Arrancó el partido como titular, acompañando a Silvera en el ataque, con el crédito que le otorgaba su gol ante Boca en la semana pasada. Pero el rápido tanto de Banfield y un par de avances mal resueltos ya le habían generado a Gastón Fernández los primeros murmullos de desaprobación. Sin embargo, a los 34 minutos empezó a cambiar la historia. Porque encaró por derecha a Schmidt, lo desairó con una gambeta y enganche hacia adentro y luego sacó un zurdazo que derivó en el penal que cometió Lucchetti. Y allí tuvo su primer momento de gloria de la tarde. Sin perturbarse por el nerviosismo de la gente, picó el penal al medio del arco, mientras el arquero apenas se inclinaba hacia su izquierda. Entonces sí, se ganó su primera ovación en el Nuevo Gasómetro, en su segundo gol con la casaca azulgrana. A partir de ahí recuperó confianza y se lo notó más participativo, sobre todo cuando San Lorenzo salió a buscar la victoria en el arranque de la segunda parte. Incluso hasta se tiró al piso en más de una ocasión. Para coronar su gran jornada, llegó a definir como nueve ante un centro de Silvera, para resolver un partido complicadísimo. En ese momento llegó la segunda ovación de su hinchada. Exhausto por el esfuerzo realizado, Ramón Díaz decidió sacarlo a diez minutos del cierre, cuando San Lorenzo ya aguantaba el partido como podía. Entonces, el “Olé, olé, Gata, Gata” sonó como premio a su tarde soñada.