ya había sido superado por Bessone; la bandera roja obliga a clasificar según la vuelta anterior, y en ésa el marplatense todavía estaba segundo.)
Desde la carrera anterior, en diciembre, Ortelli volvió dos veces a Mar de Ajó, la semana pasada: en ambas marcó el mejor tiempo. Para el de Salto, fue como si el 2002 continuara de manera interminable. Ayer le sacaba un segundo por vuelta al pelotón. Recién a partir de mañana Ortelli se toma vacaciones. Y la próxima carrera se vuelve a correr en el mismo circuito... (Ortelli corrió ocho veces en Mar de Ajó: ganó siete series y cuatro carreras.)
Así como Juan María Traverso supo levantar el nivel del TC en la segunda mitad de la década del ‘90, cuando la categoría hacía su transición de las rutas a los autódromos y el equipo del Flaco enseñaba el camino sobre cómo había que trabajar, es ahora Ortelli es el que recoge esas enseñanzas y alza aún más el listón. A la vista, no aparecen los rivales...
A saber: Omar Martínez, subcampeón 2002, cambió de preparador, sigue con los bolsillos flacos y nunca anduvo en Mar de Ajó entre los 10 primeros; Diego Aventín, tercero en el 2002, acusó falta de potencia para un fin de semana lejano de la punta. Juan Manuel Silva, el otro piloto Ford a priori candidato, anduvo más atrás que adelante, pese a que ahora formó el equipo como le gusta.
Pero, salvo el sorprendente Eduardo Ramos, a los Ford no les fue nada bien en un circuito que, tradicionalmente, favorece a los Chevrolet, que habían metido seis representantes entre los siete más veloces del sábado, que ganaron las tres series y que dominaron la carrera.
Entre la marca, el que aparece como rival de cuidado es, precisamente, Ledesma: le había hecho medio segundo a Ortelli en la clasificación, pero en carrera empezó a perder aceite y no pudo seguirle el tren. Ledesma ha ganado las últimas tres clasificaciones consecutivas, y podría ser perfectamente el némesis de Ortelli: comparten el preparador del motor, Jorge Pedersoli, y ambos tendrán auto nuevo en dos o tres carreras.
La polémica sobre Marcos Di Palma tardará en esclarecerse. La discusión del corto receso, sobre si el arrecifeño debe salir a buscar el título o continuar corriendo como hasta ahora, parece estéril en la medida en que no disponga de un coche competitivo como los de Ortelli o Ledesma. Por lo visto en Mar de Ajó, el auto que preparan los Satriano en Chivilcoy todavía está crudo. Cuando esté más a punto, cuando no castigue tanto las gomas, cuando sea más regular, podrá discutirse si Marcos cultivó el temperamento idóneo para ganar el título.
Lástima grande lo de Traverso: un balancín lo dejó muy pronto fuera de la discusión. En la lluvia del final, con el auto que tenía el sábado,acaso habría sorprendido. No para vencer a Ortelli, está claro. En el diluvio, el de Salto tenía más Arca que ninguno.

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Ortelli en punta, cuando la pista estaba seca. En la lluvia, mató.
 
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