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Lunes, 9 de octubre de 2006

FúTBOL › EL MEJOR JUGADOR DE BOCA

PALACIO

La presencia individual de los jugadores de Boca fue decayendo con el correr de los minutos. Y dentro de ese contexto, la producción de Rodrigo Palacio, la figura de Boca, transcurrió en ese sentido. El delantero bahiense completó un gran primer tiempo, pero en la segunda mitad fue perdiendo peso, hasta terminar bastante desdibujado. Ubicado por derecha, a espaldas de Zapata y lejos de los cruces de Lussenhoff, Palacio encontró un lugar fértil para hacer pesar su velocidad y capacidad de desequilibrio.

Por ese lado llegó al gol, una deuda que tenía, ya que hasta ahora no había podido anotar en ningún superclásico oficial. Recibió de Gago, amagó devolver la pared al medio y, con esa finta, se sacó encima a Nasuti. Cuando Carrizo intentó achicar, le cruzó la pelota al segundo palo para señalar el empate parcial. Y por ese sector consiguió varios desbordes que por muy poco no se transformaron en situaciones netas de peligro, aunque se constituían en una señal de alarma para el fondo de River. Ya en la segunda parte, la importancia del delantero decayó. Sin tanto contacto con la pelota y mejor controlado, prefirió recostarse en el medio, lo que significó menos trascendencia en el juego.

Algo similar que con Palacio ocurrió con Gago, de gran primer tiempo, pero que bajó mucho su producción en la segunda mitad. A partir de su manejo, Boca encontró circulación en el medio, más allá de que no contó con tantas chances de riesgo. Más adelantado que en otros partidos, el volante se convirtió en el conductor de su equipo, y fue el artífice del primer gol, con una buena maniobra individual y un preciso pase para Palacio. Ya en la segunda parte, su rendimiento decayó, en la medida en que Boca fue perdiendo el orden. De un error suyo, al arriesgar una pelota, nació el tercer gol de River, que terminó de derrumbar a Boca.

Los otros rendimientos del equipo de La Volpe pasaron por la irregularidad. En defensa, Silvestre terminó pagando la inactividad y la idea del entrenador de salir jugando siempre. Un error compartido entre Bobadilla y el central derivó en el primer tanto, cuando Farías le robó la pelota y forzó el tiro libre previo al tanto. Luego se fue expulsado por protestar. Daniel Díaz fue uno de los jugadores que mostró mejor actitud, aunque por ese motivo estuvo muy cerca de la expulsión. Exhibió personalidad, aunque entró en la locura y en el desorden en el que se sumergió Boca al estar en desventaja. Morel Rodríguez sufrió con Higuaín, que recostado por su sector lo complicó en el arranque del juego. Con el transcurso del partido encontró su ubicación y terminó siendo el más firme cuando Boca estaba jugado. Metió un tiro libre en el travesaño. Lo de Bobadilla pasó por no brindar seguridad. Arriesgó de manera innecesaria en la jugada del primer tanto y, tal vez, salió muy apurado en el tercero, ya que Díaz cerraba. Luego tuvo un par de buenas intervenciones para evitar una derrota aún más amplia.

En el mediocampo, por derecha, Calvo se mostró como una alternativa válida para trepar y formar un tándem importante con Cardozo. Le faltó definición y terminó reemplazado cuando Boca buscaba dar vuelta el marcador. Ledesma tuvo un partido con altibajos, con mucha dinámica para cortar, pero con cierta imprecisión en la entrega. Con un equipo desordenado, el volante perdió la posición y apeló mucho a los golpes. Un poco más adelante se ubicó Cardozo, que no terminó de pesar en el juego, pese a que insinuó con ser una pieza importante. Sin incidencia en la segunda parte, terminó reemplazado. El otro que terminó desaprovechando la oportunidad fue Dátolo, que no tuvo incidencia en ataque y penó ante Ferrari en el duelo por ese costado.

Lo de Palermo también se fue diluyendo. Apareció en el juego asociado durante la primera mitad y probó a Carrizo con un zurdazo de lejos y un derechazo débil durante ese pasaje. En el segundo, un remate sin sentido, desde cuarenta metros, sirvió de arranque para el contragolpe del segundo gol. Franzoia, Bertolo y Delgado ingresaron cuando Boca ya padecía el partido. Los tres intentaron desequilibrar en base a habilidad, pero no lo concretaron.

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