Desde Paraná

–Es el segundo. El mejor sigue siendo el de 2006, el primero que gané, en este mismo circuito, en la última carrera del año, con mucha emotividad como en éste. Pero fue el primero, y además no tengo ganas de festejar, aunque mi familia se muere de ganas. Vamos a dejar eso para más adelante, hoy no hay que olvidarse de Guido (Falaschi) y su familia. Estoy más para irme a mi casa, seguro que cuando llegue Navidad voy a tener una oportunidad más propicia para celebrar.

–La conciencia de los pilotos va a cambiar, seguro. No podemos perdonarnos los errores, muy graves, que se cometieron en Balcarce. Algunos errores, como el de Leo Larrauri, fueron garrafales. Esto es un deporte muy competitivo, un piloto que está a diez segundos, siete, cinco de la punta, no puede correr. Y cada uno tiene que asumir la responsabilidad que le toca: los dueños de los autódromos, los dirigentes, cada uno lo suyo.

–La verdad, me habría gustado más ganarlo en el Obelisco, como estaba pautado, no voy a negar eso. Habría sido una consagración más especial en el callejero de Buenos Aires. Pero salir campeón en la última carrera tiene mucho sabor. Este era mi primer año en Toyota, no puede haber mejor debut.

–En algún momento del año llegué a sacar 50 puntos de ventaja, tuve una primera parte de campeonato que fue brillante. Pero después me pasaron cosas increíbles, se me rompió la dirección en La Plata, me chocaron en Potrero de los Funes, vine a definir en desventaja. Hay muchas cosas que tenemos que revisar en el equipo, nos faltó velocidad en la última parte. Pero yo hice lo que tenía que hacer: vine a ganar y gané. Perder puntos me hizo más fuerte: le puse más pilas, más ganas.

–Síiiii... Siempre estoy motivado, pero hoy me levanté más enchufado. Me desperté a las 4.30, me quedé mirando un poco de tele, y dormité un poco hasta las 7. Me mataba la ansiedad, quería salir a correr. Después, en carrera, fui muy atento, pero dos vueltas antes del final empecé a hablarme, a decirme que era campeón.

–¡Qué sé yo! Ustedes tienen que decirlo. Yo entiendo que tres títulos a los 27 años, o a los 40, son un logro muy importante. Diría es que demasiado para mí, impensado.

–No sé. La verdad. Hay que correrlo. Estoy primero en el torneo, pero ya aprendí que los títulos se ganan, como éste, y se pierden, como me pasó el año pasado, cuando llegué a la última carrera de TC del año siendo el líder, pensando que iba a ser el campeón, y sin embargo... lo perdí. Todo puede pasar. Pero ganar este título de TC2000 es un envión anímico importante.

La Carrera

TC2000.
12ª carrera,
Paraná. 29 vueltas, 122,351 km.

Promedio del ganador: 161,921 km/h
Record de vuelta: Silva, en la 27ª, 1m31s369, a 166,231 km/h
Campeonato: Rossi, 197,5 (campeón); Werner, 182,5; Pernía, 170,5; Canapino, 151; López, 149; Silva, 138.