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Lunes, 17 de octubre de 2016

Devuelvan lo que se llevaron

El texto fue escrito por el periodista fallecido el viernes último, en junio de 1999, y publicado en una contratapa de este suplemento. De la misma manera que los partidos tuvieron ayer un minuto de silencio en su memoria, este es el homenaje de sus compañeros.

 Por Diego Bonadeo

Si es realmente cierto que Suiza –vaya a saber quién– le devolverá a la Argentina –vaya a saber a quién– los cuatro millones de dólares de las comprobadas coimas del episodio IBM–Banco Nación, puede empezar a dejar de ser una utopía aquel imperativo casi quimérico que pretendía “que devuelvan lo que se llevaron”. Por lo tanto, si realmente se vuelve cierto que la presentación judicial que propone no sólo abolir los descensos, sino considerar el Clausura ‘99 algo así como apócrifo, como si el torneo no se hubiera jugado, puede llegar a tener sentencia favorable, abonada en la notoria irregularidad que el torneo tuvo a raíz de las idas y venidas y marchas y contramarchas que afectaron la participación de Racing y de los equipos que debieron enfrentar a Racing, además de los que todavía tienen sus partidos pendientes por las sucesivas autorizaciones y desautorizaciones del juez Gorostegui, entonces habrá que devolver lo que cada uno se llevó.

Tal como sucedió con los cuatro palos y medio de los ex amigos de Cavallo. La nómina sería casi infinita y decididamente desopilante. Por lo pronto y en primer lugar, Boca Juniors tendría que devolver el último campeonato ganado, y simultáneamente Independiente sus cuatro goles. Incluido el de Calderón casi desde media cancha. Quienes disfrutamos de las pisadas y caños de Riquelme deberemos pasar por caja, a entregar a quien corresponda las preciadas imágenes del disfrute, producto de la destreza del mediocampista boquense.

Menuda tarea tendría Griguol para devolver por Gimnasia y Esgrima La Plata, especialmente los diez goles que sumaron Unión de Santa Fe y Gimnasia y Esgrima de Jujuy, todos depositados en La Plata. Difícil tarea también la de los jujeños con sus 15 acumulados en dos fines de semana con feriado bancario en La Plata y en Núñez. Huracán debería retomar a quien corresponda sus sinsabores por el descenso. Platense, todas sus angustias. ¿Cómo justipreciar lo que haya que reponer al auténtico titular del patrimonio, la seguidilla de Ferro, si de esto se trata, sin goles? ¿Cuánto vale realmente la nada, lo intangible, lo inasible para materializarlo en una devolución? Enigma sólo descifrable para especialistas en cuántica.

Si la Justicia decide en definitiva que el Clausura debe considerarse como no jugado, Racing deberá devolver sus ausencias. ¿Cómo se devuelven las ausencias? Y volverá Manera a Vélez, Lalín a Racing, Marchetta a Platense, Ferraro a Colón, Capitano a Unión. Y el “Colorado” Lussenhoff a San Lorenzo, Bizarri a Racing, Celso Ayala a River, Ruggeri a “El equipo de primera”. Dificilísima misión la de Palermo para recuperar los pantalones perdidos en Rosario y más complicado todavía entregar para el inventario de lo que no fue, el famoso penal “bípedo” y recuperar el video de consulta de la FIFA con el informe de Madorrán y el Colegio de Arbitros. Y Ramón Díaz, además de los ocho goles de los jujeños, los gestos y los gritos mediáticos durante los partidos, y los guiños cómplices en las conferencias de prensa, deberá devolver también el traje de saco con cuatro botones –”botones”, todo un símbolo– que la gentileza de algún merodeador paraperiodístico le hizo llegar como regalo para su cumpleaños. Pero hay muchísimo más. Cada centavo de cada recaudación de cada partido deberá ser reintegrado individual y personalmente a cada espectador que concurrió cada fecha a cada cancha. Con las empresas de televisión, se hará un canje. Todos aquellos que estén abonados a codificados o que consuman fútbol por televisión abierta deberán devolver desde la memoria, el subconsciente o el video de cada una de las imágenes retenidas indebidamente, así como el sonido de cada relato, cada comentario, cada repetición, cada boludez y cada ortivada. A cambio, la Asociación del Fútbol Argentino, Canal 13, Telefé, Azul, América 2, ATC, Cablevisión, TyC Sports, Multicanal, Direct TV, la RAI, la cadena colombiana Caracol, La Radio y Televisión Española, la Deutsche Welle, la BBC y los permisionarios de la línea directa al polideportivo de Olivos que autorizan las emisiones de los clásicos futbolísticos presidenciales restituirán a cada uno de los televidentes las respectivas cuotas partes de lo ingresado por derecho de TV, publicidad televisiva y estática en los campos de juego, atuendos de porristas, merchandising, leyendas en gorritos y viseras, más los chivos y las participaciones de Proietto en los diversos programas en los que se hayan debatido trivialidades.

Cuando Raúl Moneta deje de ser un prófugo de la Justicia y se determine fehacientemente si está escondido en la 4x4 de su ex amigo y ex Puma Ricardo Handley, o si Carlos Avila se encontró un aguantadero entre la escenografía de “Tribuna caliente” debajo de los dedos acusadores de Cherquis Bialo, o Julio Grondona lo cobijó en Viamonte 1366, o quizá esté a buen recuado en las oficinas de Pedro Pou, o eventualmente en el baúl del Mercedez Benz con papeles en regla de Constancio Vigil, o quizá camuflado entre las pelotitas de Telefé, recibirá en devolución de cada televidente, oyente o lector, cada una de las obviedades y letras “erre” enfatizadas por Víctor Hugo Morales, cada imagen y cada sonido de las fiestas de la Vendimia de 1999 con los caballitos presidenciales incluidos, y también cada Telerep –ojo el Telebeam es del 13 y allí dícese que don Raúl, nada que ver– con todos los lugares comunes claramente puntualizados por Juan Bava y José Luis Chilavert. Moneta podrá negociar en la Bolsa de Valores cada uno de estos ítems y con lo ingresado, pagar su fianza, y luego decidir si prefiere al juez Literas o al juez Leiva. Como alternativa, el actualmente prófugo podrá recomprar los bancos República o de Mendoza y además adquirir el Mayo, el Patricios, el Banco Integrado Departamental o las corbatas de Marcelo Araujo.

Boca jugó ante Platense en cancha de Vélez, en el Clausura 99.

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