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Lunes, 16 de mayo de 2011

FúTBOL › JUAN PABLO CARRIZO Y UNA ACTUACIóN QUE DECIDIó EL SUPERCLáSICO

Tarde negra en la Bombonera

Arquero de Selección, clave para sostener a su equipo en esta temporada, no suele cometer las equivocaciones que produjo ayer. River le debe muchos puntos como para reclamarle éstos. ¿Qué pasó en la jugada del segundo gol de Boca?

 Por Adrián De Benedictis

Los hombres con mayor oficio, suele ocurrir, son los que aparecen en los momentos determinantes para liderar un grupo. Pero cuando ellos mismos fallan en esos instantes, el error se hace más notorio. De esa manera le sucedió ayer a Juan Pablo Carrizo, el arquero de River que mantenía un nivel alto y le daba a su equipo la seguridad necesaria para consolidarlo en la lucha no sólo por evitar la Promoción sino también para involucrarse cerca de la cima y disputarle con firmeza el título al líder Vélez. El jugador no respondió ante Boca de la forma que lo venía haciendo, y el conjunto de Núñez sintió esa falencia en un puesto que no permite concesiones.

El inicio de lo que exhibió Carrizo en la cancha de su máximo rival no hacía presagiar una tarde para olvidar rápido sino que auguraba otra actuación para resaltar. El arquero ordenaba a sus compañeros desde su lugar y cuando salía a cortar envíos aéreos, lo hacía con acierto. Incluso en la acción previa al primer gol de Boca reaccionó bien para mandar la pelota al corner luego de un envío de Monzón, que siguió con un desvío en un defensor de River.

Y a partir de ahí, Carrizo tuvo tres minutos fatales. Entre los 27 y los 30 del primer tiempo, dos participaciones suyas tuvieron incidencia directa en el resultado, y ahí Boca aprovechó para marcar los goles y llevarse la victoria más deseada del torneo. En aquel tiro de esquina ejecutado por Pablo Mouche, el arquero no terminó de salir del área chica, se vio sorprendido por la trayectoria de la pelota y él mismo la terminó introduciendo en el arco con la mano izquierda, cuando pretendió rechazarla. Para sus compañeros también fue una sorpresa la definición de la jugada, y nadie se le acercó para respaldarlo.

Carrizo fue rápidamente a buscar la pelota al arco y la lanzó hacia adelante para que continuara el juego, sin ninguna muestra de fastidio. Seguramente la asimilación era interna. Y eso pudo haber derivado en otra respuesta desfavorable tres minutos después. La pelota llegó al área y quedó entre él y Palermo: un pique alto le dio tiempo para salir a buscarla, pero prefirió quedarse en el lugar y eso le permitió al goleador elegir el sitio para ubicarla con un cabezazo al lado del palo más lejano.

De la misma manera que River consiguió puntos vitales a partir de las intervenciones de Carrizo, en el duelo superclásico no pudo aparecer como en anteriores encuentros. El santafesino venía de protagonizar otra jugada sin el final esperado ante All Boys, una semana atrás, cuando fue a buscar un cabezazo al área rival y terminó padeciendo un gol en su propio arco.

El rendimiento que venía ofreciendo Carrizo en este certamen, luego de superar una lesión seria durante la pretemporada, en enero pasado, le permitió ser convocado nuevamente al seleccionado argentino, después de los seis goles sufridos ante Bolivia, en las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial de Sudáfrica. Incluso tiene muchas chances de integrar la lista definitiva que jugará la Copa América en el país, en julio próximo.

En ese sentido, Carrizo intentará dejar atrás lo ocurrido ayer en La Boca, y comenzar a mirar el horizonte con otras perspectivas.

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n Matías Almeyda se pelea con los hinchas de Boca tras ser expulsado.
Imagen: Jorge Larrosa
 
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